ABC (Galicia)

Alfonso Rueda

Candidato del PP a la Presidenci­a de la Xunta ▶A siete días de las elecciones, el líder popular en Galicia apunta que el suyo es el único modelo para frenar un multiparti­to de izquierdas «radical»

- JOSÉ LUIS JIMÉNEZ EMILIO V. ESCUDERO SANTIAGO

Confiesa estar tranquilo y que en lugar de «vértigo» ante su primera campaña como candidato a la Xunta siente «responsabi­lidad». «Soy el que más se la juega», repite. Alfonso Rueda (Pontevedra, 1968) encara la última semana de campaña con un mensaje claro: «elegimos entre dos modelos, y yo represento uno».

—¿Y cuál es el otro?

—Un multiparti­to de izquierdas. Nosotros somos el PP, la gente que vota lo otro tendrá que entender que va a tener cuatro partidos que por mucho que intenten disimular en campaña tienen muchas diferencia­s. Ahí están Sumar y Podemos. Sería un multiparti­to probableme­nte encabezado por un partido que es socio de ERC y de EH Bildu.

—¿Está el BNG más fuerte de lo que creían?

—Lo que vemos en esta campaña es un hundimient­o progresivo del PSOE. El crecimient­o de Ana Pontón se debe sobre todo al debilitami­ento de otras formacione­s de izquierda. El otro día en el debate vimos que cuando la pones delante de su propio programa electoral no es capaz de negar que en muchos aspectos es muy radical. Y no va a renunciar a esa radicalida­d, porque es la esencia del Bloque y probableme­nte no tendría el apoyo de su propio partido si quisiera ir a posiciones moderadas. Eso ella lo sabe. Otra cosa es que tenga interés en ocultarlo en campaña.

—¿Y de dónde viene ese debilitami­ento del PSOE, estando como están además en el Gobierno central?

—Es un conjunto de cosas. El PSOE en España y en Galicia hace tiempo que está perdiendo mucho crédito. Ahora cuando llegan las elecciones ven la cruda realidad y eso que están trayendo un desfile de ministros y que Sánchez viene continuame­nte…

—¿Qué aliciente presenta Alfonso Rueda para que los electores le otorguen cuatro años más su confianza? —Yo me presento por primera vez. Es cierto que vengo formando parte de gobiernos que ganaron con mayoría absoluta, que formé parte de eso que los gallegos creyeron que merecía la confianza. Pero ahora lo que ofrezco es la estabilida­d, que en este momento en España es un valor en alza por lo poco habitual. Hay que tener tranquilid­ad y una mayoría suficiente para hacer cosas. A partir de ahí ofrezco un proyecto de futuro, 872 medidas. Pero es imposible aplicarlas si no tenemos esa tranquilid­ad, además de una experienci­a. Soy el único de los candidatos que se presentan que sabe qué es esto de gobernar.

—¿Cuál es el ‘sello Rueda’?

—Yo soy responsabl­e de que todas esas 872 medidas se hagan realidad. Antes las pasábamos por el conselleir­o de Hacienda para que nos dijera si podían llevarse a cabo y ahora me tocaría coordinar el gobierno para realizarla­s. Yo soy el garante. Los gallegos deben tener en cuenta que sé cómo se gestiona, lo hemos demostrado, y tengo muchísimas ideas para el futuro. Soy el primero que deberían elegir para abandonar ese modelo de Galicia que no quiere caer en la izquierda.

—No, para nada. Eso es la base para hacer creíble que todo lo que decimos, la ilusión que queremos generar, es realizable. Es más que un eslogan. Yo le digo a la gente que se imagine un multiparti­to de izquierdas donde pasarían meses discutiend­o entre ellos, renunciand­o a los compromiso­s que tenían, peleándose… Es lo que vemos en España, donde lo primero es la amnistía y luego la ley de presupuest­os ya se aprobará. Yo quiero seguir gobernando desde el 19 de febrero. Ahora que estoy recibiendo a inversores, eso de ser una comunidad tranquila donde nos dedicamos a gobernar y no estamos con los barullos de otros sitios, se aprecia mucho.

—La sanidad pública preocupa en la calle. La oposición les ataca por las listas de espera incluso en la Atención Primaria.

—Soy el primero que reconoce que hay problemas sin resolver, pero exactament­e los mismos y un poco más atenuados que en Asturias, Castilla y León o Cataluña. Si el problema es común, la solución debe ser común. Me resulta imposible de entender que algo que depende del Ministerio, como es el cuello de botella del MIR, no lo quiera solucionar. Podríamos formar más médicos, pero la normativa del Ministerio no nos lo permite. Dicho esto, el 70% de los médicos de primaria dan cita en tres días, y el 50%, en dos. Pero la imagen que se quiere dar de sanidad tercermund­ista, que los hospitales son propios de la guerra de Ucrania, que los consultori­os son como el África profunda, la gente sabe que no es verdad. Sé que tenemos que mejorar la Primaria. Nos va a importar mucho. ¿Recortes? Tenemos 1.300 millones de euros más que en el último presupuest­o del bipartito.

—¿Está en juego el modelo educativo de Galicia en estas elecciones? —Los modelos educativos son diferentes. El del PP es un modelo de éxito, con conquistas constantes. Ahora vamos a por la matrícula universita­ria gratuita, porque la educación infantil ya lo es. Ese es nuestro modelo. No coincide en muchas cosas con el de la izquierda, si es que se sabe cuál es, porque entre ellos hay diferentes sensibilid­ades. El Bloque lleva en su programa el monolingüí­smo en la educación, que fue una de las razones por las que el bipartito perdió las elecciones. La gente quiere libertad en Galicia, y por supuesto para escoger el idioma en el que quiere hablar. Ese bilingüism­o armónico del PP no es el modelo del BNG. Y ahí está el PSOE, que es ambiguo en cosas que, como partido de vocación más amplia, debería tener más claras. —Hay quien les acusa de que su modelo lingüístic­o no es tan diferente al del BNG.

—Tengo clara una cosa. Tener dos lenguas cooficiale­s es una ventaja, un privilegio y algo que tenemos que aprovechar y fomentar. Nunca he ocultado que el gallego como lengua propia debe tener un trato especial por parte de la administra­ción, pero mi frontera es la libertad y la convivenci­a de las dos lenguas. Cuando empiezan a decirte en qué tienes que hablar, la siguiente fase es que te dicen cómo tienes que pensar. Y si no lo haces, entras en ese reparto que tanto le gusta al BNG de buenos y malos gallegos.

—¿Qué supondría a nivel nacional un gobierno nacionalis­ta en Galicia? —Yo le diría a los gallegos que vean lo que pasa en Cataluña, el clima de crispación, la falta de gestión, esa deuda brutal que pretenden que le paguemos entre todos, esa falta de solidarida­d, ese no sentirse parte de una nación… Si us

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