Moreno arropa y lanza a Rueda, que reta a Pontón a traer a Otegi
▶ El presidente andaluz transmite energía y refuerza el mensaje ante el nacionalismo
Elecciones gallegas 18F
Juanma Moreno inyectó ayer un chute de energía a los populares gallegos. Con un mérito añadido, porque lo hizo en un día complicado, duro, por el asesinato de dos guardias civiles la víspera en Barbate (Cádiz). Pese a todo, el presidente de la Junta de Andalucía no quiso faltar a su cita y aterrizó en Galicia para arropar a su colega Alfonso Rueda, con primera parada en Santiago — después, cena-mitin en Sanxenxo— en su objetivo de lograr la mayoría absoluta el 18 de febrero. Enamorado confeso de Galicia, a la que insistió en calificar de «referente», asumió a conciencia la primera persona para advertir de que «podemos pasar de la estabilidad, la seriedad, el rigor político de un proyecto, una hoja de ruta, a la más inestable de las fórmulas y el mayor lío político», en referencia a un multipartito encabezado por el BNG. Que se prefigura como «la única alternativa al modelo de éxito» del PP, en forma de «cóctel de partidos sin capacidad de gobernar, sin ideas»; que van «en dirección contraria al progreso y el avance de Galicia, y van a meter al conjunto de la ciudadanía en un lío». El guion, aprendido al dedillo.
«Que nadie se quede sin votar, porque se puede arrepentir, nos estamos jugando la prosperidad del presente y el futuro. Galicia no se merece dar pasos atrás. Se merece y necesita seguir dando pasos adelante», arengó, para pedir el «máximo esfuerzo», «poner toda la carne en el asador» en la última semana de campaña. Al tiempo, transmitió optimismo. «Hay ilusión, hay esperanza y hay ganas», dijo. «Se os nota en la cara que esto va bien y va a ir mejor, vais bien», animó. Dijo percibir «muy buenas sensaciones». Y se mostró «absolutamente convencido de que las cosas van a salir bien». Normal que recibiera las ovaciones que recibió.
Agenda intensa
Rueda llegó al acto en un hotel de Santiago después de un recorrido en moto hasta O Pedrouzo (O Pino). Venía de comer en Cuntis, aprovechando una comida-mitin con 400 asistentes. A su vez, le sirvió para reponer fuerzas tras un paseo por Betanzos. Que fue una manera de despejarse tras arrancar temprano (10.30) en Santiago, en la Cidade da Cultura, con un acto sobre educación — en el que rechazó el «adoctrinamiento» en las aulas y «educar en ideologías», en alusión al Bloque; y defendió un modelo que «no cree en ningún tipo de imposiciones», ni «lingüísticas» ni «ideológicas»— que congregó a 1.500 personas. Desde una hora antes de las siete, momento fijado para el arranque, desde la Capilla de la Orden Tercera llegaban los acordes de la Banda de la Veracruz, que ensayaba para acompañar en Semana Santa a la Cofradía de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén. Mientras, iba llegando el personal. 500 personas se congregaron.
Que aplaudieron con fuerza a Moreno, «triste» por lo ocurrido en Barbate, cuando trasladó en su nombre y en el de «toda la familia del PP», la «solidaridad y el cariño a todos a cada uno de los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado». «¡Que lo dan todo!», proclamó. «¡Cómo puede ser que la mafia y el narco se ríen y humillen al Estado español!», clamó, antes de pedir al «responsable», Sánchez, que depure responsabilidades.
Salvo este necesario y luctuoso paréntesis, lo que hizo fue cargar las pilas de todos. Hasta el punto de que Rueda, que subió a continuación al atril, pidió que bajasen las pulsaciones, para agradecer a Moreno que no hubiese faltado a su «compromiso»; y recordar que el BNG quiere expulsar precisamente a la Guardia Civil. Un Bloque al que volvió a dirigir sus principales dardos. «Qué mal deben de estar, que rescataron a la vieja gloria de Beiras», disparó. Y retó: «Si fueran valientes, sinceros, transparentes (...), que traigan aquí a Arnaldo Otegi». A los suyos, que se queden con la «peor» de las encuestas, y que confíen: «Lo tenemos todo pensado. ¡Que vamos con empuje, que vamos con fuerza (…), que lo vamos a conseguir!».