ABC (Galicia)

Abascal, ante el gran reto de encontrar algún resquicio para ser decisivos tras el 18F

▶ Vox insiste en que se juega el escaño con el BNG, una realidad que los sondeos no ven

- JOSÉ LUIS JIMÉNEZ SANTIAGO

Elecciones gallegas 18F

«Siempre dicen que no podemos, hasta que podemos, y luego se inventan otra cosa». Santiago Abascal intenta arengar a sus huestes en esta campaña gallega para que ignoren a (toda) la demoscopia, que les niega siquiera una remota posibilida­d de entrar en el Parlamento. No es la realidad, insiste, es que «las encuestado­ras» están «regadas» por los gobiernos del PP para negarles el pan y la sal. Luego están los datos: el listón de las autonómica­s es demasiado alto para Vox. En 2020 apenas alcanzó el 2%, lejos del 5% mínimo que se exige. En las últimas generales de julio, sin embargo, sí llegó al 5,16%, y a ese clavo ardiendo se agarran en el partido para albergar alguna esperanza, aunque «a veces ocurre que no salimos, como aquí», admitió el propio Abascal ayer durante un mitin en Santiago de Compostela ante un centenar largo de simpatizan­tes.

En el discurso de Abascal –y de los candidatos de Vox– hay casi más inquina al PP que a los nacionalis­tas. Unos y otros se confunden en sus mensajes. «Cuando Vox no está, el PP hace socialismo y nacionalis­mo, porque tienen más miedo que vergüenza», y «estafan» a su electorado, «que cree que apoya unas ideas pero le dan gato por liebre, y se ve que aplican políticas de género, lingüístic­as y educativas, que son de la izquierda». La teoría del partido derechista es que ellos pueden «ponerle riendas a un PP que va siempre a la izquierda, y espuelas, porque les falta valor». Ahí la consigna. «El PP es como el PSOE, pero de color azul», glosó el candidato a la Xunta, Álvaro Díaz-Mella, en metáfora cromática.

Luego hay lecturas que se distancian de la realidad. Por ejemplo, Abascal reprochó al PP haber impuesto en Galicia «más restriccio­nes durante la pandemia que Pedro Sánchez», cuando precisamen­te la gestión del coronaviru­s fue uno de los motores de la cuarta mayoría absoluta de Núñez Feijóo. O identificó «la Galicia mayoritari­a» con el 51% que se abstuvo en 2020 «porque segurament­e estaban hartos de todos, porque los políticos les parecemos una banda de mentirosos». La abstención, sin embargo, tuvo relación directa con la pandemia y el miedo a votar de los colectivos de mayor edad.

Por si acaso, Vox no se vende como una amenaza al PP, sino como un contrafuer­te a la derecha gallega hegemónica. «Nos jugamos los últimos escaños con el BNG, no con el PP», aclaró ayer un candidato, «somos el verdadero voto útil». La demoscopia tampoco dice eso. «Aquí no se rinde nadie; hay un silencio mediático brutal que hay que combatir», jaleó el candidato coruñés Manuel Fuentes, que se descolgó con una encendida defensa «de la lengua gallega, cultura e identidad de nuestro pueblo». Curiosamen­te, ni una bandera gallega en el acto, y sí ‘El novio de la muerte’ en los altavoces. Santiago y cierra España.

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// AGOSTIME (EP) Abascal, ayer junto al candidato a la Xunta, Álvaro Díaz-Mella
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// EFE Montero interviene, ante Faraldo y Belarra, ayer en La Coruña

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