ABC (Galicia)

Montero y Belarra bendicen el renacer de Podemos en Galicia

▶ Reivindica­n el regreso a las calles tras salir de Sumar y una «tasa Ortega» para los ricos

- EMILIO V. ESCUDERO LA CORUÑA

María y Teresa (nombres ficticios) reparten folletos a la entrada del mitin de Podemos, pero solo una de ellas afirma que votará en morado el próximo domingo. No lo hará tampoco por Sumar, que para ella es «un PSOE de marca blanca», sino que elegirá al BNG. El voto útil. A su lado, su amiga afirma, en cambio, que sí votará a Podemos. «Es el autobús que me lleva más cerca de casa», señala con una metáfora que explica a la perfección la diferencia que hay ahora mismo entre la formación de Yolanda Díaz y la de Ione Belarra. «Podemos es el auténtico partido de la calle. El de la gente», explican las dos.

«Podemos siempre ha sido su militancia. Su gente. Personas que, sin esperar nada a cambio, por la conciencia de que todos juntos podemos conseguir cosas imposibles, prestan su esfuerzo», irrumpió Irene Montero, que con su primera frase ya se había metido en el bolsillo a los 300 simpatizan­tes presentes en el acto principal de la campaña. Un mitin «modesto» que forma parte de una campaña casi improvisad­a. Porque la lógica apuntaba a que Podemos concurrirí­a a estas elecciones junto a Sumar, igual que en las generales. Lógica que estalló por los aires con la escisión protagoniz­ada en el Congreso. Aun así, la dirección de Podemos en Galicia abogaba por una coalición que ayudara a desalojar al PP, pero la irrupción de Pablo Iglesias pidiendo el voto para el BNG hizo saltar por los aires cualquier acuerdo.

Así las cosas, el próximo domingo, por primera vez, habrá una papeleta de Podemos a disposició­n de los gallegos, pues siempre habían ido en coalición, pero el 18 de febrero, «por fin tendremos la papeleta morada», señalaba orgullosa Isabel Faraldo, candidata a la Xunta por Podemos.

Su reivindica­ción iba más allá de la simbología de ver el nombre del partido impreso. Orgullo respaldado por la propia Montero y por la secretaria general, Ione Belarra. Las tres protagoniz­aron discursos mellizos, con ideas principale­s que son claves para curarse las heridas que aún siguen sangrando tras la escisión con Sumar. «Hace falta defender el feminismo cuando aparece la reacción machista o la guerra judicial y mediática. Y ahí, en esos momentos difíciles, Podemos se quedó solo. Nos dejó solos el PSOE y nos dejó solos Sumar mientras nos atacaba la derecha», reivindicó Montero.

Además de desligarse del resto de la izquierda, las líderes de Podemos marcaron el nuevo rumbo de la formación. Lo hicieron atacando a Amancio Ortega. «Faraldo fue la única que pronunció en el debate las dos palabras prohibidas: Amancio Ortega. Nadie más se atrevió a decirlo, porque el resto de fuerzas le lamen las botas a Amancio Ortega. Cómo van a subirle los impuestos si no son capaces de nombrarle», señaló Belarra, sobre la opción de elevar la presión fiscal a los más ricos. Una idea que antes había deslizado también Montero y que sobrevuela en el programa de Podemos en las elecciones. «Tasa Ortega» que, según Faraldo, dejaría 1.600 millones en Galicia.

Lluvia de euros para las «políticas reales», como se empeñan en decir, como si las de los demás partidos no lo fueran. Público entregado entre el que no estaban ya María y Teresa. Cansadas, aburridas o descreídas. Quién sabe. Quizá tomando las calles, donde esperan de nuevo para ver si Podemos resurge o se estrella el próximo domingo en las elecciones.

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