Pontón sigue apelando al «entusiasmo» con un discurso que se repite
▶ Dirigiéndose al voto indeciso, se proclama la opción «diferente» y «con manos limpias»
Elecciones gallegas 18F
Pasan unos diez minutos del mediodía, la hora programada, y las butacas del Auditorio de Ferrol están por fin llenas. Suena ‘Fábrica de Luz’ del conjunto autóctono A banda da Loba. Entre aplausos, tras las intervenciones previas de sus compañeros, la candidata nacionalista a la Xunta, Ana Pontón, hace en su mitin una entrada que recuerda a la que daría un artista para dar arranque a un concierto. «¡Buenos días, Ferrol! ¿Cómo estamos? ¿Estamos bien?». El entusiasmo de su público se hace visible con una sonora afirmación colectiva. Sin embargo, al poco de comenzar, queda claro que el fondo del discurso, más que brindar novedades, recupera lo dicho en los últimos actos del partido.
Perseverante, Pontón repitió ayer que «ningún voto que quiera el cambio puede quedar en casa» en unos comicios en los que el BNG invoca una movilización que le podría granjear su ansiada mayoría. La candidata volvió a contraponer la «ilusión» que quiere insuflar en el electorado con una «campaña en B» del PP que, aseguró, busca lo contrario: la desmoralización ante la posibilidad de un nuevo gobierno. «Queda una semana en la que podemos hacer historia», inspiró a su audiencia, insistiendo en que el 18F es factible «conseguir que el rumbo de Galicia se mueva». La misma consigna que impregna su campaña: esa necesidad de dar un volantazo en el gobierno y una dicotomía de alternativas: o «lo de siempre» con el PP o «algo diferente» con el BNG. Llegados a este punto, poco menos que un mantra de la formación nacionalista.
La aspirante, a su propio ver, personifica ese deseo de aire fresco: «¿Cuántos presidentes hemos tenido en estos 43 años de autonomía? Seis: todos hombres y de fuerzas estatales. A la vista está que no pudieron situar a Galicia en el lugar que le corresponde. Va siendo hora de que tengamos una mujer presidenta, con las manos libres para defenderla», argumentó, entre ovaciones. Sacando pecho, continuó: «Nadie desde Madrid me va a poner límites, no me darán órdenes desde ningún consejo de administración. Solo me van a mandar los gallegos y gallegas. Sé bien a quién me debo». Era el preámbulo de una carga contra los populares que todo el auditorio vio venir. «Están tan convencidos de lo que defienden que no van a los debates», afeó, cargando contra los «refuerzos» de su formación: «Primero la caravana de Feijóo, después la de Rajoy y ahora la de los presidentes autonómicos». Pero, apostilló, «aunque traigan a toda la armada y su artillería, el 18F van a saber lo que es perder unas elecciones». El domingo, Galicia saldrá de dudas sobre su pronóstico.