‘Endogamia’ y burocracia, los grandes males
Perla Wahnón, presidenta de la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce), cree que el programa Atrae está bien dotado, pero no es suficiente para atraer el talento que ha acabado en otros países. Confía en que la iniciativa no sea «una gota en el mar» y se consolide y salga cada año de los fondos nacionales. A su juicio, los males de la ciencia española son la «endogamia» –la lacra de los contactos sobre el mérito– y la burocracia. «Las exigencias que se piden a los científicos para volver son tan grandes que muchos, por no pasar por esos requisitos, ni se lo piensan», concluye.
La Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica) lleva años reivindicando programas para atraer el talento científico de vuelta, objetivo para el que incluso ha creado su propio foro de asesoramiento. «Nuestros jóvenes fortalecen su trayectoria fuera del país, pero muchos no vuelven. Francamente, esto debilita nuestro ecosistema de investigación», explica Gema Moreno-Bueno, miembro de la junta directiva de la organización.
Considera que el plan Atrae debería haber tenido más en cuenta «la opinión del personal investigador y las necesidades reales del sistema». A su juicio, «hay que tratar de potenciar la estabilización de los jóvenes científicos, porque en términos de edad del jefe de grupo, España es un país envejecido, y hace falta un recambio generacional». ¿La solución? «Sueldos competitivos, estabilidad, programas de mentorazgo científico... Un entorno menos ‘hostil’ para que la carrera investigadora no sea considerada como un precipicio», enumera. «Si se cuida a los jóvenes –dice–, pueden convertirse en pilares tan esenciales como en su día fueron Mariano Barbacid o Valentín Fuster», grandes ‘estrellas’ que la ciencia española logró recuperar.
Por su parte, Javier Pardo, de Raicex, cree que un plan que da apoyo solo a treinta investigadores «está muy bien para quien lo consigue, pero resulta anecdótico. Hay muchos más que desean volver». Además, considera que debería haber otra propuesta para investigadores no tan ‘top’ como los Atrae pero más consolidados que los Ramón y Cajal.