Gobiernos de potaje
Hay peritos en demoscopia que afirman que el 18 saldrá un rompecabezas
Galicia tiene alguna experiencia, no mucha, en gobiernos de potaje, llamados también de coalición, o simplemente de reciclaje con argamasa o de empanadas de adivina quién te dio. Los gallegos de bastante edad guardamos memoria (y algunos tal vez cicatrices) de aquellos paréntesis excepcionales en el largo ciclo fragafeijooniano. Cuando el caso, la Xunta quedaba constituida a la manera del menú de Cipión y Berganza, los canes cervantinos que estaban a las sobras del hospital de la Santa Cruz, o de aquel famoso potaje que patrocinaba Picadillo en las páginas de ‘El Noroeste’, su periódico: habas, lentejas, garbanzos, bacalao, huevos cocidos, perejil, cebolla, sal y pimienta. Picadillo, por lo visto, pesaba 200 kilos. Así, claro, podía con todo. Ya se ha contado aquí, por divertimento que no por otra cosa, su parentesco con el fiscal Conde-Pumpido.
Los potajes políticos son todavía más indigestos. Ya dijimos que recordamos algunas de aquellas ofertas culinarias. La de González Laxe, con carteras repartidas entre el PSOE, Coalición Galega y una cosa que se llamaba Partido Nacionalista Galego y que eran Rodríguez Peña, González Mariñas y pare usted de contar. Luego vino la larga Pax Fraguiana y, a continuación, aquel relleno imperial aovado de Pérez Touriño y Anxo Quintana (ahora, por cierto, exitoso empresario de hostelería), PSOE y Bloque enfeudados con los suyos, sin vasos comunicantes, sin decisiones comunes y, lo que era peor, con proyectos frecuentemente tiroteados con fuego amigo. «¡Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!», que diría el zorraina de Cabanillas.
Hay peritos en demoscopia que afirman que es probable que el día 18 salga de las urnas no exactamente un gobierno, sino más bien un rompecabezas: un poco del Bloque, algo menos del PSOE, un casi nada de Sumar y un todavía menos de Democracia Ourensana. «¡Xa verás que felices imos sere!».
¡Qué gran poeta era Celso Emilio!