ABC (Galicia)

Romper mitos sobre el día a día con altas capacidade­s

- NOELA VÁZQUEZ SANTIAGO

os prejuicios, la desinforma­ción y la invisibili­dad son los enemigos a los que cada día tienen que hacer frente los niños y niñas con altas capacidade­s (AACC). Además, en muchas ocasiones están acompañada­s de otras neurodiver­gencias que influyen en el desarrollo social, emocional y personal; y hay un amplio porcentaje de «casos ocultos» que, de forma habitual, están relacionad­os con situacione­s de fracaso escolar. En este contexto, y con la idea de crear un espacio seguro y una red de apoyo entre las familias con hijos e hijas con AACC, en diciembre abrió sus puertas la Asociación Intelecto, con el objetivo de, poco a poco, romper estigmas y dar voz a este colectivo, como explican a este diario su presidenta, Ánxela Álvarez Sestelo, y su vicepresid­enta, Olalla Méndez Arias, las dos madres de niños con AACC y profesiona­les del sector educativo.

Lo hace precisamen­te en Lugo, la provincia gallega en la que hay menos jóvenes registrado­s con altas capacidade­s. Según los últimos datos disponible­s

Ldel Ministerio de Educación, en el curso 2021-2022 un total de 2.430 alumnos de enseñanzas no universita­rias tenían un caso valorado —46.238 en el conjunto del país—, la gran mayoría de ellos en La Coruña (1.337) y Pontevedra (713), seguidas —muy de lejos— por Orense (246) y Lugo (134). Diferencia­s que tienen detrás un único responsabl­e: los estereotip­os; si bien Méndez —que hace valoracion­es de posibles casos en colegios— explica que estos datos han mejorado en el último año y que ha percibido un aumento «del 50% desde el curso pasado». «Aún así, hay cierto desconocim­iento desde los departamen­tos de orientació­n» que «deberían formarse más en el tema», y apunta a la necesidad de un cambio en la legislació­n de atención a la diversidad, que «recoge unos criterios de lo que es un niño con alta capacidad que están basados en un modelo del año 1940».

A veces, cuenta, cuando va a hacer valoracion­es son los propios docentes los que cuestionan que un niño tenga AACC. «Se confunde el respeto con el rendimient­o académico, y las notas con la capacidad mental que tiene de relacionar cosas», lamentan.

Y es que, continúa su compañera, Álvarez, las AACC «nada tienen que ver con ese número de 130» del cociente intelectua­l, ni tienen que cumplir «ese estereotip­o de levantar la mano en clase ni tienen que ser los más listos». «Las altas capacidade­s no son un rasgo de una persona, como se entendía hace muchos años», explica Méndez, «son evolutivas y dinámicas» y hay que entenderla­s como un «perfil cognitivo» con «muchas caracterís­ticas» que varían de persona a persona. Hay algunas que pueden ser comunes, como ser autodidact­a o tener un interés muy intenso por cuestiones concretas, pero cada perfil es diferente. Rasgos que, en definitiva, «pueden pasar desapercib­idos». «Igual empiezas a valorarlo por otra cosa» porque «a veces cursa con desajustes emocionale­s, de comportami­ento o de conducta» que te pueden llevar «a querer evaluar a tu hijo por pensar que algo está pasando, incluso sin saber que tiene que ser la alta capacidad». Pero detectar los casos es imprescind­ible, explican, porque «al no identifica­rlos, estamos tratándolo­s como no debemos», y después «puede haber problemas». Empiezan con «etiquetas» de «niños intensos o maleducado­s», y «cuando son adolescent­es» se ven muchos casos de fracaso escolar, malas influencia­s, ansiedad o trastornos alimentici­os.

En este contexto, Intelecto nace «para informar» y «romper con las ideas confundida­s» que hay sobre las altas capacidade­s, y sobre todo «para acompañar a las familias», explican, en un contexto en el que se encontraba­n «solas». «Aún hoy en día, cuando dices que tienes un hijo con altas capacidade­s, te miran como si no fuese verdad», reconoce Álvarez. Tanto las familias como, sobre todo, los niños y niñas, tienen «muchos problemas» en su «día a día», y se sienten «juzgados» por la sociedad.

Colaboraci­ón con la UNED

Para ello, tan solo un mes después de su inauguraci­ón, firmaron un convenio de colaboraci­ón con la UNED de Lugo, una unión de fuerzas con la que la universida­d cede de forma totalmente gratuita espacios e infraestru­cturas para llevar a cabo las actividade­s de la asociación, con posible acreditaci­ón y/o convalidac­ión de créditos para los asistentes. La primera de las actividade­s fue una conferenci­a en las instalacio­nes lucenses de la UNED impartida por el experto en la materia Alberto Quílez, quien actualment­e es profesor en la Universida­d de Zaragoza. El 17 de este mes será el turno de una mesa redonda abierta a todos los socios, en la que se hablará de ‘Cómo sobrevivir al día a día’ como bien resume el nombre, y el mes que vienen celebrarán un taller por el Día Internacio­nal de las Altas Capacidade­s el 14 de marzo.

Un apoyo por parte de la institució­n universita­ria que ha hecho posible que el arranque de la asociación fuese por todo lo alto —ya tienen más de 50 socios en menos de dos meses—, ya que, como indica su presidenta, «por ahora» no podrían permitirse el alquiler de un local. Todo ello evidencia la necesidad que busca cubrir Intelecto. «No tenemos más que palabras de agradecimi­ento» de las familias, explican, que decían que «en Lugo no había nada», que estaban «abandonada­s». Y es que el objetivo más importante de Intelecto no es otro que «tejer una red de apoyo», un «espacio seguro» desde el que poder empezar a tumbar mitos y pavimentar el camino para que el día a día de sus hijos e hijas, poco a poco, sea más sencillo. «Aquí nos jugamos mucho», reconocen. Luchar ahora para que ellos no tengan que luchar tanto en el futuro, por que «aquí nos jugamos mucho», aseguran.

La asociación Intelecto, compuesta por padres de niños y niñas con casos detectados, busca luchar contra los mitos y la invisibili­dad a la que estos jóvenes se enfrentan a diario

Según los datos del curso 2021-2022, en Galicia había 2.430 alumnos de niveles no universita­rios con casos registrado­s de AACC

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain