«El Gobierno de Bukele está haciendo lo mismo que condena de las pandillas»
▶ La hermana del exasesor de Seguridad Nacional muerto bajo custodia denuncia irregularidades
Este lunes la familia Muyshondt enterraba a Alejandro, quien fuera asesor de Seguridad Nacional en el primer Gobierno de Nayib Bukele, en El Salvador. Con este acto ponía fin a seis meses de incertidumbre y angustia por el paradero y la situación de quien formó parte del círculo cercano del presidente salvadoreño durante años.
La noticia de la muerte del exasesor se dio a conocer el pasado jueves, pocos días después de la victoria histórica de Bukele (87% de los votos), revalidando la presidencia; y coincidiendo con las denuncias de irregularidades en el recuento de las elecciones legislativas.
Alejandro Muyshondt llevaba seis meses bajo custodia tras ser detenido el pasado mes de agosto bajo la acusación de revelación de documentos oficiales, «y se le inventó un delito de extorsión, aplicándole así el régimen de excepción [bajo el que han sido detenidas más de 77.000 personas], que no tiene nada que ver con los supuestos por los que le habían detenido», explica a ABC la abogada de la familia, Lucrecia Landaverde.
Sin embargo, todo apunta a que el detonante de la detención fue otro: denunciar, a través de las redes sociales, a un diputado del partido oficialista Nuevas Ideas (NI), Erick García Salguero, por tener presuntamente parientes pandilleros empleados en la Asamblea Legislativa; así como por aprovecharse de su cargo para actividades vinculadas con las drogas.
Durante los meses que estuvo bajo custodia, el exasesor de Bukele no tuvo acceso a un defensor particular y nadie de su familia pudo visitarle, ni facilitarle ropa o alimentos. «No me dejaron pasarle nada porque tenían órdenes de arriba, según me dijeron», explica al otro lado del teléfono la hermana de Muyshondt, quien confiesa sentirse «asustada» por lo que ha pasado con Alejandro: «Todo ha sido muy anómalo».
Incluso conseguir el acta de defunción ha sido un ir y venir entre el hospital donde falleció –que decía no tener el historial clínico– y la Fiscalía, «que nos negaba el expediente, el informe de la autopsia, el acta de defunción .... Sin ella no le podíamos enterrar», señala la hermana.
Alejandro Muyshondt fue un hombre cercano a Bukele antes incluso de llegar este al poder, pero del que poco a poco se fue «desencantando». «Sobre todo en la pandemia, durante la que hubo mucha corrupción. Desde entonces, mi hermano empezó a recopilar todo lo que veía. Se lo presentaba al presidente, y no pasaba nada. Entonces se empezó a frustrar», recuerda. «Ya con lo del diputado involucrado en narcotráfico (Erick García), le consultó si lo destapaba o no, y la respuesta del presidente fue: ‘Haz lo que quieras’. Y él lo hizo público», relata. Alejandro señaló a García a finales de julio en las redes sociales. El 9 de agosto le detuvieron.
«Nunca supimos realmente dónde estaba mi hermano. Solicitamos ayuda a la Cruz Roja, que nos dijo que no estaba en el registro de ningún centro penal. Algunos rumores de periodistas dijeron que estaba ingresado en un hospital, y allí lo negaron. Este hospital –matiza– es donde, según las fuentes oficiales, murió después». También solicitaron un ‘habeas corpus’ «y nos fue negado; y un estudio médico para saber cómo estaba, y también lo rechazaron».
Los rumores sobre el fallecimiento de Alejandro bajo custodia han sido recurrentes durante meses, hasta el punto de que la Fiscalía General de la República
(FGR) colgó un vídeo –«manipulado», según Landaverde– como prueba de vida el pasado mes de noviembre.
Las especulaciones sobre su muerte volvieron a surgir la semana pasada. Esta vez, era verdad. La causa oficial del fallecimiento de Muyshondt que figura en el acta de defunción es la de edema pulmonar, que contrasta con las señales de «severa tortura» del cuerpo, según denuncia la abogada penalista. El edema pulmonar es una de las principales causas certificadas oficialmente en los casos de muerte –alrededor de 200– bajo custodia durante el régimen de excepción en el que vive el país desde marzo de 2022.
Una historia de terror
Según la confirmación oficial del fallecimiento, que tuvo lugar el día 8 de febrero, Alejandro murió el día anterior. Su hermana, que fue la encargada de identificar el cuerpo en Medicina Legal, asegura que lo que vio fue «una historia de terror. Era un hombre corpulento y lo que encontré fue una bolsa blanca casi plana». Allí solo le permitieron ver la cabeza. Fue en la funeraria donde pudo ver el cuerpo completo, al que habían realizado la autopsia «sin autorización de nadie. Y no había necesidad de hacerla si es que había muerto de edema pulmonar», subraya.
Con la voz casi entera, detalla a continuación lo que vio: «Le habían retirado parte de su cerebro, tenía un hematoma muy fuerte en el cuello, como si le hubieran ahorcado; agujeros en su cuerpo, daños en las manos como si hubiera forcejeado, vi quebrados su omóplato, su nariz, las costillas..., y la boca llena de hematomas. Mi hermano fue abierto completamente y vuelto a coser».
Otras personas a las que ha podido consultar la hermana del exasesor y han tenido acceso al cuerpo consideran que la fecha del fallecimiento no coincide con la confirmada por la autoridades salvadoreñas. La sitúan con anterioridad. La familia ha intentado que un patólogo independiente le haga una nueva autopsia, pero nadie quiere realizarla. «Todos tienen miedo», afirma la hermana, que quiere llegar a la verdad «y quiero justicia».
Consciente de que no puede presentar ninguna denuncia ante la Fiscalía de El Salvador, un país donde ya no hay división de poderes, y menos ahora, «que Bukele tiene todo el poder», dice que recurrirá a organismos internacionales –ya se han interesado por el caso la oficina de derechos humanos de la ONU y la ONG Human Rights Watch–. A su favor tiene que tanto ella como su hermano son ciudadanos belgas, y por lo tanto son europeos.
A pesar del dolor e indignación que siente, la hermana del exasesor sabe que el de Alejandro no el único caso de muerte bajo custodia. «No es justo para él ni para todas las familias que han pasado por esto y no tienen visibilidad. Yo quiero dársela. No todo es tan perfecto y tan lindo como muestran las redes sociales», puntualiza. Por último, no oculta su enfado hacia aquellos salvadoreños «que se indignaban con las atrocidades que cometían las pandillas, pero cuando es el Estado el que comete las mismas atrocidades guardan silencio. Y el Gobierno está haciendo exactamente lo mismo que condena de las pandillas, o peor», concluye.
Muyshondt se «desencantó» con los actos de corrupción del Gobierno de Bukele durante la pandemia
La fiscalía tuvo que colgar un vídeo del exasesor como prueba de vida tras los rumores sobre su muerte