El cierre de pisos turísticos podría dejar a La Coruña sin el Mundial de 2030
▶El concello herculino planea limitar las VUT a bajos y primeras plantas, como ya se hizo en Santiago el pasado año ▶La FIFA obliga un mínimo de plazas de alojamiento que, con la limitación de este tipo de viviendas, no se cumpliría
La primera ciudad gallega en enfrentarse al de las viviendas de uso turístico (VUT) fue Santiago, donde el pasado invierno se aprobó la regulación por la que este tipo de alojamientos deben limitarse a las plantas bajas y quedan prohibidas en la zona monumental. La medida levantó ampollas entre los propietarios del millar de pisos turísticos que funcionaban en la ciudad con el permiso de la Xunta y que, desde entonces, están en el alambre. Pendientes de la promesa de una ordenanza que acoja a los pisos que estaban dados de alta en el registro autonómico, el incendio en Santiago parece acotado. Pero las llamas han prendido en otras localidades, caso de La Coruña, donde está proyectada una normativa con muchos puntos comunes con la de la capital gallega.
A finales del pasado año se anunció que el concello liderado por la socialista Inés Rey solo aceptaría VUT en primeros, bajos y edificios enteros. Además, en la Ciudad Vieja y el barrio de la Pescadería la oferta queda limitada a bloques completos. El objetivo es enfrentar el crecimiento exponencial de los pisos turísticos, que a estas alturas representan casi la mitad del total de alojamientos de la ciudad, un 48%. Sin embargo, los propietarios de este tipo de viviendas no han tardado en responder para evidenciar su malestar. Desde la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga) critican el plan herculino. Y exponen que los principales afectados por la medida serán los vecinos de la ciudad que alquilan una única VUT «para completar su economía familiar». En concreto, esta es la realidad detrás del 86 por ciento de pisos turísticos de La Coruña, según la asociación.
«El incendio lo tenemos ahora aquí. Nos estamos reuniendo con los propietarios. Lo que pedimos es que, a la hora de legislar, se tengan en cuenta todas las implicación para la ciudad y sus vecinos», afirma la portavoz de Aviturga, Dulcinea Aguín, que tira de argumentos. «No cuentan con un estudio sobre la distribución y la densidad de las VUT en las calles de la ciudad, ni sobre el impacto económico que suponen para muchísimos sectores, ni tampoco de los perfiles de turistas que se alojan en ellas, ni del propietario que los recibe», concreta a la hora de echar por tierra los motivos esgrimidos por María Pita para la modificación. En la misma línea, el portavoz de Aviturga en la ciudad, Rafael Serrán, aclara a ABC que la propuesta del Concello la conocieron por los medios; porque sobre la mesa de negociación abierta no se puso ningún documento. «Entre los propietarios hay alarma, porque esta limitación afectaría a muchísimos pisos y no tiene sentido. En la mayoría de zonas céntricas, como la Plaza de Pontevedra, hay una, dos o tres VUT, no más», explica Serrán, que pone cifras al fenómeno.
Un tiro en el pie
«En La Coruña hay 20.000 viviendas vacías y los pisos turísticos solo representan un 0,7 por ciento del parque inmobiliario», con lo que, asume, las VUT «no son el causante» de la crisis habitacional. La idea es que la Xunta dé de baja de su registro autonómico a los pisos que no cumplan con la nueva normativa, que las identificaría como sector terciario y las asimilaría con el ámbito hotelero. «Lo que proponen — resumen desde Aviturga— es cargarse el modelo de la tipología preferida por los viajeros».
La oferta de pisos compartidos se ha incrementado un 42 por ciento durante el último año en España, un incremento de la oferta que ha logrado que el precio solo haya aumentado un 5 por ciento, hasta los 400 euros mensuales de media, según un informe publicado por Idealista. En relación con los precios, la tercera mayor subida del país se ha dado en La Coruña, con un encarecimiento del 23 por ciento del costo por habitación. En la actualidad, compartir piso en Galicia es un 52 por ciento más caro que hace una década y ronda los 300 euros. Además, la demanda de este tipo de arrendamientos ha aumentado en los últimos años de manera notable en el caso de las ciudades, las más afectadas por la crisis habitacional y los elevados alquileres.
Pendientes de nuevos pasos por parte del Concello —que ya cuenta con el respaldo de la Xunta, al entender que son los ayuntamientos los que tienen que informar de los incumplimientos de la normativa local, para dar las viviendas de baja en su registro—, los afectados por la regulación han puesto el foco en los efectos que el cierre de pisos turísticos tendrá para la ciudad. Y el primero, y más notable, tiene que ver con la celebración del Mundial de Fútbol de 2030. La Coruña es una de las aspirantes a convertirse en sede de esta celebración deportiva, y su candidatura fue aceptada porque cumplía con los requisitos establecidos por la FIFA, que marca un mínimo de 10.000 camas disponibles. Pero este es un cómputo en el que entran las 5.849 plazas que se ofertan vía VUT. Sin ellas, censuran desde Aviturga, la candidatura peligra. «Sin las viviendas de uso turístico las posibilidades de ser anfitriona del Mundial de fútbol son nulas», remarcan, para arremeter contra la «falta de visión estratégica» por parte del gobierno municipal de la ciudad, que sí cuenta con el respaldo del sector hotelero.