La victoria electoral de Prabowo amenaza con un retroceso democrático en Indonesia
▶ Las encuestas a pie de urna le conceden una sólida mayoría al ministro de Defensa
Indonesia ha votado, y el futuro democráticamente elegido amenaza ahora con conducir de vuelta a un pasado autoritario. El favorito, Prabowo Subianto, ha obtenido una clara victoria en las elecciones generales de ayer según las encuestas a pie de urna, las cuales a falta de resultados definitivos le adjudican el 58% del sufragio, por lo que el hasta ayer ministro de Defensa pasa a ser, de manera oficiosa todavía, el futuro presidente. Sin embargo, sus lazos con la dictadura de Suharto y la influencia encubierta de su predecesor, Joko Widodo, acrecientan las dudas sobre el rumbo del país asiático.
En este 2024 o el Año de la Democracia –pues más de la mitad de la población global está llamada a votar, una magnitud sin precedentes–, Indonesia ha organizado su particular fiesta: los terceros mayores comicios del mundo, solo por detrás de India y Estados Unidos, y unos de los más complejos celebrados en una sola jornada, con unos doscientos millones de invitados repartidos entre tres husos horarios y diez mil islas. Un reto logístico que, una vez despachado, abre otro de naturaleza política.
Las elecciones suponían, en gran medida, una evaluación –con resultado positivo– del presidente saliente, conocido popularmente como Jokowi, quien ha completado el límite constitucional de dos mandatos. Su figura goza de enorme popularidad por haber dinamizado la economía a un ritmo anual de 5% y sentado las bases de un sistema de salud universal. Por contra, para algunos sectores de la sociedad representados por los cientos de manifestantes que esta semana han salido a las calles de Jakarta, Jokowi ha debilitado la democracia y ha medrado para abandonar las instituciones pero no el poder.
Nepotismo flagrante
No cabe prueba más evidente que la condición de próximo vicepresidente adquirida hoy por su primogénito, Gibran Rakabuming Raka, escudero de Prabowo. El nepotismo resulta flagrante: Gibran, de 36 años, pudo unirse a la lista gracias a una modificación legal ejecutada ‘in extremis’ por un tribunal comandado por un cuñado de Jokowi y tío del zagal. La burda treta llevaba así implícita el apoyo del todavía presidente a Prabowo, considerado por tanto el candidato continuista pese a haberse enfrentado a él –y
CLAVES DE LOS COMICIOS
Los de Indonesia son los terceros mayores comicios del mundo en 2024, solo por detrás de India y EE.UU., y unos de los más complejos celebrados en una sola jornada.
58%
Es el porcentaje que le otorgan las encuestas a pie de urna a Prabowo Subianto, hasta ayer ministro de Defensa, una clara victoria a falta de confirmación oficial.
El vencedor estuvo casado con una de las hijas de Suharto y fue general en su Ejército, conocido por sus reiteradas vulneraciones de derechos humanos. perdido– en las elecciones de 2019 y 2014.
Con el triunfo de ayer Prabowo se desquita por fin de ambos fracasos, pero el pasado no acaba de abandonarle por completo. Permanecen prominentes en su retrato los vínculos con Suharto, quien durante las tres décadas de 1968 a 1998 impuso un régimen autoritario en el país. No solo estuvo casado con una de las hijas del mandatario, sino que además ostentó el rango de general en su Ejército, conocido por sus reiteradas vulneraciones de derechos humanos. Cuando la dictadura cayó, Prabowo fue apartado de las fuerzas armadas por ordenar el secuestro de activistas estudiantiles.
Ahora bien: en esta ocasión ha sido capaz de reinventarse como un simpático abuelo bailarín por obra y gracia de las redes sociales, convertidas en elemento clave de una campaña donde más de la mitad del electorado tenía menos de 40 años, el segmento demográfico más significativo. Vídeos del exmilitar bailando en mítines se han popularizado en TikTok, una estrategia para lavar su imagen entre aquellos que por distancia generacional desconocen la gravedad de las acusaciones en su contra.
Entre dos mundos
Prabowo Subianto está marcado por sus lazos problemáticos con la dictadura de Suharto y la influencia de Jokowi
Todo ello ha contribuido a cimentar una victoria más sólida de lo que sugerían los sondeos previos. Estos concedían a Prabowo un 51%, por lo que el margen de error abría la posibilidad de una segunda vuelta, la cual hubiera tenido lugar en junio en caso de que ninguno de los tres candidatos en liza obtuviera más del 50% de los votos y un mínimo del 20% en la mitad de las provincias del país. De acuerdo a los resultados provisionales, en segundo lugar ha quedado Anies Baswedan, exgobernador de Jakarta, con un 24%; y en tercero Ganjar Pranowo, exgobernador de Java Central, con un 16%, este último depositario del apoyo de la formación política de Jokowi, el Partido Democrático Indonesio de la Lucha, una reveladora dislocación. «Creemos que la democracia indonesia avanza bien», ha celebrado Prabowo durante su intervención multitudinaria en la capital tras conocerse los resultados. «La gente ha determinado, la gente ha decidido».
La senda que tome Indonesia bajo su mandato tendrá consecuencias más allá de sus fronteras, dado que el país desempeña un creciente papel geopolítico en la región, asentado en un punto intermedio entre las competitivas esferas de influencia de China y Estados Unidos, en particular tras albergar en 2022 la reunión del G-20 en Bali, donde Xi Jinping y Joe Biden escenificaron una tentativa de acercamiento desbaratada después por el famoso globo espía chino.
La dialéctica entre ambas potencias se caracteriza a menudo como una contienda global entre democracia y autoritarismo, la cual no resulta ajena en Indonesia. Desvelado el resultado de las elecciones, la incógnita reside ahora en sus consecuencias o, lo que es lo mismo, el camino que trazará el presente entre pasado y futuro.