El primer juicio penal contra Trump arranca el 25 de marzo
▶ En el caso de Georgia, la defensa del expresidente busca la recusación de la fiscal
Donald Trump es una fuente inagotable de fechas para la historia y el 25 de marzo será una de ellas: el juez de Nueva York que supervisa la imputación por la falsificación de pagos para silenciar a una actriz porno antes de las elecciones de 2016 confirmó ayer que ese día arrancará el juicio. Todo apunta a que será el primer juicio en la historia de EE.UU. con acusaciones penales contra un expresidente. Estaba previsto que otro proceso –de mayor gravedad, la imputación federal en Washington por el intento de Trump de dar la vuelta a los resultados electorales de 2020– arrancara a comienzos de ese mismo mes de marzo, aunque todo apunta a que acabará retrasándose. Un tribunal de apelación negó a Trump su petición de que fuera inmune a esa imputación por actuar en sus funciones como presidente, pero es probable que el expresidente recurra ante el Supremo y el asunto se alargue semanas o meses.
Los abogados de Trump buscaron ayer algo similar en el juzgado de Manhattan: que el juez desestime el caso o que, al menos, lo retrase por las circunstancias que enfrenta el multimillonario neoyorquino. Todd Blanche, que lidera su defensa, argumentó que Trump se enfrenta a una cascada de juicios en fechas similares y que su cliente se encontrará, además, en medio de una campaña electoral y de elecciones primarias en su partido, por lo que obligarle a ir a juicio en esas condiciones equivaldría a «interferencia electoral».
El magistrado, Juan Merchán, negó las peticiones: razonó que su procesamiento no interfiere en las elecciones y que, de momento, no hay ningún otro juicio con fecha fijada.
La estrategia central de Trump es torpedear los cuatro juicios penales que enfrenta –este de Nueva York, el mencionado de Washington, uno más por la campaña contra los resultados electorales de 2020 en Georgia y un cuarto en Florida por la retención de documentos clasificados tras salir de la Casa Blanca– para tratar de evitar condenas hasta pasadas las elecciones de noviembre.
Al mismo tiempo, Trump ha comprobado que sus juicios son una plataforma electoral excelente y hará campaña desde los juzgados. Ayer, una vez más, se personó en los de Manhattan para presenciar las discusiones entre Merchán y su defensa. Entre otras cosas, las condiciones de la selección del jurado que decidirá sobre la culpabilidad de
Trump, que será con lo que arrancará el juicio el 25 de marzo.
Mientras tanto, en Georgia, otros abogados de Trump buscaban hacer descarrilar el juicio que se prepara allí sobre la campaña que el acusado llevó a cabo para dar la vuelta a su derrota electoral en 2020, con, entre otras, presiones directas a autoridades de este estado clave para que «encontraran» los votos que necesitaba para ganar. La vista de ayer estaba centrada en la relación amorosa entre la fiscal que impulsó el caso, Fani Willis, y un abogado, Nathan Wade, que contrató para que formara parte del equipo de la fiscalía. Según la defensa de Trump, Willis utilizó dinero público –el salario jugoso de Wade– en su propio interés. Contra lo que dijo Wade en su día, una amiga de Willis declaró que la relación entre ambos se remonta a 2019. Wade dijo que arrancó en 2022, después de que Willis le fichara en 2021.
La estrategia de Trump es torpedear los cuatro juicios que tiene pendientes para que se retrasen hasta después de las elecciones