Más atención a los superdotados y sus emociones
En la difícil crianza de niños y adolescentes, aparecen algunos con una capacidad superior a los demás para pensar en detalle, no importa el tema que sea: los superdotados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que son quienes gozan de un cociente intelectual igual o superior a 130 y que su desarrollo intelectual va por delante de su crecimiento, por lo que –en consecuencia– son capaces de entender determinados acontecimientos o ideas al nivel de un adulto, pero, no de gestionar las emociones que les provocan. De igual modo, su elevada capacidad de razonamiento tampoco está al mismo nivel de su capacidad de expresión, ya que comprendiendo cosas verdaderamente dificultosas para el común de los mortales, aún no pueden expresarse con las apropiadas palabras. Así, su detección en época temprana y atención adecuada a base de comprenderles y dejarles aprender a su ritmo, es a todas luces la mejor receta para que luego se desarrollen «sin salirse de las vías», a la vez que sean felices en su paulatino crecimiento hasta mayores y presenten un rendimiento acorde a sus capacidades. De ahí, el reto y responsabilidad de la comunidad educativa, para que –lejos de que sus compañeros se les rían, envidien e insulten, o ellos se aíslen, despisten o aburran– sepan apoyarles de manera incondicional con mimo y listeza, para poder catapultar tanto el tesón como la curiosidad que atesoran, sacando a flote todo su enorme potencial.
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