Y CASCOS DE MOTO Y DE OBRA
Las medidas de seguridad a bordo son una de las derivadas de la investigación que se abrió tras el naufragio. La pista la dieron los mensajes que las familias se intercambiaron con las víctimas horas antes del hundimiento, en los que les confesaban que las jornadas de trabajo eran «draconianas», que los insultos y las malas formas estaban a la orden del día, y que los roles dentro del barco se incumplían. Tampoco tardó en conocerse que los marineros aquejados de Covid fueron aislados en una suerte de caseta sobre unos palés, aunque bajaban a comer con los demás. Pero lo que más llamó la atención al instructor y a las acusaciones fueron los trajes de supervivencia que todo buque de estas características debe llevar. Tras el rescate se confirmó que solo tres marineros llegaron a ponérselos. Fueron Padín, su sobrino y un tercer hombre que fue recuperado del mar. El resto iba con ropa de calle. Estos buzos, apuntan fuentes del caso a ABC, eran de color rojo y coinciden con unas facturas de compra del año 2008 que el Grupo Nores aportó a la causa para justificar que sí contaban con ellos.
Lo llamativo es que en 2018, justo cuando para estos trajes se empiezan a exigir una revisión anual, Nores compró para el Pitanxo otros 26 monos de supervivencia, en este caso de color amarillo. Y de ellos no hay rastro. Ninguno de los marineros lo llevaba y tampoco aparecieron cuando el robot bajó al pecio el pasado verano, lo que hace sospechar que no iban a bordo. La única constancia que se tiene de ellos es que aparecen en unas fotografías que se tomaron durante un simulacro de emergencia al que se sometió la tripulación, «donde los rojos y los amarillos se mezclaron». Sobre estos simulacros, que deben realizarse cada mes, también hay dudas. El inspector de Capitanía de Vigo sostuvo en su declaración que los marineros asistieron a varios de ellos, pero la acusación denuncia que este testimonio estuvo plagado de contradicciones y recuerda que tres de los marineros que desembarcaron en el último momento negaron que esas prácticas se realizasen. Sobre la seguridad en el barco, el informe pericial es contundente. Dice que había «cascos de obra y de moto» en vez de los homologados para el trabajo en alta mar.