Vivir como los primeros cristianos en pleno siglo XXI
esde hace meses la Policía griega estaba tras la pista de una banda de delincuentes que había provocado importantes daños en vehículos y en campos de cultivo en la aldea de Manna, ubicada en una de las regiones más montañosas de la península del Peloponeso. El pasado lunes, y tras una denuncia de un cazador furtivo al que le habían quemado su coche durante una cacería, la Policía localizó una choza de adobe y paja donde habitaba una pareja con sus cuatro hijos. Cuando los agentes se acercaron a la vivienda, tres de los miembros de la familia les atacaron con palos, hiriendo a un agente y provocando la intervención de la Unidad Antiterrorista. Finalmente, la familia logró escapar de las autoridades huyendo por un corredor subterráneo que ellos mismos habían construido, y que comunica la vivienda con un barranco.
Horas después fueron encontrados en un refugio cercano y llevados a comisaría donde se les abrió expediente acusados de causar incendios, violencia contra funcionarios y agentes judiciales, intimidación y violación de la ley de armas, entre otras denuncias, que tendrán que aclarar en una vista pública el próximo 27 de febrero.
La gran sorpresa llegó, sin embargo, cuando los agentes inspeccionaron la vivienda. Dentro del chamizo, la familia había construido a seis metros de profundidad y con sus propias manos un subsuelo formado por una serie de galerías subterráneas, un corredor de 30 metros y una iglesia coronada con
Duna cúpula. Los funcionarios que realizaron el registro definieron en el atestado policial que la familia vive en condiciones «propias de cavernícolas». En el interior de las galerías y en el vehículo de la familia, la Policía se incautó de varias armas de fuegos, arcos, flechas y una ballesta. «No son armas, son artefactos», explicó durante una entrevista a la televisión griega Sevastianí, la madre de la familia. «Son objetos que hacemos artesanalmente, son un signo de nuestra cultura». «En la antigua Grecia
los arcos se consideraban vergonzosos, los antiguos griegos tenían lanzas». Pero al considerarse romanos y no griegos, usan el arco «para diferenciarse de los griegos», dijo el patriarca familiar.
Ayer, todos los medios griegos se hacían eco de la notica de la familia de ermitaños, a quienes han bautizado como ‘los cavernícolas de Corinto’. «No somos griegos, somos romanos y formamos una comunidad paleocristiana», declaró el patriarca de la familia en una entrevista en el canal de televisión Mega. Los miembros de la familia se llaman hermanos entre ellos, se definen como paleocristianos, romanos y no como griegos y siguen el modelo de los viejos creyentes de Rusia o de los amish de EE.UU. Es decir, rechazan el progreso tecnológico y viven «como los primeros cristianos».
La Policía griega detiene a una que vivía en una choza de adobe y paja con arcos y flechas sin agua ni luz
Prohibido ir a la escuela
Los cuatro hijos de la pareja tampoco acuden a la escuela porque sus progenitores no están de acuerdo con el currículo educativo de Grecia. «Nuestro credo nos lo prohíbe, así que nosotros somos los profesores de nuestros hijos», aclara Sevastianí.
La familia ha abierto las puertas a todos los periodistas que han acudido a la zona. Entre chatarra y basura, se accede a la vivienda que está formada por una vieja caravana y una estructura de adobe, paja y madera donde la familia ha construido su lugar de culto. «Si no tenemos iglesia, ¿dónde vamos a rezar, comulgar, casarnos o bautizarnos?», contestó sorprendida Sevastianí. Ninguna de las instalaciones cuenta con agua corriente ni electricidad.