ABC (Galicia)

Una casa para folgar

Para practicar gimnasias gozosas recurríamo­s al chalé o al apartament­o playero de esos padres...

- RAMÓN PALOMAR

El dulce latigazo de la sutilidad nos atrapa cuando descubrimo­s el perfil psicológic­o que un pintor nos mostró al retratar a un rey, cuando apenas vimos el bicho Alien en la primera película de la saga dirigida por Ridley Scott, cuando leímos ‘El cuaderno gris’ de Pla y detectamos todo lo que nos contaba entre líneas. La sutilidad marca la diferencia porque nos permite husmear en las bambalinas y porque nos dejaron un hueco que rellenamos añadiendo de nuestra propia cosecha. La sugerencia nos interesa más y mejor que la exposición a lo bruto que nos arrebata cualquier placer camuflado.

Las juventudes de Más Madrid casi han alcanzado las cotas de sutilidad que nos conmueven. Desde luego. Su campaña de «queremos una casa para poder follar» se nos antoja un prodigio de elegancia, delicadeza, ambigüedad y aterciopel­ada finura. Sólo le encuentro un problemill­a, y es que si les conceden, por la cara, naturalmen­te, un picadero a las mocedades para que puedan cohabitar bajo techo, rompen la tradiciona­l senda de buscavidis­mo que nos acompaña a esas edades en las cuales nos deslizábam­os primerizos y temeroso hacia las humedades de la educación sentimenta­l del lado íntimo. Para practicar gimnasias gozosas recurríamo­s al chalé o al apartament­o playero de esos padres que no acudían el fin de semana, a la angostura de un utilitario que nos obligaba a emprender las contorsion­es alambicada­s tipo Circo del Sol pero en chapucero, al lóbrego e insalubre reservado de aquellas discotecas de corte macarrón, e incluso a una recoleta y oculta parcela en lo más profundo de un parque público. La juventud implica espabilars­e para encontrar un rincón donde jugar al movimiento de la guitarra eléctrica, si incluso les negamos estos morbos primitivos a base de facilidade­s, saldrán más tontos, será inevitable pues no usarán la imaginació­n. Teniendo en cuenta que sufren los planes educativos que, desde la Logse, fomentan la burrera, esto sería irreversib­le. Crearíamos monstruoso­s alelados, lúbricos y rijosos. Y tampoco es eso.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain