Victoria arrastrada del Barça
▶ Un penalti en el tiempo añadido, anotado a la segunda por Lewandowski, da el triunfo a los de Xavi
Fútbol
Lo más difícil de escribir una crónica que se entrega justo cuando termina el partido es ir transmitiendo al lector, que ya conoce el resultado cuando la lee, el estado de ánimo adecuado según avanzan los acontecimientos. Esto se volvió imposible con el Barça, que puede alternar minutos de excelente fútbol bien trenzado con otros de desidia o de total decaimiento. Lo más prudente es contar con que el equipo de Xavi va a hacer lo imposible para regalar al rival los tres puntos por mucho que desde el principio la tarde se le ponga propicia.
No fue el caso contra el Celta. El Barcelona, con muchas dificultades para sacar el balón limpio, y el rival todo lo hacía mejor salvo en el último tercio de su ataque, que se perdía y vivía lejos del gol. Xavi vivía lejos hasta del campo rival. Poco a poco Lamine Yamal dejaba el rastro de su clase y casi marca de una intencionada parábola que rechazó bien Guaita. Larsen devolvió el golpe y Ter Stegen estuvo también a la altura de las circunstancias. Allende vio la amarilla por barrer a Pedri y Christensen por dejar a Iago Aspas un parecido recado.
El Barça intentaba calmar el partido a través de posesiones más largas, que efectivamente producían el efecto anestesiante pero sin encontrar profundidad. Alguna luz se encendía de vez en cuando –Lamine Yamal sobre todo– pero el equipo estaba inseguro, perdía demasiados balones y no tenía continuidad. El Celta tampoco mostraba su mejor versión. Fútbol tosco, gris, sin ritmo. Víctor Roque proponía desmarques interesantes pero la poca delicadeza en el primer toque frustraba sus posibilidades. No fluía el Barça, no encontraba el punto de apoyo para hacer palanca; no fluía el Celta, el segundo equipo más físico de la Liga, y es preocupante que Pedri esté tan impreciso a estas alturas de la temporada. Este chico es muy bueno pero tiene que dar algo más si quiere cuajar como gran estrella.
Se movían poco los azulgranas y tan quietos era muy difícil encontrar espacios en una defensa tan poblada. Sólo Lamine Yamal sobresalía de la mediocridad general, pero fue Lewandowski quien de un buen latigazo inauguró el marcador. En la más funesta tradición de Xavi, a punto estuvo el Celta de empatar en la siguiente jugada. No sucedió pero esta falta de concentración es imperdonable.
Tras el descanso, Íñigo Martínez salió de improvisto por Araujo y al Celta le bastó con minuto y medio para empatar.
1
Guaita Mingueza (85) Starfelt Domínguez (46) Ristic (58) Allende (77) Tapia
Beltrán
De la Torre Aspas
Larsen (85)
Núñez (46)
Manu Sánchez (58) Swedberg (77) Kevin Vázquez (85) Douvikas (85)
GOLES
m.45: Lewandowski. Lewandowski (p.).
EL ÁRBITRO
Amonestó a Allende, Christensen, De Jong, Ter Stegen e Iñigo Martínez. 8
4 236 97
4
2
11 34%
2
8 4 578 94 1 5 13 66% Primera jugada de la segunda parte, desesperante. El Barça se deja hacer daño siempre de la misma manera. Hubo mala suerte porque el disparo lo desvió Koundé, pero Mingueza y Aspas pudieron llegar sin ninguna oposición de la zaga visitante. Desconcierto de los de Xavi tras el gol, lo que decíamos del estado de ánimo. Víctor Roque, incapaz de controlar los balones que recibía. Raphinha y Gundogan entraron por este y Christensen. Ristic se rompió y fue sustituido por Manu Sánchez. El bocadillo de pan sin nada de la primera mitad fue también la característica de la segunda parte. Benítez no hace jugar bien al Celta y en Balaídos lo saben. En su dibujo, los jugadores parecen mucho peores de lo que en realidad son. El Barça tenía mucha suerte de lo mucho que Benítez perjudicaba a los suyos con el sistema de juego que menos les convenía, incapacitándolos para aprovechar los infinitos regalos visitantes en su particular juego de los disparates.
El Celta creía en la victoria, presionaba, pero no tenía nivel para terminar las jugadas. El Barça no generaba casi nada en ataque y todo lo fiaba a un eventual milagro de Lamine Yamal. Fermín entró por Pedri y Swedberg por Allende. En el progresivo cansancio local, que llegó a ser agotamiento a partir del minuto 80, el Barcelona pareció más habilitado para los minutos finales, pero continuaron pasando más cosas en el área de Ter Stegen que en la de Guaita.
Un claro penalti a Lamine Yamal dio la victoria al Barcelona de la única manera que podría haberla obtenido. Tan mal están los de Xavi que Lewandowski falló, pero tuvo que repetirlo porque el portero se había adelantado. La victoria no enjuaga la vergüenza.
no puede trabajar con nosotros», dijo Iraola en otoño.
Se cerró la puerta inglesa y pasó varios meses lejos del fútbol profesional. Hasta que hace cuatro días, el Rayo Vallecano destituyó a Francisco y decidió volver a tentar al navarro. Esta vez, la respuesta fue positiva. «En verano tuve la opción de regresar, pero no la sentía como propia. Iraola había creado algo y quería seguir con él. Sin embargo, por el destino no pudo ser y ahora estoy aquí. El Rayo de Andoni fue de Andoni y el Rayo de Íñigo va a ser de Íñigo», explicó en su presentación.
Pérez tiene 36 años y es, por supuesto, el entrenador más joven de la Liga (incluso hay jugadores mayores que el pamplonica en la plantilla de la franja como el propio Radamel Falcao, verdugo de su actual técnico en la final de la Europa League de 2012). Aunque, al margen de su edad, el exfutbolista que quiso ser entrenador tras ser dirigido por Marcelo Bielsa, acompañado de Adrián López como segundo, intentará demostrar que está capacitado para virar la mala dinámica de los vallecanos. Este mediodía, en su debut ante el Real Madrid (14.00 horas, Movistar Pérez tendrá la primera oportunidad para reencontrar al Rayo con la victoria tras cinco partidos consecutivos sin saber nada de ella.