ABC (Galicia)

No hay Lady Macbeth

- LUIS DEL VAL

Casi todos los burócratas de Bruselas han olvidado que la guerra fría comenzó con un referéndum en Crimea, parecido al que los secesionis­tas catalanes ya anuncian que van a organizar

PUTIN está solo. La madre de sus hijas hace tiempo que se independiz­ó con ellas, y la atleta que se dedica a los servicios auxiliares de azafata no tiene otra influencia que la de elegir vestidos, que nunca se podrá poner en París… Al menos de momento.

Casi todos los burócratas de Bruselas se han olvidado de que la guerra fría comenzó con un referéndum en Crimea, alarmantem­ente muy parecido al que los secesionis­tas catalanes ya anuncian que van a organizar. Pero como Putin-Macbeth ya sabe que sus enemigos europeos practican la frivolidad de estar más pendientes de festivales de cine y de la organizaci­ón de Juegos Olímpicos que del futuro político, invadió Ucrania para devolverlo­s a la realidad, porque un asesino no soporta que no lo tomen en serio. China lo frenó, porque no tienen las cosas a punto, y necesitan ultimar el control de los minerales de África, esos que nos esclavizar­án en el futuro, y de los que dependerem­os, después de tantos años en los que ecologista­s seráficos europeos –como empleados sin sueldo– nos hayan convencido de que usemos coches eléctricos, que no funcionará­n sin los componente­s que nos venderá China. Asimismo, han calmado a Putin, y le han recomendad­o que vaya más lento; primero, porque China quiere fortalecer su mayor control de la economía mundial, y, segundo, porque si la guerra de Ucrania se alarga, Rusia se debilita y, también, Putin, al que China es posible que le busque un sustituto, porque la estabilida­d de los psicópatas asesinos no siempre es previsible, y Macbeth tenía una señora a su lado, y brujas que se le aparecían y le daban ánimos. Es cierto que Putin carece de esos auxilios, pero controla armas nucleares, y tiene una soberbia tan inmensa que, cualquier día, ante una mínima humillació­n, puede responder con una ojiva nuclear de consecuenc­ias imprevisib­les.

Deslumbra el asombro –cateto y pueblerino– de los secesionis­tas catalanes con el cobarde Prófugo a la cabeza, seguido del ciudadano Aragonés García, porque se miran el ombligo y no ven allí a China, ni a Trump, ni la insólita carrera militar que quiere impulsar Alemania, ni el miedo de Finlandia o la intuición de Estonia, y el pálpito inquietant­e, en Polonia, de sospechar que la Historia se repita. Todavía no se han enterado de que su folclórico referéndum ha adquirido una categoría relevante, porque sus contactos con la Rusia del asesino de Navalni están en el rastreo de los servicios secretos de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, debido a su carácter de alta traición.

Y cada vez que el Gran Pijo de la Delincuenc­ia, Donald Trump, hace alguna referencia a dividir la OTAN, más escudriñan los servicios secretos, y más relevancia les dan a los trapicheos de los catetos secesionis­tas con Macbeth-Putin. Y eso no lo puede arreglar Pedro I, ‘El Mentiroso’.

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