ABC (Galicia)

El barón ‘normal’ se legitima en las urnas

▶ El sucesor de Feijóo, menospreci­ado por la oposición, ve avalado su modelo: continuida­d con un estilo propio

- PABLO PAZOS SANTIAGO

ace un par de años, cuando asumió la presidenci­a del PP gallego, Alfonso Rueda Valenzuela (Pontevedra, 1968) contaba, ante el otro protagonis­ta de la historia, cómo aceptó en 2006 la oferta de Alberto Núñez Feijóo para convertirs­e en su número dos en el partido. Una conversaci­ón que trasladó a su mujer, Marta Coloret, que le dijo: «Está tan claro que tienes que decirle que no, que estoy segura de que le vas a decir que sí». «No me arrepentí ni un solo día», apostillab­a Rueda. Era consciente, entonces, de que iba a «cambiar» su «vida» y la de su familia. Pero difícilmen­te podía sospechar hasta qué punto.

Quien siempre había sido el número dos, la mano derecha, lleva desde mayo de 2022 ostentando la Presidenci­a de la Xunta. Había, no obstante, un asterisco: le había votado el Parlamento, donde el PP impuso su mayoría absoluta, pero no los gallegos. Desde ahora cuenta con el refrendo de las urnas. Sin aquella etiqueta que le colgaron desde el primer minuto, desde que fue investido, el independen­tismo y la izquierda

Hde Galicia: presidente «accidental», puesto «a dedo». Ni la menor muestra de cortesía.

Lo cierto es que a Rueda le costó desprender­se de la sombra de Feijóo. Y es comprensib­le. Eran cuatro mayorías absolutas consecutiv­as. Una de las expresione­s que más usó al asumir el liderazgo del PPdeG fue «espero estar a la altura». La sucesión se hizo sin traumas; pero, a cambio, sin poder marcar perfil propio. Rueda heredó cargo y equipo de gobierno, del que él venía formando parte desde hacía 13 años. Por descontado, asumió las mismas políticas.

Poco a poco, sin embargo, fue imprimiend­o lo que se acuñó como el ‘estilo Rueda’. Más cercano, más llano, más humilde, más gestor, más hombre de partido –afiliado desde hace casi 40 años, escalando desde Nuevas Generacion­es–. Normal ante todo, sin ningún tipo de miramiento para bajar a la cafetería del Parlamento, recién investido presidente, y disfrutar de una cerveza de la tierra. Uno de esos pecados veniales que se permite quien suelta estrés y quema calorías en moto –con la que ha llegado a mítines–, en bici y corriendo. De esta última forma arrancó ayer la jornada en la que se jugaba seguir o no al frente del gobierno gallego. «¡Qué casualidad!», comentaba con naturalida­d al encontrars­e con una cámara.

A Rueda le costó un tiempo hacerse al traje de presidente, después de 10 años como ‘vice’. «Esta semana que llevo como presidente de la Xunta se me hizo, en el buen sentido, tan larga como los últimos 16 años», confesaba –sin dolerle prendas– en el cónclave, celebrado en su ciudad, en el que cogió los mandos del PPdeG. Quiso que su primer acto como presidente gallego tuviera como ámbito la sanidad. Se arremangó e hizo lo de siempre, trabajar, como cuando fue secretario municipal, jefe de gabinete, director general y consejero.

Los fichajes de Feijóo en el gobierno regional, pensando en un ejecutivo nacional, le permitiero­n imprimir su toque al Consello de la Xunta. Y el paso de los meses le fue asentando. Mientras, se tomó con filosofía compartir momentos como el que vivió en Ordes (La Coruña), cuando acompañó a Isabel Díaz Ayuso y todas las peticiones de ‘selfis’ eran para la presidenta madrileña.

Rueda se fue despegando de la sombra de Feijóo y el siguiente paso fue ir ganando peso nacional. Se escuchó con atención su discurso autonomist­a en el Senado. Y se le escuchará aún más su voz en Génova. En mayo del 22 ya se conjuró para conseguir la quinta mayoría absoluta. Su primera. Pasó con nota las pruebas del algodón del 28M y el 23J. A nivel interno, recompuso el partido en Orense tras el final del ‘baltarismo’. Hizo precampaña en autobús y se vació en una campaña que arrancó en ‘su’ universida­d. Campaña en la que fue de menos a más. Sin perder nunca la serenidad, con un optimismo tranquilo, permeando a los suyos. Ayer sus hijas Beatriz y Marta votaron por primera vez «a papá». «Empiezo el camino más importante de mi vida», dijo en la pegada de carteles. Hoy, legitimado masivament­e en las urnas, lo empezará trabajando.

Rueda no es su antecesor, del que fue tantos años mano derecha. Más cercano, más gestor, más humilde y más hombre de partido

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain