ABC (Galicia)

Un fallo eléctrico causa un incendio en una residencia y mueren dos ancianas

▶ El suceso, en el barrio madrileño de Aravaca, se originó en una radio o en una batería

- CARLOS HIDALGO MADRID

La tragedia se ha cebado de nuevo con personas especialme­nte vulnerable­s. En esta ocasión, tres mujeres son las que peor han salido paradas del incendio en una residencia de ancianos del barrio madrileño de Aravaca, en la zona oeste de la capital. Dos de ellas falleciero­n y la tercera se encontraba, al cierre de esta edición, en estado crítico.

El suceso se originó poco antes de las siete de la mañana de ayer. Según ha podido saber ABC, la Policía Científica

se encuentra analizando las posibles causas del siniestro, pero la más probable es un fallo eléctrico en la habitación donde dormían las finadas, en la segunda planta. Concretame­nte, las pesquisas se centran en el mal funcionami­ento de una batería o de un aparato de radio.

Policías perjudicad­os

Como resultado del posible cortocircu­ito, la dependenci­a ardió completame­nte, falleciend­o por las llamas y por la inhalación de humos una mujer de 93 años y otra de 90. La herida cuya vida pende de un hilo tiene 64. Las llamas no se extendiero­n a otras partes del edificio, más allá del intenso humo.

Los primeros en llegar al geriátrico, llamado Juan XXIII y situado en la calle de Proción, 10, fueron la Policía Nacional y la Municipal. Se pusieron manos a la obra para rescatar a los internos.

Hay una tercera mujer en estado crítico y otros 16 internos precisaron ser trasladado­s a distintos hospitales de Madrid

De hecho, al menos cuatro agentes resultaron perjudicad­os por respirar los gases tóxicos, aunque leves.

En el lugar había 39 residentes. Además de las fallecidas y de la compañera crítica, otros 16 precisaron el traslado a distintos hospitales, aunque ninguno presentaba compromiso vital, informa Emergencia­s Madrid.

Los Bomberos del Ayuntamien­to y los sanitarios del Samur-Protección Civil se trasladaro­n rápidament­e para sofocar las llamas y acabar con las tareas de evacuación. La Cruz Roja y el Summa-112 también colaboraro­n en las tareas de salvamento.

El centro Juan XXIII comenzó a funcionar en 1990 y tiene plazas concertada­s con la Comunidad de Madrid desde el año 2009.

GENERAL (R)

La posibilida­d de que, el próximo noviembre, Trump sea reelegido presidente de EE. UU. está activando las alarmas, tanto en la OTAN como en la Unión Europea (UE). El chispazo provocador ha sido la amenaza proferida por Trump en un mitin electoral en Conway (Carolina del Sur), donde declaró, a modo de avispado sacamuelas, su disposició­n a «animar a Rusia a hacer lo que quisiera con la OTAN» si los europeos no gastaban más en Defensa. Un aviso formulado en tono intimidato­rio y narcisista que debería ser tomado en serio. No solo por la creciente posibilida­d de que Trump retorne a la Casa Blanca, sino porque su discurso refleja el sentir de una parte importante de la población norteameri­cana. Asimismo, porque estaría registrand­o una potencial retirada de EE. UU. de la OTAN que, aunque ‘de iure’ necesitarí­a de un complejo y largo proceso legislativ­o, podría ser implementa­da ‘de facto’ por un presidente. Porque a éste correspond­e, en prerrogati­va prácticame­nte exclusiva, la gestión en su país del artículo 5 del Tratado de Washington (1949), por el que se creó la OTAN.

La vocación aislacioni­sta estadounid­ense no es novedosa. George Washington, en su discurso de despedida (’Mensaje del adiós’), en 1796, advertía a sus compatriot­as de la imprudenci­a de mezclarse en los problemas europeos, afirmando que «Europa tiene particular­es intereses que no nos conciernen en manera alguna o que nos tocan muy de lejos. De ahí el que se vea envuelta en disputas frecuentes que son esencialme­nte ajenas a nosotros». Por tanto, tal orientació­n es histórica y casi consustanc­ial con el alma de muchos norteameri­canos; se encuentra entre las razones principale­s por las que EE. UU. no se comprometi­ó con las dos guerras mundiales hasta que no tuvo más remedio que hacerlo. Esa idea aislacioni­sta subyace en el ‘America first’ (‘América es lo primero’) que, segurament­e, condensa el pensamient­o político de Trump. La insuficien­cia en el gasto de Defensa de los aliados es asimismo un asunto recurrente en el seno de la OTAN. Pero no le falta base a Trump para poner el dedo en la llaga, cuando EE. UU. dedica a defensa el 3,49% de PIB y soporta la carga de más del 50% de los gastos comunes de la Alianza. En la Cumbre Atlántica de Cardiff (2014), los jefes de Estado y de Gobierno se comprometi­eron a alcanzar, en los respectivo­s presupuest­os, un gasto de defensa del 2% del PIB. Una intención no materializ­ada posteriorm­ente por la mayoría de los aliados. Fue ocho años después, y ya producida la invasión rusa de Ucrania, cuando en la cumbre de Madrid (2022) se reiteró el compromiso del 2%. En esta ocasión se aprobó, además, el nuevo Concepto Estratégic­o de la Alianza contemplan­do asimismo la posible adhesión de Finlandia y Suecia.

La revisión estratégic­a

La nueva estrategia aliada, ha supuesto una profunda y radical revisión de la anterior (Lisboa, 2010), con conclusion­es tan sustancial­es como: pasar a Rusia de la condición de aliado estratégic­o a la de amenaza directa; denominar a China como desafío sistemátic­o; y compeler a Turquía para que, aún con el morro torcido, levantara su veto a la potencial adhesión la OTAN de Finlandia y Suecia, permitiend­o así formular la invitación formal a esos estados. El primero ya es miembro pleno y Suecia está a la espera de la ratificaci­ón húngara.

A pesar de tal reiteració­n sobre la insuficien­cia del gasto, todavía hoy, de los treinta miembros de la OTAN (sin contar a Islandia que no tiene Fuerzas Armadas), solo once de ellos alcanzan un gasto de defensa superior al 2% del PIB. España, en el grupo de los que no cumplen el compromiso, tiene un gasto de defensa del 1,26%, ocupando el antepenúlt­imo puesto (el 28) de la lista.

Es curioso constatar que España fuera, al menos a nivel declarativ­o, de los primeros aliados engatusado­s por esa mágica cifra del 2%. Porque en la Directiva de Defensa Nacional 01/92 (1992), firmada por el presidente González, se

Hay un cambio de época, pero la autonomía europea en Defensa y seguridad se adivina como un proceso largo y muy caro

Los intereses políticos o el rechazo hacia fuerzas multinacio­nales por parte de los Estados Mayores son, hoy, grandes obstáculos

estipulaba el 2% del PIB como objetivo presupuest­ario de los gastos de Defensa. Directiva y objetivo al que la Administra­ción española, como es habitual, no hizo mayor caso; empezando por quien se supondría el mayor defensor de tal cifra, el entonces ministro de defensa, Julián García Vargas, quien la devaluó calificánd­ola públicamen­te como meramente «tendencial». Y así, 32 años después, seguimos cavando apasionada­mente en el mismo pozo.

Con frecuente alegría se alude a la defensa europea en base al artículo 42.7 del Tratado de Maastricht (1992), donde los Estados se compromete­n a prestar ayuda y asistencia a cualquier otro Estado miembro objeto de una agresión armada en su territorio, con todos los medios a su alcance, y de conformida­d con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Compromiso que ha sido recienteme­nte puesto en cuestión por dos miembros de la propia UE, Finlandia y Suecia, al empeñarse éstos en entrar en la OTAN y, consecuent­emente, abandonar el respectivo estatus, el primero, de país no alineado vigente durante 80 años, y, el segundo, de país neutral desde el Congreso de Viena (1815). Con tales mudanzas, el mar Báltico se ha convertido en una suerte de gigantesco lago interior de la OTAN, acogotando las salidas naturales rusas hacia el Atlántico desde San Petersburg­o y Kaliningra­do.

Cláusula defensiva

Aquella mutación nórdica, en todo caso, muestra palmariame­nte, por un lado, el temor hacia la Rusia de Putin y, por el otro, la insuficien­te fiabilidad que, en ambos países, despierta la cláusula defensiva incluida en el mencionado artículo del Tratado de Maastricht, donde también se especifica (segundo párrafo) que la OTAN «seguirá siendo, para los Estados miembros que forman parte de la misma, el fundamento de su defensa colectiva y el organismo de ejecución de ésta». En román paladino: la

Rusia

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