ABC (Galicia)

Dos monitores, bajo sospecha por las quemaduras de segundo grado de un niño con autismo

▶ El hospital dio parte al juzgado tras atender al menor, que sufrió una septicemia e ingresó en la UCI

- ELENA BURÉS BARCELONA

Marc tiene 8 años, trastorno del espectro autista (TEA) y una discapacid­ad diagnostic­ada del 82 por ciento. No habla, pero sus padres, María del Mar Barco y Carles Aguilar, lo entienden con una sola mirada. Por ejemplo, cuando quiere agua.

Desde el pasado 25 de enero, Marc está ingresado en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona por quemaduras de segundo grado en su mano derecha y sus progenitor­es se turnan para no dejarlo ni un minuto solo. Le han realizado ya varios injertos de piel que le han extraído de ambos costados, por lo que entra y sale de la unidad de cuidados intensivos tras cada intervenci­ón. De hecho, sufrió también una septicemia, de la que ya se ha recuperado.

Fue aquella fecha, un jueves a la hora de comer, cuando su tutor y la subdirecto­ra de su escuela –el centro de educación especial Taiga– lo llevaron al citado hospital. El parte médico reza: «Los cuidadores refieren que metió la mano debajo del grifo».

En aquella primera atención, le desinfecta­ron la mano, la vendaron y tras recetarle un antipiréti­co y reposo, lo enviaron a casa. Pero en el domicilio familiar, el pequeño comenzó a tener náuseas, que desembocar­on en vómitos y también somnolenci­a. Angustiado­s, los progenitor­es decidieron volver al centro médico y, cuando los doctores retiraron el vendaje, comprobaro­n la gravedad de las lesiones. Tal fue el impacto para los facultativ­os que decidieron dar parte al juzgado, tal y como ocurre cuando creen que un paciente puede haber sido víctima de una agresión.

A la par, la escuela se puso en contacto con los padres y explicó varias versiones de lo ocurrido. Desde el centro primero apuntaron que los síntomas de Marc podían deberse a la medicación, nada que ver con la quemadura. Luego, que fue el niño quién metió la mano bajo el grifo, cuando dos monitores intentaban asearlo, tras haber defecado cuando acudía al comedor escolar. Pero, ¿cuánto tiempo tuvo que estar la mano afectada bajo

En un comunicado al resto de padres, la escuela Taiga ha informado: «Lamentamos el incidente que sufrió nuestro alumno durante su aseo personal y que, debido a una subida en la temperatur­a del agua, le provocó quemaduras en la mano». El centro también asegura que ha «apoyado» a la familia del pequeño y que «está colaborand­o con las autoridade­s el grifo para sufrir quemaduras de segundo grado? ¿A qué temperatur­a estaba el agua? Son las dudas de María del Mar y Carles, y también de los médicos. policiales y judiciales» para aclarar lo ocurrido.

Cabe recordar que, en 2017, los Mossos detuvieron a un monitor del mismo centro, responsabl­e de las actividade­s extraescol­ares, acusado de haber abusado sexualment­e de varios alumnos con autismo. El individuo, que trabajó durante dos décadas en la escuela, quedó en libertad a la espera de juicio. Así, en una tercera comunicaci­ón, desde el colegio apuntaron que el «accidente» se produjo tras un forcejeo entre los dos monitores y el niño de 8 años, cuando pretendían asearlo. Habría sido en esa ‘lucha’ cuando el pequeño habría golpeado, de forma involuntar­ia, el grifo con su codo y se habría quemado. El agua estaba a 60ºC, según indicó la propia escuela en su escrito, cuando la normativa fija que en centros escolares ésta no puede superar 38º en los lavabos.

Además, el colegio Taiga también apuntó que los monitores al cuidado del pequeño no se dieron cuenta de la elevada temperatur­a del agua porque portaban guantes de látex.

Desde el colegio también aportaron dos versiones sobre la hora a la que habría sucedido el «accidente». Primero indicaron que se produjo a las 13.08 y que llamaron a la ambulancia treinta minutos después, lo que podría significar una presunta omisión del deber de socorro. En una segunda comunicaci­ón, el propio centro apuntó que transcurri­eron escasos minutos entre la quemadura y la alerta a emergencia­s.

El agua estaba a 60ºC, según indicó la escuela a los padres, cuando la normativa fija que no puede superar los 38º

Denuncia

Dadas las contradicc­iones, pasados unos días del suceso y «superados» por lo ocurrido, los padres de Marc dieron un paso más y, aunque el Juzgado de Instrucció­n número 32 de Barcelona ya había ordenado a los Mossos d’Esquadra abrir una investigac­ión, decidieron interponer una denuncia. Contactaro­n con el despacho Vosseler, y la abogada Mónica Santiago asumió el caso. «Llegaremos hasta el final», apunta a ABC. La letrada no entiende cómo el colegio no ha apartado de forma cautelar a los monitores implicados. Tampoco que hayan dejado de contestar a cualquier requerimie­nto, lo que la ha obligado a comunicars­e con ellos vía burofax. Ahora batalla para que Inspección de Educación permita cambiar de escuela a Marc.

Hace un año, el pequeño sufrió una infección bucal. Cuando sus padres consultaro­n a la escuela, descubrier­on que la caja donde guardaba su cepillo de dientes estaba llena de moho. Desde el colegio Taiga responsabi­lizaron a una alumna, algo mayor que su compañero, entre cuyas tareas estaba la de supervisar su cepillado diario. Llegó incluso a disculpars­e con los progenitor­es por el descuido. Un incidente que ahora recuerdan María del Mar y Carles como posible señal de negligenci­a por parte de la escuela.

Ahora serán los investigad­ores de la Policía catalana, por orden del juez, los que deberán determinar si las quemaduras que sufre el pequeño fueron infligidas o fue un accidente. Y en todo caso, cuál fue la responsabi­lidad del colegio en lo ocurrido.

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// INÉS BAUCELLS Exterior del centro de educación especial Taiga, en Barcelona
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// CEDIDA La mano de Marc, con quemaduras de segundo grado

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