La fiscal califica de «crimen salvaje» un ataque a puñaladas ante una discoteca
▶ Las defensa niega que fuese «una emboscada» y atribuye la muerte a una pelea
La madruada del 2 de enero de 2023, Gregory, un joven dominicano de 31 años, fue apuñalado a las puertas de la discoteca La Grandota, en Santiago de Compostela. Ayer, en la sede compostelana de la Audiencia de La Coruña, comenzó el juicio contra dos hermanos de origen colombiano y un tercer procesado, que medio en la pelea y que según la versión de la defensa, apuñaló a uno de ellos. La grabación de parte de la escena por parte de una cámara de seguridad de la zona puede ser clave para que el tribunal con jurado popular dirima si se trató de un «asesinato salvaje», como creen las acusaciones, o un homicidio por imprudencia.
Ni la Fiscalía ni la acusación tiene dudas de que fue un asesinato premeditado. La representante del Ministerio Público, en la descripción que ofreció a los miembros del jurado, ayer, en la primera sesión de la vista, calificó el escenario de «salvaje», en el que hubo «puñaladas a diestro y siniestro». «No estamos ante una pelea de discoteca», aseguró la fiscal a los miembros del jurado, a quienes también explicó que «no hubo una posición de igualdad» entre ellos. Y que la intención de los procesados no era otra, según recogió Europa Press, que «el fallecimiento de la víctima».
En la misma línea, las acusaciones particulares insistieron en que se trató de «un asesinato salvaje», y que tuvo el caldo de cultivo en «otras actuaciones violentas en el mismo lugar», que habían protagonizado los mismos acusados. Para las acusaciones, los dos jóvenes colombianos lo único que querían era «dar un escarmiento a los dominicanos por una pelea relacionada con la mujer» de uno de los dos hermanos. «Ellos estaban fuera del local, lo esperaron en la puerta», afirmó el abogado de la acusación, que calificó de «dantescas» las imágenes de la grabación que registró una cámara de seguridad. Recalcó, además, que de la autopsia se desprende que la víctima tenía «heridas de lucha pero no de defensa».
La defensa de los acusados, por su parte, atribuye los hechos a una pelea generada a las puertas de la discoteca, pero sin premeditación, y sostiene que su intención no fue matar a la víctima. Para argumentarlo, el letrado apunta que el informe de la autopsia solo habla de tres puñaladas –dos en el costado, en cruz, y una en la pierna, que seccionó la arteria femoral–, ninguna de ellas «dirigida a zonas vitales».
Este dato, apunta el abogado, debe de tenerse en cuenta a la hora de visionar el vídeo del ataque, ya que «en él se ve como golpean a la víctima» en distintas zonas del cuerpo, asegurando que esos golpes «no son puñaladas», según los datos de la autopsia. También destaca que «una vez que lo inmobilizan, no hay más puñaladas». «Si hubiesen querido matarlo, una vez inmobilizado, podrían haberle apuñalado en el cuello, en el pecho o en el abdomen, pero no lo hicieron», apostilló. Por ello, la defensa sostiene que uno de los hermanos, el que, según sostiene, acuchilló a la víctima, «debe responder por lo que hizo, que es apuñalar a la víctima, pero no tenía intención de matarla». «El supuesto ataque hacia zonas vitales no se corresponde con el informe del médico forense», destacó el abogado ayer en el juicio.
«No fue una emboscada»
Del mismo modo, el abogado defensor asegura que víctima y agresores «no se conocían de nada» y que no hubo «ninguna caza al dominicano». «No es una emboscada», apostilla, tras lo que también tratará de probar que la víctima «no estaba tan indefensa», dado que contó con la ayuda de al menos otra persona -también imputado- y sostenía «una botella rota». Finalmente, el defensor del tercer acusado sostuvo que su cliente no fue el que causó la puñalada de uno de los procesados y que solo participó para «defender a un amigo de su hija» del ataque, dado que no conocía a los agresores «de nada».
Hoy, la segunda sesión de este juicio con jurado popular arrancará en la Audiencia Provincial de La Coruña con la declaración de los procesados y de cuatro testigos de los hechos.
Ocurrió el 2 de enero de 2023 en Santiago, y las acusaciones creen que matar a la víctima era el objetivo de los hermanos