Claves para evitar que las menores se enganchen en una rutina cosmética
▶Las nuevas tecnologías complican la labor educativa de la familia, que ha de apostar por el diálogo más que nunca
imitar la tecnología o prohibirla, no va a hacer que protejamos a nuestras hijas. Toca dialogar mucho, conocer sus preocupaciones, saber lo que hablan con sus amigas, a qué ‘influencers’ siguen, qué buscan en redes sociales… En definitiva, esto va de educación, de conversaciones entre padres e hijos. Y se da cuando hay un clima de confianza entre ambas partes». Así de clara se muestra Laura Cuesta Cano, responsable de Educación Digital para Familias, a la hora de analizar el hecho de que cada vez más menores caigan en la denominada ‘cosmeticorexia’, la obsesión de las preadolescentes y adolescentes por la cosmética. Una vez más, las redes sociales vuelven a estar en el ojo del huracán por dar cabida a niñas que muestran a sus seguidores cómo cuidan su piel.
Una ley escasa
Una vez más, las familias se ven solas ante una situación en la que nada ni nadie ayuda porque, mientras que España sigue trabajando en una ley específica para los creadores de contenido, la realidad es que siete de cada diez ‘influencers’ incumplen la ley europea de protección al consumidor, es decir, no señalan como deberían el contenido publicitario.
«La ley sobre la que aún se trabaja –explica Cuesta– tenía como objetivo primordial la protección del menor por su falta de experiencia, ya que un niño no sabe distinguir entre lo que es un contenido orgánico o publicitario, pues se creen a pies juntillas lo que el ‘influencer’ diga. Sin embargo, la ley sólo va a afectar a un grupo determinado de creadores: los que tengan al menos dos millones de seguidores. Hay muchos que no llegan a esa cifra y, sin embargo, son muy seguidos por la Generación Alfa (nacidos a partir del 2010)».
La ley también prohibirá que puedan hacer publicidad sobre cierto tipo de contenido (alcohol, drogas o apuestas). «Pero hay una línea muy fina –continúa la experta– entre los inapropiados de los ilegales o ilícitos: los segundos sí van a estar regulados pero los primeros no. Sin embargo, los menores no están preparados para un tipo de contenido inapropiado, como pueden ser los productos de belleza, no porque sean ilegales sino porque no son adecuados para su edad. Y en esto no se pone el foco».
«Todo vale para conseguir ‘likes’ y seguidores», añade por su parte Alba Cardalda, psicóloga y divulgadora sobre salud mental. Para esta profesional, la falta de responsabilidad por parte de las propias plataformas y de los creadores de contenido,
Los temidos granitos son el quebradero de cabeza por excelencia de los preadolescentes y adolescentes, tal y como señala la doctora Ana Molina. «Los dermatólogos no nos cansamos de decir a padres y niños que hay muchas soluciones para tratar el acné hoy en día. Un menor que está en un momento del desarrollo tan delicado como es la adolescencia no tiene por qué sufrir un golpe en su autoestima por tener granos que, además, pueden dejar marcas para siempre».
De ahí la importancia también de crear ese clima de confianza en la familia por el que abogan las expertas: solo así el joven compartirá con sus padres su preocupación y acudirá a un dermatólogo en vez de seguir las pautas de un ‘influencer’. junto al acceso temprano a las redes sociales, son las causas que han hecho que miles de niñas hayan caído en la cosmeticorexia. «Otro factor determinante –añade– es que los menores pueden compararse negativamente si no llevan a cabo rutinas similares, lo que puede llevar a una imagen corporal distorsionada, baja autoestima y prácticas potencialmente dañinas».
La autoestima
La realidad es que una menor con una piel sana no tiene necesidad alguna de llevar a cabo una rutina cosmética. «Es una piel que se está formando y lo único que necesita es hidratación y protección solar», explica la doctora Ana Molina, dermatóloga. «Si se usan productos sin control alguno, se pueden llegar a producir irritaciones o alergias en la piel –añade–. Pero, sobre todo, problemas en el desarrollo de la autoestima».
La preadolescencia y adolescencia son momentos claves, pues «se está formando nuestra identidad, la autoimagen, el autoconcepto y la relación que establecemos con nuestro aspecto físico», subraya Cardalda. «El hecho de que los menores reciban constantemente el mensaje de que deben prevenir su piel de arrugas o del envejecimiento, fomenta un rechazo al paso natural del tiempo, lo cual es una batalla insaciable y perdida».
Ante este panorama, las familias tienen mucho trabajo. Laura Cuesta apuesta por educar porque «si no se da un buen clima, lo harán por detrás y aumentarán los riesgos». En este aspecto, Cardalda recuerda que el menor necesita «un espacio seguro en el que recibir apoyo emocional».
«No podemos culpabilizar siempre a las plataformas de publicar contenido tóxico y dañino. Nosotros también tenemos que cumplir las medidas de protección para los menores que implementan», recuerda Cuesta.
Cardalda añade que «es importantísimo supervisar y poner límites en el uso de teléfonos, enseñar a discernir el contenido sano y realista del no saludable en redes sociales y regular el consumo explicando a los menores de forma abierta los motivos de las medidas», son determinaciones claves. Y, por supuesto, ser ejemplo: «Los adultos tenemos que ser sus modelos a seguir».
La fina línea entre un contenido ilegal o inapropiado es lo que da cabida a este tipo de mensajes en la red