Assange, ausente en la audiencia sobre su extradición
Decenas de personas se reunieron ayer a las afueras del Tribunal Superior de Justicia de Londres, donde se celebró la primera jornada de la última y desesperada batalla del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, para evitar su extradición del Reino Unido a EE.UU.
Desde su reclusión en una prisión británica en el 2019, Assange ha enfrentado cargos relacionados con la revelación de archivos militares secretos, en 2010 y 2011, lo que desencadenó un caso legal que ha polarizado a la opinión pública y planteado preguntas fundamentales sobre la libertad de prensa y los derechos individuales.
Esta es la última opción del periodista ante la Justicia británica. Si este último recurso resulta infructuoso, Assange habrá agotado todas las vías de apelación en el Reino Unido, y la extradición a EE.UU., donde se enfrentaría una pena de hasta 175 años de cárcel por los cargos de espionaje, podría ser inminente.
El estado de salud del ‘hacker’ –padre de dos niños– se ha convertido en un factor central en este drama legal. Incapaz de comparecer debido a su frágil condición física y mental, su esposa, Stella Assange, expresó a la BBC que su marido no sobreviviría a la extradición. «No hay posibilidad de un juicio justo si es extraditado a EE.UU.». «Nunca estaría a salvo».
Fuera de la sala donde se celebró la audiencia, activistas, medios y figuras políticas prominentes, como Jeremy Corbyn, quien fuera líder del Partido Laborista, se congregaron para expresar su apoyo a Assange, escena que se repitió en varias partes del mundo.