Valencia, en vilo por el brutal incendio que destruyó dos edificios
▶En solo media hora las llamas envolvían los dos inmuebles, en los que había más de 140 pisos ▶Un angustioso rescate retransmitido en directo y la incógnita de si había gente atrapada aumentó la angustia
Valencia se paralizó ayer por la tarde. Una veintena de dotaciones de bomberos, policías nacionales y locales, personal sanitario, hasta los militares de la UME, que fueron movilizados... Todos volcados en una lucha desigual contra las llamas que envolvían por completo dos edificios, perdidos de forma irremediable. Ciento cuarenta viviendas estaban arrasadas. La angustia aumentaba por el rescate retransmitido en directo por televisión de una pareja, atrapados por el fuego en la terraza de su piso, en una planta 13. Más de dos horas después de declararse el siniestro el milagro fue posible, en buena parte gracias a una serenidad conmovedora de las víctimas. Él tenía quemaduras, pero lo importante es que estaba vivo. Era la única buena noticia de un suceso atroz, de consecuencias y origen aún desconocidos al cierre de esta edición, porque los equipos de extinción advertían a esas mismas horas de que podía haber personas aún dentro del edificio.
El fuego se había declarado sobre las cinco y veinte en una cuarta planta de un edificio la avenida Maestro Rodrigo construido en 2008. Hasta ahí, un siniestro más de los que se producen cada día en nuestro país. Lo que llama la atención es la velocidad de propagación de las llamas, de modo que pronto alcanzaron a dos bloques de la misma finca, uno más alto que el otro. En media hora estaba fuera de control. El viento, de 60 kilómetros por hora, no ayudó. Tampoco los toldos de las terrazas ayudaron, lo mismo que la fachada estuviera cubierta de PVC, pero eso solo se sabrá una vez concluya la investigación. De lo que no hay duda es de que ese recubrimiento no se utiliza en la actualidad, según el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia.
La zona quedó cortada y toda la ciudad podía oír el constante sonido de las sirenas. Los responsables de bomberos tomaban decisiones contra reloj, lo mismo que la Policía Nacional y Local, coordinados desde un centro de crisis. Todos los efectivos disponibles del servicio de extinción de incendios fueron movilizados. Los agentes, por su parte, mantenían el orden en la zona y garantizaban que los vehículos de emergencia pudieran moverse con facilidad. Además, se montó un hospital de campaña en la zona para los primeros auxilios.
«Algo ha fallado»
«Algo ha tenido que fallar para que se haya descontrolado de esa forma», insistían anoche expertos consultados por ABC, que al filo de las siete de la tarde ya daban por perdidos los dos inmuebles e incluso por momentos se llegó a temer que las llamas también alcanzasen los inmuebles próximos. Los bomberos solo podían atacar las llamas desde el exterior, porque desde dentro era imposible.
A esas mismas horas se temía un colapso de los edificios, precisamente cuando todas las televisiones y web de los medios de comunicación seguían minuto a minuto el rescate de los atrapados en la planta 13, que fue acogido con aplausos. También se vio a vecinos de las plantas más bajas tirarse a una colchoneta desplegada por los bomberos. El tiempo pasaba con una lentitud aterradora, mientras las imágenes de los que intentaban luchar contra el fuego, impotentes ante la magnitud del incendio, hacían presagiar la tragedia.
La gran incógnita, claro, era saber si había gente atrapada, al margen de los de la terraza de la planta 13. De haberlos, las posibilidades de un rescate eran nulas. El testimonio de uno de los vecinos alumbraba algo de esperanza. «Venía de hacer deporte cuando se ha originado el fuego. Los vecinos están tirados en el suelo, por la calle... Todos los pisos están calcinados. Aquí viven muchas familias, pero creo que por fortuna han salido todos»... Será el paso de las horas el que dicte sentencia.
La Policía Local habilitó un teléfono para los familiares de las personas afectadas. El Ayuntamiento también activó al Servicio de Atención a Urgencias Sociales y Colaboración en Emergencias y al Equipo de Respuesta Inmediata de Cruz Roja. La atención, no solo física sino también psicológica, se antojaba imprescindible.
Julián, el conserje de uno de los edificios, se convirtió en el ángel de la guarda de muchos de los vecinos. En cuanto se percató de las llamas alertó a todos los pisos y pidió a sus moradores que bajaran a la calle lo más rápidamente posible. Muchos lo hicieron solo con lo puesto.
Pasadas las ocho de la tarde la Policía Nacional condujo a los vecinos desalojados al hospital de campaña, en una de las salidas a la avenida General Avilés. El dispositivo sanitario era el mismo que se activó en el accidente de Metro de Valencia del 3 de julio de 2006, cuando murieron 43 personas. El parte de heridos de ayer hablaba al cierre de esta edición de trece personas heridas, seis de ellas eran bomberos. Uno de ellos con fractura de muñeca, además de dos hombres con quemaduras en las manos e inhalación de humo, una mujer y un varón con la misma patología y un chaval de 9 años igualmente intoxicado por la densa humareda.
A las 8 y 20 de la tarde los trabajos de extinción se centraban en los focos activos, pero ya se habían dejado de ver las grandes llamaradas de media tarde, al haberse calcinado la mayor parte de los enseres de los distintos pisos. La imagen de los edificios, en ese momento, era fantasmagórica. Algunos bomberos empezaban a entrar en las plantas más bajas de uno de los inmuebles para hacer una primera inspección de la zona. Valencia, al cierre de esta edición, seguía en ‘shock’. Y esperaba respuestas.
Valencia movilizó todos los bomberos disponibles y se activó el mismo dispositivo sanitario que en el accidente de Metro de 2006
Los toldos y el PVC de las fachadas contribuyeron a la propagación de unas llamas que solo se podían combatir desde el exterior