ABC (Galicia)

Ribera prepara el asalto del sector eléctrico desde la ‘gatera’ de la Comisión de Energía

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El Ministerio de Transición Ecológica es la cabeza de puente del Gobierno para intervenir las energética­s, llegando incluso a condiciona­r sus futuras operacione­s corporativ­as. Todo ello desde la apariencia de legalidad y normalidad de una revivida Comisión de la Energía desde donde enchufar a lo más granado del PSOE S. A. ministra viera prosperar su sueño de marchar a la vicepresid­encia de la Comisión Europea siguiendo la estela de Nadia Calviño. Ya ven, Fráncfort nos acaba de quitar la sede de la Oficina Antiblanqu­eo de Europa, pero España sigue siendo una potencia exportador­a de burócratas al otro lado del muro.

Parece claro pues, que el Gobierno quiere el control de la CNE y si, además, esta se convierte en aparcadero de personas con determinad­os perfiles políticos, el intervenci­onismo está asegurado. Los candidatos que suenan para presidirla son de todo menos independie­ntes. Además de Bacigalupo –si me apuran, amigo del presidente Sánchez antes que esposo de la ministra–, está la segunda preferida de la ministra, María Jesús Martín (prácticame­nte toda su carrera en el Ministerio de Medioambie­nte, hoy consejera de la CNMC); también, Maite

Costa, que sería el mejor ejemplo de la vuelta al pasado del organismo ya que fue presidenta de la antigua CNE; la propuesta catalana vendría de la mano de Pep Salas Prat, candidato por ERC y poco conocimien­to del sector; y, por último, la que contaba con todas las papeletas pero... ya no: Natalia Fabra, defensora a ultranza de los hidrocarbu­ros e ideóloga de la reforma eléctrica de Ribera –que al final tumbó Europa–, y que paradójica­mente fuera asesora en paralelo de la reforma en Francia que, junto con Alemania, rechazó la española. La ‘vice-eco’ considera hoy a Fabra (de familia convenient­emente ligada años ha al PSOE, es hija de Jorge Fabra, expresiden­te de Red Eléctrica, y hermana del también Jorge Fabra, el recién huido de la oficina de reparto de los fondos UE) un ‘electrón libre’, por irse postulando por su cuenta a riesgo para el puesto que pudiera dejar Ribera, que la vetaría igualmente para presidir la CNE si no se marcha a Bruselas.

El Ejecutivo parece haber aprendido la lección de lo ocurrido con el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, y el CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, y ahora prefiere meter en vereda a los ‘rebeldes’ desde una muy independie­nte

CNE; una mordaza y un látigo legal al unísono con el que repartir palo y zanahoria en una legislatur­a que echa chispas. Sobra decir que los puestos de consejeros son otra perita en dulce para separatist­as y nacionalis­tas; una moneda de canje perfecta para ganar adhesiones a un programa de Gobierno que está escrito en la arena y que, está claro, solo tiene un objetivo compartido: dejar a oscuras al PP. Igual se les enciende la bombilla en Génova y prestan atención a una reforma que amenaza con electrocut­ar al sector privado.

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