Besteiro defiende su «compromiso» de seguir en Galicia en espera del comité nacional
José Ramón Gómez Besteiro, candidato del PSdeG a las elecciones autonómicas, se llevó un jarro de agua fría el pasado domingo, pero los días siguientes, con el aval desde Madrid y el cierre de filas en casa, con las correspondientes «muestras de apoyo», le han dejado «reconfortado» y «agradecido». Así lo dijo ayer en Santiago, a preguntas de los medios de comunicación. En Ferraz no convenció del todo su campaña —parte de la comidilla de la quincena previa al 18F, especialmente su desempeño en el debate de CRTVG—, pero se ha entendido que le faltó tiempo para que calara su mensaje. Tampoco viene mal contar el respaldo explícito, ya desde antes del proceso sui géneris de primarias, del secretario general, Pedro Sánchez.
Tal vez fue un lapsus, pero lo que expresó exactamente Besteiro fue: «Me siento agradecido y reconfortado por declaraciones en favor de... ese paso que acabo de dar, en el sentido que fue lo que manifesté también en campaña, que mi compromiso estaba aquí en Galicia». No aclaró más el «responsable socialista» —como lo etiqueta ahora su partido, a la espera de que se acote su futuro desempeño—; y no precisó, por tanto, porque se refería a un paso que había dado recientemente, salvo que fuese un mero despiste.
Adiós a la bifecalia
No aportó mucho más el político lucense, quien apuntó que no quería ser «redundante» e incidir en lo ya dicho el miércoles por el secretario general, Valentín González Formoso, sobre los siguientes pasos a dar desde O Pino. Preguntado reiteradamente por la convocatoria de un Comité Nacional, remitió a lo dicho por el también presidente de la Diputación de La Coruña y alcalde de As Pontes, quien dejó dicho que habrá noticias en los próximos días. Le corresponde a Formoso hacer el anuncio pertinente, recordó.
Preguntado por la idoneidad de acabar con la bicefalia que se da en el PSOE gallego —desde que, despojado de la persecución judicial de Pilar de Lara, volvió a la primera línea política, y Formoso ya le puso alfombra roja para que cogiera el timón—, se refugió en lugares comunes. De «las decisiones sobre liderazgos en el partido las toman los militantes» a «si hay un cambio de secretario general, implica una renovación de toda la organización». Las respuestas, pronto, zanjó.