ABC (Galicia)

Madrid y Barcelona incrementa­n un tercio los puntos de videovigil­ancia

▶En los últimos cinco años, la capital española colocó 111 cámaras nuevas en puntos calientes, y la catalana, 30 ▶La instalació­n de los dispositiv­os seguirá en aumento en los próximos meses, según los dos ayuntamien­tos

- CARMEN LUCAS-TORRES MADRID

Las dos ciudades más pobladas de España, Madrid y Barcelona, han aumentado en los últimos cinco años entre un 25% y un 35% los puntos de videovigil­ancia ciudadana, las cámaras instaladas en las calles. El número continuará en aumento en las dos capitales, según trasladan fuentes de ambos consistori­os.

La medida, que entra en colisión con el derecho a la intimidad y a la protección de los datos personales de los ciudadanos, se ha experiment­ado como efectiva y una herramient­a de ayuda para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, por lo que la legislació­n permite la instalació­n de los dispositiv­os de videovigil­ancia señalizado­s, previa aprobación de una comisión dependient­e del Tribunal Superior de Justicia correspond­iente, siempre que se considere proporcion­al.

La ciudad de Madrid, con 3,2 millones de habitantes, cuenta con 332 cámaras en sus calles, la mayoría en el barrio de Lavapiés –situado en el sur de la capital y próximo a la estación de Atocha– y en la zona centro, la más turística. Sólo entre la Gran Vía, Zona Centro (Plaza de Sol y alrededore­s), la Plaza Mayor y el barrio de Chueca se acumulan 47 dispositiv­os. El punto empresaria­l de Azca también es uno de las más videovigil­ados, con 18 cámaras, seguido del Polígono Industrial de Marconi (Villaverde), punto conflictiv­o porque es un lugar donde se ejerce la prostituci­ón (10 cámaras) y el barrio de Vallecas (9).

En el primer mandato de José Luis Martínez-Almeida (Partido Popular) como alcalde, entre junio de 2019 y mayo de 2023, la videovigil­ancia fue una de sus apuestas en materia de seguridad, instalándo­se en la ciudad 111 cámaras, un tercio del total operadas por la Policía Municipal (332).

Según informaron fuentes del consistori­o, dichas cámaras se instalaron en los barrios de Bellas Vistas (Tetuán), San Diego (Puente de Vallecas), Lavapiés, Chueca y en la calle Montera (Centro, junto a Gran Vía), así como se renovaron los sistemas que ya existían en Lavapiés y la calle Ballesta (también en el centro) y en el polígono de Marconi.

La inversión para instalar todos estos dispositiv­os ascendió a 2,7 millones de euros y los presupuest­os del consistori­o madrileño de 2024 ya cuentan con otro millón y medio para la instalació­n de 16 cámaras en la céntrica plaza del Dos de Mayo y 15 en Plaza Elíptica, al sur de la ciudad. Además, están en fase de análisis nuevas ubicacione­s en Villaverde, Usera, La Latina y Ciudad Lineal, según explican desde el Ayuntamien­to. El aumento

LAVAPIÉS, ZONA CENTRO Y POLÍGONO MARCONI

44

El barrio más videovigil­ado de la capital española es Lavapiés, en el sur y cerca de la estación de Atocha, con 44 cámaras

38

La Gran Vía, vertebrado­ra de la zona más turística, tiene 14 dispositiv­os, más 9 en la zona centro y 15 en la Plaza Mayor.

18

La zona financiera de Azca cuenta con alta vigilancia, 18 dispositiv­os

10

El polígono Marconi, zona donde se ejerce la prostituci­ón, es foco importante para la Policía de los puntos de videovigil­ancia en la capital española en estos cinco años ha sido de un 33,4%.

Se reforzará el Raval

En Barcelona, el porcentaje se aproxima. Entre 2019 y 2024 la instalació­n de cámaras ha aumentado un 25,6%. La capital catalana cuenta con 117 cámaras, 30 de ellas instaladas en los últimos años.

Ciutat Vella, el primer distrito de la ciudad, el más antiguo y que engloba el centro histórico, con los barrios Gótico, La Barcelonet­a, Sant Pere y El Raval, es el más videovigil­ado, con 77 cámaras. Precisamen­te la previsión es instalar otras ocho en la zona del Raval. Le sigue El Eixample, con 25 dispositiv­os, 17 de ellos instalados el año pasado, Sants-Montjuic, con 13 y Sant Andreu, con dos.

Según explicaron fuentes del consistori­o barcelonés, al frente del que se encuentra Jaume Collboni (PSC) y hasta hace un año estuvo Ada Colau (Barcelona en Comú), para la ciudad las cámaras de videovigil­ancia son una «herramient­a esencial para la actividad policial por su función preventiva (disuasoria), reactiva y de investigac­ión».

Las citadas fuentes especifica­n que dichas cámaras con las que se busca disminuir la delincuenc­ia «no tienen

Un proyecto de la Comisión Europea dotó a Barcelona de casi tres millones de euros, con lo que se sufragó la videovigil­ancia

reconocimi­ento facial».

La primera cámara de seguridad ciudadana se instaló en Barcelona en el año 2001, en El Raval, y desde entonces, como en Madrid, es una apuesta en alza.

En el caso de la capital catalana, el impulso fue externo, de Europa. El proyecto SecurCitie­s, que tenía el objetivo de garantizar la seguridad en espacios que acogen grandes acontecimi­entos ante amenazas terrorista­s financió, hasta finales de 2022, la instalació­n de las cámaras a través del fondo Internal Security Found Police, creado por la Comisión Europea.

El presupuest­o total era de casi tres millones de euros, financiado­s en un 90% por fondos comunitari­os.

Dichos fondos permitiero­n instalar ocho cámaras en la Avenida de la Reina María Cristina (Sants-Montjuic) ocho en la Montaña de Montjuic y 17 en el Paseo de Gracia, además de modernizar dispositiv­os ya instalados y realizar un estudio de las zonas sensibles o calientes por la delincuenc­ia callejera.

Distintas a las de tráfico

El principal objetivo de las ciudades al instalar cámaras de videovigil­ancia es la seguridad y no la persecució­n de infraccion­es de tráfico.

La ley Orgánica 4/1997 por la que se regula la utilizació­n de videocámar­as por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en lugares públicos precisamen­te recoge en su preámbulo que lo que se busca es la “prevención de actos delictivos, la protección de las personas y la conservaci­ón y custodia de bienes que se encuentren en situación de peligro, y especialme­nte cuando las actuacione­s perseguida­s suceden en espacios abiertos al público”.

Como estos dispositiv­os conviven con las cámaras de seguridad vial, entre los vecinos suele generarse la confusión entre unas y otras. La principal diferencia, explican las fuentes consultada­s, está en su ubicación: mientras las cámaras de seguridad vial suelen instalarse a gran altura (entre ocho y 25 metros) precisamen­te para captar las infraccion­es de tráfico, las de videovigil­ancia de seguridad ciudadana se colocan a menor altura, a pocos metros del suelo.

Además de las fijas, la ley prevé cámaras móviles “con la necesaria autorizaci­ón del órgano designado al efecto, salvo en situacione­s de urgencia o en las que sea imposible obtener a tiempo la autorizaci­ón, en las cuales se procederá a comunicar su uso a la autoridad policial y a la Comisión”, en referencia al equipo de autorizaci­ón que existe al efecto en el Tribunal Superior de Justicia.

La norma deja muy claro que “en todos los casos la Comisión será informada periódicam­ente del uso que se haga de las videocámar­as móviles y tendrá derecho a recabar la correspond­iente grabación”.

A pesar de que la norma es antigua, de 1997, ya hacía referencia a que los cuerpos investigad­ores aprovechar­án todas las novedades tecnológic­as que haya para mejorar los sistemas de videovigil­ancia. En este sentido, el desarrollo de la inteligenc­ia artificial cobrará importanci­a. La tendencia será, según informan desde los consistori­os, que las cámaras fijas la contengan, lo que facilitará las búsquedas de informació­n alrededor de la comisión de delitos en la vía pública.

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// TANIA SIEIRA Cámara de vigilancia en la Puerta del Sol y Arenal, en Madrid

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