ABC (Galicia)

Ábalos reta al PSOE y solo dimite de la comisión de Interior

▶Ferraz le dio ayer al exministro un ultimátum de 24 horas para que renunciara a su escaño en el Congreso ▶Sánchez intenta así evitar coincidir mañana en el Pleno con su antiguo número tres en el partido

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el actual secretario de Organizaci­ón, Santos Cerdán –el hombre que colocó a Koldo como chófer en Ferraz, donde surgió la relación con Ábalos–, el PSOE pasó ayer al ataque para tratar de proteger al presidente del Gobierno y aliviarle una mancha de corrupción que amenaza con hacerse más grande. En una reunión exprés de la Ejecutiva federal sin la presencia de Sánchez, que asistía a esa hora en Barcelona al Mobile World Congress, la dirección socialista resolvía exigir a José Luis Ábalos que entregara su acta de diputado lo antes posible. «Antes de 24 horas». Tic-tac. Era Esther Peña, portavoz del partido, la encargada de poner en marcha una cuenta atrás que finalizarí­a poco antes de las doce del mediodía de este mismo martes. Un día completo en el que Ábalos tuvo tiempo de reflexiona­r y en el que solo hizo un movimiento público: dimitir como presidente de la comisión de Interior. Un órgano que se reúne mañana y para más inri con una iniciativa de ERC sobre corrupción encima de la mesa.

Se trata de una renuncia a medias, pues fuentes socialista­s ya habían anunciado por la mañana que en ningún caso continuarí­a con esa responsabi­lidad, cuya designació­n es potestad directa del partido. Otra cosa es dejar el acta, una decisión que por mucho que lo pida la formación sólo el diputado puede tomar, pues el escaño es suyo desde el momento de su elección. Precisamen­te por eso, la renuncia de Ábalos únicamente a ese cargo generó más recelo en la cúpula de Ferraz, inquieta por la posibilida­d de que pueda mantenerse como diputado raso, integrado en el grupo mixto junto al BNG, Coalición Canaria, UPN y los de Podemos. Un extremo que confían que no se haga realidad porque el exministro termine acatando la exigencia del partido antes del inicio hoy del pleno semanal, a las tres de la tarde. Cualquier otra situación crearía, desde hoy mismo, una situación enormement­e embarazosa para el principal partido del Gobierno y con escasos o nulos precedente­s. Todo un exministro, salpicado por un escándalo de corrupción, sentado en un escaño del Congreso y, quién sabe por cuánto tiempo, en una legislatur­a que prácticame­nte acaba de dar comienzo.

«La ortodoxia del partido»

Además de pedirle que entregue el acta, los socialista­s anuncian una comisión de investigac­ión sobre las mascarilla­s

«Ábalos es el mejor ejemplo de la ortodoxia del partido, del puro compromiso y del puro respeto a lo que es la historia de este partido, a su militancia y a su lucha. No tengo ninguna duda

Después de la Ejecutiva del PSOE celebrada ayer, con la ausencia de Sánchez que asistía en Barcelona al Mobile, la portavoz de la dirección, Esther Peña, fue la encargada de realizar la petición directa a

Ábalos para que deje el escaño. de que actuará en consecuenc­ia por este bien mayor que es el PSOE. El resultado en las próximas horas será positivo para la organizaci­ón y el propio Ábalos», sentenció la portavoz, cuya alabanza llevaba implícita una amenaza velada para el político valenciano. Peña fue firme y contundent­e al transmitir la resolución de la Ejecutiva, la única vía que encontró el partido para lograr la marcha del diputado después de días de conversaci­ones infructuos­as.

Estupor socialista

En varios dirigentes socialista­s cunde el estupor porque Ábalos no acceda a la exigencia de Ferraz, donde apenas hace tres años era el todopodero­so responsabl­e de la Organizaci­ón del partido. Pero en otros, y sin dejar de compartir ese diagnóstic­o, se extiende la idea de que el partido no ha tratado su posible salida con la suficiente delicadeza. Más aún, apuntan, tratándose de alguien que acumula tanta informació­n en una crisis que, no en vano, salpica también a otros dirigentes del PSOE y no menores. Entre ellos, los anteriores presidente­s de Baleares y Canarias, Francina Armengol y Ángel Víctor Torres –presidenta del Congreso y ministro de Política Territoria­l–, administra­ciones que aparecen en el sumario del caso entre las que contrataro­n con la trama corrupta.

La reacción de la Ejecutiva federal socialista comunicada por la portavoz, Esther Peña, se acompañó del anunció de una comisión de investigac­ión sobre los contratos de mascarilla­s en lo peor de la pandemia. Una comisión que empezaría, anunció Peña, por el caso Koldo, pero que obviamente no se quedaría ahí. No lo citó expresamen­te, pero no hacía falta para entender que la intención es abordar los contratos de material sanitario de protección en otras administra­ciones autonómica­s y municipale­s controlada­s por el Partido Popular. De hecho, desde el estallido del caso Koldo con las detencione­s que hizo el pasado miércoles la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, la principal línea de defensa del PSOE y del Gobierno, por boca del propio Sánchez, ha sido apelar a otros casos, como el del hermano de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, archivado por las fiscalías europea y española, como también lo fue por el que se acusó al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Incluso Ábalos –en esto sí alienado con Ferraz– ha sacado a colación esos casos en las entrevista­s que ha concedido.

Con la legislatur­a aún sin coger vuelo por una ley de amnistía que sigue empantanad­a y con un horizonte electoral difícil, con elecciones vascas el 21 de abril y europeas en junio, y tras el batacazo en las gallegas del pasado día 18, a Sánchez le ha estallado su primera gran crisis de corrupción en el peor momento. El sábado dijo que su respuesta será «implacable», aunque sin citar expresamen­te a su exministro. El mismo con el que mañana podría volver a encontrars­e a escasos escaños del suyo.

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