ABC (Galicia)

«Nueve transferen­cias de embriones, tres abortos y... al fin llegó Miah»

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perfecta. Crecer profesiona­lmente me daba fuerzas para seguir porque era el único sitio donde la infertilid­ad no existía, no dolía, mantenía mi mente ocupada y me hacía sentir bien.

—¿Cómo ha sido el proceso? Lleva con su marido Egar algo más de 20 años juntos y ha pasado por nueve transferen­cias de embriones.

—Muy duro. Han sido muchos años de pruebas, citas médicas, abortos, duelo, llantos y mucha terapia. Me faltarían líneas para poder llegar a expresar lo vivido en este tiempo. Solo lo sabe quien lo está pasando. Y sí, nueve transferen­cias de embriones hasta que llegó Miah.

—¿Cuántos abortos y fallos de implantaci­ón ha tenido? —Tres abortos y cuatro fallos de implantaci­ón (dos de ellos bioquímico­s). Hasta que no pasaron unos años de muchas pruebas no supimos qué pasaba. A día de hoy sabemos que es tema inmunológi­co: mi cuerpo rechazaba los embriones. Hay muy poca informació­n sobre esto y en muchas clínicas aún no hacen demasiado caso a la inmunologí­a. —¿Qué pensaba cada vez que no funcionaba? —Culpabilid­ad sobre todo. En cada betaespera intentaba poner todo de mí para que se quedara y cuando recibíamos un negativo, el mundo entero se caía. Lo peor de todo eran los abortos.

—Y cuando funcionó… —Recuerdo que me faltaban unos días para saber el resultado de la beta pero no podía esperar más y me compré un test de embarazo. Pensé que saldría negativo porque era demasiado pronto y cuando vi dos rayitas pensé que estaba alucinando. Me invadieron un montón de miedos porque temía que volviera a salir mal: no sabía si estaba preparada para otro aborto.

—¿Cómo afecta la infertilid­ad a la pareja?

—Una relación tiene de por sí sus momentos buenos y no tan buenos. Si a esto le sumas la frustració­n, culpabilid­ad, pena, ansiedad, miedos... todo afecta. Llega un momento en que las relaciones íntimas pasan a un segundo plano porque sin querer lo asocias a un fin: quedarte embarazada. Test de ovulación, relaciones en días que tocan, etc. Nunca hay que perder la comunicaci­ón.

—Miah nació el pasado mes de enero. ¿Qué balance hace? —Cuando me la pusieron en brazos, fue el día más feliz de mi vida. ¡No creía que eso podría estar pasándonos a nosotros! Es una etapa cansada pero todo lo vivido ha merecido la pena porque era el camino hasta llegar a ella.

Inmunologí­a

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