Misterios y consecuencias
La economía española muestra una bonita paradoja. El Gobierno nos asegura que el empleo rebosa por las costuras. Desde la elecciones gallegas, la vicepresidenta Díaz ha perdido parte de su deslumbrante brillo natural y está un tanto alicaída y apagada, pero aún en tiempos de KoldoVisiones nadie en el gabinete se recata en mostrar los éxitos en las cifras de empleo. Vale, apartemos eso de que trabajan más personas, pero menos horas; nos olvidamos del misterio de los fijos discontinuos y pasamos por alto el elevado nivel de empleo público, que se verá desbordado en cuanto empiecen a cumplir los distintos ministerios, la orden europea de transformar en fijos a todo aquellos empleados públicos que hagan trabajos de carácter permanente. Va bien.
Como el empleo va bien, (o así), es lógico que la desigualdad se haya reducido, pues ya es sabido que la mejor manera de terminar, tanto con la pobreza como con la desigualdad, es que haya más gente cobrando un salario. Y cuanto mayor sea éste, tanto mejor. En la clasificación por ingresos, el 20% con los mayores gana 5,5 veces más que el 20% con los menores, la brecha más exigua desde 2008. Correcto. Pero, si el empleo va bien y la desigualdad se reduce, ¿no es extraño que, a la vez, aumente el porcentaje de la población que se encuentra en riesgo de pobreza? Es cierto que es un indicador muy impactante pero es un indicador relativo, de tal manera si los de arriba mejoran, puede ser que tu te alejes de ellos, aunque hayas mejorado.
Hasta ayer, se me ocurría que la culpa de todo esto era de la inflación, un impuesto atroz e injusto, que se ceba en los más necesitados. Por eso, cuando oí que tanto la general como la subyacente habían disminuido, tuve que ir al rincón de pensar. Ahí sigo. ¿Será que la inflación baja en términos comparativos pero sube una barbaridad en términos absolutos en los tres últimos ejercicios? ¿Será que se ha cebado en los productos más básicos que son los más demandados por esas persona? Puede ser, no estoy seguro. Una pregunta más, ¿qué pasará mañana con la inflación, cuando el IVA que soporta haya vuelto al 21% que tenía antes de todos estos líos? Si el Gobierno se apuntó el tanto de la bajada del IVA, tendrá que cargar ahora con el gol de su subida. Es automática, pero alguien hizo la fórmula que ahora impone la subida. Es decir, la sube ahora el mismo que la bajó antes.