ABC (Galicia)

Flor de Kent

- JUANMA RODRÍGUEZ

Del mismo modo que a sir Isaac Newton le cayó una manzana flor de Kent en la cabeza y el sistema de gravitació­n apareció de repente en su mente, Luis Enrique se dio cuenta el otro día en el minuto 65 del partido que el PSG disputaba contra el Rennes de que la próxima temporada no iba a poder contar con Mbappé y, ¡eureka!, le sustituyó. Los genios son así. Ya lo decía Einstein, las ideas creativas no provienen de la razón sino de la imaginació­n y de la intuición. Un flash y caes en la cuenta de que cuanto más masivos sean los cuerpos y más cercanos se encuentren, se atraerán con más fuerza; un destello y se te ocurre que tarde o temprano deberás presentar un once sin Kylian y metes a Gonçalo Ramos, que además marca de penalti. ¿Por qué la manzana siempre cae perpendicu­larmente hacia el suelo? ¿Cómo suplir a Mbappé cuando ya no esté? El manzano de Woolsthorp­e Manor aún existe y es objeto de culto turístico y pasará también a los libros de historia ese soberbio movimiento táctico de Luis Enrique.

El ‘streamer’ en 2014: «En mis equipos el líder soy yo». Y entonces Messi, como cuentan que hacía Franco con sus ministros cesados, le mandó a su casa un motorista al asturiano. Fue cuando Mascherano, convertido en correo del zar de Rosario, le dijo: «¿ves a aquel tipo pequeñito del fondo, lo ves? Fíjate bien. Pues aquí el líder es él. Gracias. Buenas noches y buena suerte». De la necesidad hizo virtud Luis Enrique, que conquistó un triplete gracias precisamen­te a aquel tipo pequeñito, pero Messi se quedaba entonces en el Barça mientras que ahora Mbappé se va de París. Con Kylian, el técnico puede jugar a los líderes por lo menos hasta el mes de junio. Es posible que la manzana no tuviera nada que ver.

Para Luis Enrique representa un tremendo ejercicio de contención dejar de ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro. Supongo que eso será tan difícil para él como imagino que lo es para Jim Carrey no estar poniendo caritas todo el santo rato. Cuando el asunto parecía relativame­nte tranquilo y pactado y hasta los ultras que acosaron a Neymar estaban anestesiad­os, el potro de Mareo vuelve a galopar libre y salvaje por las anchas praderas de Montmartre. Bien podría decirse que nos encontramo­s ante el extraño caso del entrenador de carácter intermiten­te. Luis Enrique volverá a ser el líder hasta que le envíen a otro motorista.

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