ABC (Galicia)

Abusos, seminarios y renovación, los retos del presidente de los obispos

▶Luis Argüello se perfila como el principal candidato para sustituir a Omella, en una elección que comienza hoy con la votación de sondeo

- JOSÉ RAMÓN NAVARRO PAREJA MADRID

Setenta y ocho electores decidirán estos días la nueva cúpula, y por tanto las líneas de acción, de la Conferenci­a Episcopal de los próximos cuatro años. Unas elecciones que comenzarán por la del presidente, para la que el número de candidatos es menor, sólo 49. Como elegibles quedan excluidos los administra­dores apostólico­s, los obispos auxiliares y los que ya han cumplido 71 años y por tanto, se verán obligados a presentar la renuncia al Papa (a los 75) a lo largo del posible mandato.

No queda fuera el principal candidato para sustituir al cardenal Omella, el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello. Con 70 años, nacido en mayo, acabará su previsible mandato al frente de los obispos españoles con 74 años. Nadie se atreve a apearle de la posición de favorito, por más que quien ha sido su mayor contrincan­te, el arzobispo de Madrid, José Cobo, ya diga en público lo que hasta ahora repetía en privado: el perfil de su candidato ideal no coincide con el de Argüello. Busca un prelado joven, no necesariam­ente arzobispo y que aporte una nueva visión de gobierno.

Así, el señalado como «hombre del Papa en España», descarta a Argüello, aunque no apunta con claridad un nombre (para algunos se estaría refiriendo a Joseba Segura, obispo de Bilbao). Sin embargo, a pesar del desplante de su homólogo madrileño, Argüello aglutina las simpatías del sector moderado y del conservado­r, que le daría una holgada mayoría. Por ello, en lo que parece un intento desesperad­o del sector más progresist­a para eliminarle de la carrera, hay quien se ha atrevido a plantear que el voto de respaldo a Argüello es una forma de oposición al Papa.

Olvidan, intenciona­damente, que fue Francisco quien lo nombró, en 2016, como obispo auxiliar y más tarde, tras su trayectori­a como secretario general, le hizo arzobispo de Valladolid en 2022. Además, sobre la figura de Argüello no pesa ni la mínima sombra de falta de apoyo al Pontífice. De hecho, fue el elegido por los obispos, con una amplia mayoría, para representa­rles en el reciente Sínodo de la Sinodalida­d.

Así las cosas, conviene estar muy atentos a la votación de sondeo que dará las primeras pistas de los apoyos que uno y otro candidato pueden reunir. No es vinculante, y lo previsible es que los votos estén muy repartidos. Pero no sería la primera vez que alguien cambiara sus intencione­s al vislumbrar un respaldo significat­ivo en ese momento, aunque hubiera pregonado que se descartaba como candidato. La consabida máxima, «si me lo piden mis hermanos obispos…», ya ha servido en otras ocasiones para reactivar la vuelta a la carrera presidenci­al.

En todo caso, sea Argüello o cualquiera de los otros 48 candidatos, lo cierto es que el nuevo presidente de la Conferenci­a Epsicopal afrontará un cuatrienio clave y con varios retos importante­s e ineludible­s que pueden cambiar la Iglesia española de los próximos años.

Gestionar la crisis de los abusos

Esta Plenaria tiene previsto el estudio del ‘Plan de reparación integral de víctimas de abusos sexuales en el ámbito eclesiásti­co’, que prevé el pago de indemnizac­iones incluso sin necesidad de sentencia judicial. Pero no es la única vía de reparación posible. Los informes externos sugieren la celebració­n de un

PROCESO DE ELECCIÓN

En esta asamblea tienen derecho al voto 78 electores, que podrían ser 79 si a última hora llega la insólita prórroga que el pasado viernes pedía a Roma el cardenal Cobo, para que su antecesor, Osoro, retuviera el cargo y el voto una semana más.

78

Además de los obispos residencia­les, también votan los auxiliares y los administra­dores apostólico­s, en aquellas diócesis que están vacantes.

Una carta del Vaticano tras las pasadas elecciones pedía encarecida­mente a los obispos que no eligieran para presidente y vicepresid­ente a aquellos candidatos que fueran a cumplir los 75 años a lo largo del mandato.

49

El número de posibles candidatos queda reducido a cuarenta y nueve. acto público de perdón que los obispos no parecen contemplar.

Queda pendiente también conocer el verdadero alcance de esta lacra en la Iglesia española. Aunque los obispos siempre insisten en que lo importante no son las cifras sino cada víctima en particular, sí que demuestran su preocupaci­ón sobre los números cuando, ante las extrapolac­iones que elevan la cifra a cientos de miles de casos, se aprestan a desmentir los cálculos. Sólo si los obispos consienten el acceso a sus datos a algún investigad­or independie­nte se podría llegar a conocer una cifra lo más aproximada posible.

Crisis vocacional y seminarios

En España hay erigidos 86 seminarios distribuid­os en 55 centros de formación y, este curso 2023/24, son sólo 956 seminarist­as. El Vaticano pide a los obispos que los seminarios agrupen al menos a 25 candidatos al sacerdocio. Si a la cantidad total descontamo­s los más de tresciento­s que agrupan las más grandes diócesis –Cartagena, Valencia, Sevilla y Toledo rondan la cincuenten­a de seminarist­as y Madrid la duplica– la media real en el resto de seminarios apenas supera los 10 aspirantes. La consecuenc­ia es que, en el plazo máximo de tres años que ha dado el Vaticano, la mayoría de ellos tendrían que fusionar

se. Un conflicto difícil que tendrá que lidiar el presidente, en su papel de mediador entre los obispos y entre éstos y la Santa Sede.

Descenso en la práctica sacramenta­l

Aunque es una cuestión que llevan aplazando desde hace décadas, los obispos no van a tener más remedio que afrontar el gran problema de la seculariza­ción de la sociedad española. Si continúa el progresivo descenso de los últimos años, es muy posible que sea en este cuatrienio cuando la serie histórica del CIS que recoge el porcentaje de españoles que se declaran católicos baje por primera vez del 50%. España –ahora sí, casi cien años después de que lo proclamara Azaña– habrá dejado de ser católica. Por lo menos de forma mayoritari­a. Una realidad que ya se materializ­a en la práctica sacramenta­l: menos de la mitad de los niños nacidos cada año son bautizados (un 48% en 2022) y sólo uno de cada cinco de los matrimonio­s son por la Iglesia.

Renovar uno de cada cuatro obispos

En los próximos años el 25% de los obispos que hoy se sientan en la Plenaria se habrán retirado por motivos de edad. En el proceso de elección de sus sustitutos, que gestiona el nuncio, es consultado el presidente, que podría ser Argüello, antes de que la terna llegue al Dicasterio de los Obispos, en el que está el cardenal Cobo.

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