Ya estamos todas
La verdad es que creo que de lo poco divertido que le queda al Congreso de los Diputados es la jaula del grupo mixto
No es que yo sea mucho de «venid y vamos todas», pero la verdad es que creo que de lo poco divertido que le queda al Congreso de los Diputados es la jaula del grupo mixto. Por eso, cuando supe que José Luis Ábalos se decidía a entrar en ella por su propio pie sentí una alegría similar a la de esos glotones de ingesta disgregada y defecación homogénea. Todo apretadito, todos juntitos, cada uno con su cruz a cuestas: a unos le faltaron votos, a otros laxantes, estos se enfadaron con sus compinches y aquéllos fueron vomitados. De todo hay en el mixto.
La simbólica cuota gallega en la jaula está personificada en el diputado Néstor Rego, de nación vicedense, religión nacionalista, verbo monolingüe, veleidad independentista, porte de bonhomía, exiguo de propuestas, asustadizo ante amenazas de fatiga laboral y siempre listo para lo que disponga el interés sanchista.
Pese a su temple, más bien sosegado, el bloquista Rego colisionó el otro día con el voxiano Figaredo, de nación asturiana, sobrino de su tío y, a lo que parece, hombre un algo vehemente y tal vez inclinado a la declaración del latín medieval como lengua común y obligatoria en todo el territorio nacional. «Hable bien. Sea patriota. No sea bárbaro». Rego abrió su marcha oratoria en gallego, opción, por lo visto, que el reglamento de la cámara reconoce y da por buena. Pero a Figaredo el gallego es un idioma que le solivianta, sin que sepamos muy bien por qué.
Yo leía la noticia de la gresca e imaginaba a tío Rodrigo con la barriga al sol en Area de Viveiro, con mesa puesta en Nito, el mejor restaurante del norte de España. Si en plenos y comisiones son incapaces de entenderse, ¿por qué no prueban a utilizar el idioma común en el que se comunican a diario en el bar de las Cortes? «Chico, un rioja con unas olivitas». Ahora se acaba de incorporar a la jaula de los mixtos el conspicuo Ábalos, todo un prócer. A ver si va a tener que impartir clases de urbanidad.