ABC (Galicia)

Galicia buscará aliados entre las regiones del norte para exigir «flexibilid­ad» en la PAC

▶Ve «insuficien­tes» las 18 medidas que propone el Ministerio y echa en falta una negociació­n «real» con autonomías para adecuar la normativa a sus marcos

- PABLO BAAMONDE SANTIAGO

La Xunta no da su visto bueno a las 18 modificaci­ones que propone el Ministerio de Agricultur­a para adaptar la Política Agraria Común (PAC) a un marco más real. La Administra­ción gallega considera que «son insuficien­tes» y las acusa de no estar pensadas para adecuarse a las especifici­dades del marco de cada región. Por eso, según anunció ayer el titular de Medio Rural, José González, Galicia se reunirá la próxima semana con las comunidade­s de la cornisa cantábrica e intentará conformar una suerte de frente unido que proponga, conjuntame­nte, modificaci­ones centradas en reclamar más «flexibilid­ad», menos «burocracia» e igualdad de condicione­s para los productore­s europeos y foráneos. Además, el conselleir­o pidió que España, tras haber sido «sujeto pasivo» en las negociacio­nes con otros países, lidere la petición de una moratoria de la normativa europea a poner en marcha mientras no lleguen los cambios y practique un diálogo «real» con las autonomías.

En rueda de prensa, José González afirmó que la Xunta mantendrá un encuentro con organizaci­ones agrarias gallegas —con las que pretende avanzar «de la mano» en esta materia— este próximo lunes, día 11, para fijar una postura común. A posteriori, avanzó, espera mantener un encuentro en el que participen las comunidade­s del norte —Asturias, Cantabria y País Vasco— para consolidar, también con ellas, una postura unitaria que llevar a la reunión técnica que el Ministerio tendrá la próxima semana con autonomías para discutir el plan estratégic­o de la PAC. El conselleir­o confía en dar con más voces que reclamen flexibilid­ad en la norma; sobre el plano gallego, hizo especial hincapié en la necesidad de tener en cuenta las particular­idades del suelo, el clima o el territorio —en especial su minifundis­mo— a la hora de aplicarla.

En el documento que prepara con sus propuestas, la Xunta idea cuatro bloques. El primero se centra en reclamar flexibiliz­ación normativa y una reducción de la burocracia; por ejemplo, ajustando los ecorregíme­nes para que «atiendan a la realidad de Galicia» y fomenten el pastoreo extensivo —aspecto clave también en la prevención de focos forestales—, o potenciand­o las asociacion­es de defensa sanitaria ganadera (ADSG) «frente a la figura del veterinari­o de explotació­n», que, considera, «no puede ser obligatori­o para las de pequeño y mediano tamaño».

En segundo lugar, se refiere a la necesidad de que productore­s europeos y de terceros países se sometan a las «mismas reglas de juego», haciendo uso de cláusulas espejo obligatori­as y establecie­ndo una normativa clara del etiquetado de productos de fuera de la UE «para evitar dudas sobre su origen». Siguiendo la misma línea, el tercer bloque aboga por modificar la Ley de la cadena alimentari­a, que determina el método de fijación de los precios de los alimentos, para asegurar «que se cumpla», reforzando la coordinaci­ón con otras comunidade­s. La Xunta considera también «que el Ministerio tiene que seguir el camino de Galicia» y avalar mecanismos y herramient­as autonómica­s, como Contalácte­a y Contacarne en el caso gallego, como métodos oficiales de cálculo para acreditar costes de producción.

Finalmente, el cuarto bloque reivindica una «fiscalidad favorable para los agricultor­es y ganaderos» y pide que, en ese ámbito, se les aplique una «discrimina­ción positiva». Reclama la supresión temporal del IVA de la carne y el pescado, el mantenimie­nto de los incentivos actuales al gasóleo agrícola, y «que se atienda el impacto causado por el jabalí o el lobo en las explotacio­nes». Además, entre otras modificaci­ones, el Gobierno gallego demanda que se eleve del 10% al 15% el desnivel en el que se permite labrar, se computen de otro modo las llamadas islas de biodiversi­dad y haya mayor flexibiliz­ación de uso de fertilizan­tes en ecológico.

Nueva orden de ayudas

También ayer, el Diario Oficial de Galicia (DOG) hizo pública la orden que regula la convocator­ia de ayudas de la PAC de este año, aunque González señaló que se modificará si se aceptan en tiempo las peticiones que reclama la comunidad gallega. El documento destaca que en 2023 hubo 25.000 agricultor­es y ganaderos beneficiad­os con unos 200 millones y que este año se prevé una cuantía similar; también, que la bajada en apoyos de ecorregíme­nes, debida a condicione­s que «no pueden cumplirse» por parte de los productore­s, se compensa con una subida de subvencion­es a vacuno de leche. Sobre las denuncias de productore­s, como las que el jueves emitió el Sindicato Labrego alegando retrasos al percibir diferentes ayudas, el conselleir­o explicó que hubo anticipos de la PAC que «no se podían pagar en tiempo por dificultad­es en la implantaci­ón». A renglón seguido, recordó que el año pasado se extendió el plazo, lo que «no es una cuestión imputable» a la Xunta, si bien el titular evitó «echar balones fuera».

La Xunta publicó ayer la orden de ayudas de la PAC, que se modificará si se aceptan determinad­as especifici­dades de Galicia

La matriz del Bloque se saca la careta y empieza a regañar a los gallegos: tienes que ser así

Vótenme porque la muiñeira está buena

La Unión do Pobo Galego llama a ideologiza­r a los votantes que optaron por el BNG el 18 de febrero. Una vez pasadas las elecciones sacamos del armario la autodeterm­inación. Debe de ser una nueva estrategia política, primero me votas sin saber muy bien qué quiero hacer y después yo te digo lo que tienes que pensar.

En campaña electoral no tocaba hablar de independen­tismo ni de política lingüístic­a. Ni siquiera de la fábrica textil de Altri, que puede revitaliza­r todo el centro de Galicia, pero que no le gusta al nacionalis­mo gallego. Ahora que ya hemos votado empiezan a hablar de «unha nova celulosa» y de agitar el fantasma de posibles vertidos al río.

Ana Pontón ha recorrido Galicia sin explicar exactament­e qué quería hacer. En 1984, en la televisión de Puerto Rico, una periodista le preguntaba al salsero Héctor Lavoe por qué no se presentaba a senador. Él ironizaba con un posible lema electoral «voten por mí, porque la rumba está buena…». Pues algo así ha hecho el Bloque, pero cambiando rumba por muiñeira. Buena imagen y voto útil, y después ya se verá.

Pues ha llegado ese después y la matriz del Bloque, de la que forma parte Pontón, se saca la careta y empieza a regañar a los gallegos. Tienes que ser así y defender esto.

Nos olvidamos pronto de la historia reciente, pero en 2012 los que como Xosé Manuel Beiras o Martiño Noriega dejaban el BNG, hablaban de una plataforma en la que apenas se podía respirar. Unos señores marcaban la línea y los demás no podían cambiar ni una coma. Son iguales, pero ahora disimulan.

En democracia todo se puede defender, pero es difícil tener éxito regañando al votante. El Bloque ha aprendido la lección tras 50 años, pero en vez de intentar abrirse un poco a la sociedad solo han cambiado los tiempos, el orden de la estrategia. No te riño en la campaña, te riño después. De cómo gestionen sus 25 diputados va a depender el resultado de dentro de cuatro años… y no empiezan nada bien.

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// MIGUEL MUÑIZ Manifestac­ión de agricultor­es reclamando la mejora de condicione­s para el rural, en Santiago, este febrero
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