Costa, esperado en Bruselas para ser el nuevo presidente del Consejo
▶ Se considera el candidato más sólido para sustituir al belga Charles Michel
Los ocho años de gestión de António Costa como primer ministro de Portugal han estado coronados por todo tipo de elogios hacia su moderación y su capacidad de diálogo. Hasta su rotunda dimisión para preservar la dignidad del cargo de jefe del Gobierno, a pesar de que no ha sido acusado directamente de ninguna irregularidad, ha sido elogiada en Bruselas, donde lo que se espera de estas elecciones y de la formación del nuevo gobierno es que se despejen todos los interrogantes pendientes que puedan empañar su camino hacia el cargo de presidente del Consejo Europeo.
Al contrario de Costa, todo lo que se sabe del actual titular, el liberal belga Charles Michel, es que no ha contentado a nadie. Su anuncio de que dejaría el puesto para poder presentarse a las elecciones europeas de junio, en lugar de terminar el mandato completo en otoño, ha terminado de arruinar su imagen, a pesar de que en el último momento y a la vista de la avalancha de críticas tuvo que renunciar a estos planes.
A Costa, sin embargo, le aprecian bien dirigentes europeos muy alejados entre ellos, desde el presidente francés Emmanuel Macron al polémico primer ministro húngaro Viktor Orbán, lo que demuestra su habilidad para negociar y llegar a acuerdos con líderes de todas las sensibilidades, que es esencialmente el papel del presidente del Consejo Europeo.
Reparto de puestos
Si finalmente Costa acaba siendo designado para este cargo, ello tendría consecuencias inevitables para el reparto de los principales cargos en las instituciones comunitarias. Un socialista como presidente del Consejo dejaría a los populares con todas las bazas para el resto de los cargos, empezando por la Presidencia de la Comisión, pero al mismo tiempo alentaría a los liberales –es decir, a Macron– a reclamar una compensación a la altura del cargo que dejará Michel. Y esencialmente no queda disponible más que el puesto de Alto Representante, actualmente en manos de un socialista como Josep Borrell, y que los populares aspiran ahora a ocupar también porque no están nada de acuerdo con la gestión que ha llevado a cabo el español.
Portugal ha tenido ya un presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, que repitió mandato, pero en diez años en Bruselas se limitó a sobrevivir a base de complacer a todos los gobiernos y a costa de reducir las ambiciones de la política comunitaria. Y Barroso pertenece a la familia popular.
De modo que lo único que podría separar a Costa de la Presidencia del Consejo sería una acusación formal de corrupción que arruinase esa brillante reputación. Y para solventar todas esas dudas, todavía queda tiempo hasta después de las elecciones europeas y aún del verano.