Más de ocho siglos después,
Los expertos luchan día a día por desentrañar los enigmas de la batalla y por desvelar el papel que jugaron enclaves como Castro Ferral P. VILLATORO
Mientras los mesetarios recuperamos el resuello a marchas forzadas, los expertos vislumbran efusivos, ya desde la cúspide, la vaguada que se extiende frente a Castro Ferral. Han perdido la cuenta de las veces que han ascendido esta empinada pendiente de Sierra Morena; para ellos es otro día en la oficina. «Allí está Mesa del Rey, donde se asentó el ejército cristiano liderado por Alfonso VIII de Castilla poco antes de combatir contra el califa almohade en las Navas de Tolosa». Irene Montilla, profesora de Historia Medieval de la Universidad de Jaén, señala un valle cubierto de árboles. «Ahora solo nos queda un misterio por resolver: cómo pasaron de este punto, a aquel, mucho más ventajoso. Es algo que solo la arqueología podrá resolver», sentencia.
No es poca cosa el enigma. Es, de hecho, uno de los pocos que orbitan todavía alrededor de la batalla de las Navas de Tolosa: la gran victoria de los 12.000 soldados que reunieron los ‘tres reyes’ –Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra– frente a los 20.000 del califa Muhammad an-Nasir. Y es también uno de los focos de investigación del equipo que lidera Montilla: un grupo multidisciplinar que cuenta con expertos de las universidades de Jaén, de la Complutense y de la Autónoma de Madrid, así como de Patrimonio Nacional. De momento son cautos y saben que el tiempo es su aliado en esta labor detectivesca. Si el misterio late desde el 16 de julio de 1212, puede aguardar un poco más.
Castro Ferral
El Parque natural de Despeñaperros relumbra incluso en una mañana de niebla y lluvia. Cuenta Álvaro Soler, responsable de la Real Armería de Patrimonio Nacional, que el campo de batalla abarca un total de 50 kilómetros cuadrados. «Parece que todo está cerca, pero cuesta mucho recorrer las distancias. Imagina hacerlo sin coche», bromea. De todos los valles y montes que conforman la geografía de la contienda, el equipo multidisciplinar, en el que participa, se ha centrado en prospectar los alrededores de un risco en el que resisten los restos de una posición defensiva almohade: Castro Ferral. «Es el último vestigio material de la lucha», dice. Por eso su obsesión por preservarlo: «Hay que hacer algo, está a punto de colapsar».
Hace dos campañas arqueológicas que comenzaron los trabajos, y han descubierto que, lo que parecía una sencilla torre de vigilancia, fue en realidad un castillo con nombre y apellidos. «Las excavaciones han demostrado que era un enclave de importantes dimensiones que no solo cumplía funciones de vigilancia, sino que tuvo una relevante actividad de explotación de mineral de hierro», añade Montilla. Su papel, de hecho, fue clave en los prolegómenos de la batalla, como explica Francisco García Fitz: «Era una posición fundamental para conseguir el control de Sierra Morena y acceder al sur». El catedrático en Historia Medieval sostiene que el equipo ha demostrado lo que las fuentes no pudieron: la fiereza de los combates alrededor de la fortaleza. Y sabe de lo que habla, pues acaba de actualizar y reeditar su obra magna: ‘Las Navas de Tolosa’ (Desperta Ferro).
García Fitz señala en dirección a la lejana Despeñaperros. «Los cristianos atacaron desde ahí». Después, sigue con la mirada la pendiente que ascendieron los soldados liderados por Alfonso VIII a principios de julio, hoy sustituida por un cortafuegos. «Alguna fuente, como el arzobispo de Burdeos, señaló que en la conquista habían participado caballeros franceses. Normal, ya que esta campaña fue declarada cruzada. Sin embargo, siempre se había considerado una escaramuza menor de la vanguardia cristiana», añade. Ahora, la arqueología ha desvelado la verdad. «En el sector norte del cor
‘LAS NAVAS DE...’ Desperta Ferro; 672 páginas (8 a color); 28,95€; rústico con solapas.
A la izquierda, una imagen de Castro Ferral. Sobre estas líneas, el Museo de la Batalla de las Navas de Tolosa, corazón de la memoria. Abajo, un cuadro de la contienda, de Francisco de Paula Van Halen