ABC (Galicia)

Alemania contempla la entrega a Ucrania de misiles de largo alcance a través de Londres

- R. S. BERLÍN

Ucrania ha emergido como el mayor importador europeo de armas entre 2019 y 2023 y como el cuarto mayor del mundo

«La estrategia de proporcion­ar ayuda a Ucrania a cuentagota­s ya no funciona», ha reprochado el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmitro Kuleba, tras reunirse con sus homólogos francés, lituano, letón y estonio en Vilna. Kuleba pide «despertar y leer los libros de historia» y el «suministro sin restriccio­nes y oportuno de armas y municiones para asegurar que Ucrania derrote a

Rusia». «Decisiones débiles, más guerra; decisiones fuertes, el fin de la guerra. Es simple», resume el problema, sin aludir expresamen­te a la gran reivindica­ción de su Gobierno: la entrega de los misiles de largo alcance Taurus por parte de Alemania.

El canciller Olaf Scholz lleva muchos meses dando largas, porque estos misiles tienen 500 kilómetros de alcance y no desea verse en la situación de que armas entregadas por Alemania impacten en territorio ruso. Pero ahora, por primera vez, se emite desde su Gobierno un mensaje positivo. La ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, se ha declarado abierta a la propuesta de su colega británico, David Cameron, de proporcion­ar a Ucrania misiles de crucero mediante un intercambi­o a tres bandas. «Esa sería una opción», dijo la ministra en un programa de televisión. «El intercambi­o a varias bandas fue, por así decirlo, un invento alemán y ha funcionado bien con otro material».

Se refería al trueque como variante indirecta de la ayuda militar al comienzo de la guerra de Ucrania, cuando Alemania todavía no quería enviar carros de combate Leopard 2. Ahora, podría entregar misiles de crucero Taurus a Gran Bretaña y Londres, a su vez, podría entregar más misiles Storm Shadow a Ucrania. Los proyectile­s Storm Shadow y Taurus son similares en diseño, pero no idénticos. Desde la perspectiv­a alemana, esta nueva forma de intercambi­o sería atractiva. Los sistemas Taurus no se utilizaría­n en Ucrania y quedaría descartada la necesidad de personal militar alemán para la programaci­ón de los ataques (el caso contrario, desde la perspectiv­a del canciller, acercaría peligrosam­ente a una participac­ión de Alemania en la guerra). Estos misiles podrían resultar cruciales en la recuperaci­ón de territorio en Crimea porque están diseñados para destruir infraestru­cturas.

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