Centroeuropa celebra en tensión los 25 años de expansión de la OTAN hacia el Este
▶El presidente y el primer ministro polacos, que viajaron ayer a EE.UU., abordaron con Biden los preparativos para la cumbre aniversario que será en Washington en julio
Paradójicamente, Hungría, que se unió a la OTAN hace hoy un cuarto de siglo junto con la República Checa y Polonia, se ha encargado de retrasar cuando estaba en su mano la adhesión de Suecia. Pero ha sido en vano: la bandera sueca fue izada el lunes frente a la sede de la OTAN en Bruselas y los dos momentos de adhesión responden al mismo deseo de los países de protegerse contra una Rusia que se percibe como amenaza. Y esa es una percepción tan aceptada que no la discuten siquiera el presidente y el primer ministro de Polonia, Andrzej Duda y Donald Tusk, que habitualmente no se dirigen la palabra.
Ayer viajaron juntos a Washington y estaba previsto que fueran recibidos por el presidente Biden para hablar de la financiación estadounidense para la construcción de la primera central de energía nuclear de la historia de Polonia. Según el Gobierno de EE.UU., las conversaciones se centrarían principalmente en los preparativos para la cumbre del aniversario de la OTAN en Washington en julio, así como en el apoyo a Ucrania, vecina de Polonia. Varsovia es un aliado cercano de EE.UU. y uno de los partidarios políticos y militares más comprometidos en Ucrania. El país se sigue sintiendo amenazado por Rusia y actualmente está implementando un programa de rearme masivo.
El lunes, Duda dijo que propondría a Biden que la OTAN exija a sus miembros que gasten al menos el 3% de su PIB anual en defensa, por encima del actual objetivo del 2%. Polonia gastó el 3,9% de su PIB en armamento el año pasado y desearía que los socios de la OTAN hiciesen lo mismo. Washington, por su parte, tiene interés en asegurarse de que las compañías armamentísticas estadounidenses ganen la licitación para nuevos acuerdos de armas.
Duda viajará al estado estadounidense de Georgia después de la reunión con Biden, para visitar allí la central nuclear de Vogtle, en Waynesboro, que se basa en tecnología del Grupo
Westinghouse, el fabricante estadounidense de centrales nucleares que se adjudicó el contrato polaco en noviembre de 2022. Se construirá al noroeste de Gdansk, en el mar Báltico. Polonia quiere construir en total seis centrales nucleares hasta 2043 y, además de Westinghouse, firmas de Corea del Sur y Francia también compiten por los pedidos.
Clinton, en Praga
Dada la situación de tensión entre Rusia y la OTAN, Biden ha evitado su presencia en actos oficiales conmemorativos de la expansión de la Alianza en los países del flanco oriental. Pero en coincidencia con el 25º aniversario de la primera expansión de la Alianza, el secretario de Estado, Antony Blinken, está viajando a Viena para asistir a una conferencia del a ONU sobre opioides, y el expresidente Bill Clinton visitó ayer Praga para conmemorar el aniversario. Clinton, que ya recibió en 1998 la más alta distinción estatal checa, la Orden del León Blanco, de manos del entonces presidente checo Václav Havel, fue nuevamente condecorado ayer por el presidente checo, Petr Pavel, en una ceremonia en el castillo de Praga.
«¡Estoy encantado de estar de vuelta en Praga! Como presidente tuve el privilegio de trabajar con el presidente Václav Havel y visitar el Reduta Jazz Club, uno de los centros de la Revolución de Terciopelo en lo que hoy es la República Checa», escribió en X a su llegada. «Anoche el presidente Petr Pavel me invitó a regresar a Reduta, un lugar que para mí siempre simbolizará un país que he llegado a admirar y apreciar».
El primer ministro checo anunció, tras la conversación con Clinton, que sería recibido por el presidente Joe Biden en la Casa Blanca el 15 de abril. La reunión debería centrarse en fortalecer aún más los lazos checo-estadounidenses, reafirmar el apoyo continuo a Ucrania y abordar una amplia gama de temas comerciales y de seguridad.
Sobre las discretas celebraciones planea el argumento de Putin, que insiste
en que las ampliaciones de la OTAN hacia el Este son una violación de pactos internacionales previos. Lo cierto es que, entonces como ahora, se trata de decisiones tomadas por Estados autodeterminados y que nunca hubo una promesa oficial por parte de los gobiernos de la OTAN, después de la reunificación alemana, de no aceptar nuevos miembros en Europa del Este.
En 1997, en el Acta Fundacional OTAN-Rusia, un tratado que pretendía sentar las bases de una asociación, Rusia incluso reconoció que no tenía derecho de veto sobre la membresía de un Estado en la OTAN. En justicia, es necesario recordar, sin embargo, que si bien no consta en ningún un acuerdo internacional, sí formó parte de una serie de compromisos verbales ampliamente documentados esa promesa de no expansión hacia el Este. Archivos desclasificados del ‘National Security Archive’, ubicado en la Universidad George Washington, documentan conversaciones con Gorbachov sobre la reunificación de Alemania en la que se expresaba ese compromiso.