Condenados a 13 y 5 años los dos hermanos implicados en el crimen del pub de Santiago
▶ El primero de ellos es autor de un delito de homicidio; el segundo agarró a la víctima
Los dos hermanos procesados por la muerte a cuchilladas de un hombre en enero de 2023 a las puertas del club La Grandota, en Santiago de Compostela, ya conocen su condena. El primero de ellos —ambos de origen colombiano— cumplirá trece años de prisión por el homicidio de la víctima, un dominicano de 31 años que deja un bebé de pocos meses. El jurado popular que siguió el caso consideró en su veredicto que Víctor y Michael Delgado Holguín, de 21 y 29 años, mantuvieron una pelea con Gregory Furcal durante la madrugada del día 2. En el transcurso de la misma, Víctor apuñaló al menos en 3 ocasiones a la víctima, mientras que su hermano lo golpeaba y lo sujetaba en el suelo. Una de las lesiones le seccionó la arteria femoral, lo que provocó su muerte unos días después en el Hospital Clínico de Santiago. La diferencia entre las penas impuestas — 13 y cinco años— se explica por el grado de participación que los acusados tuvieron en la muerte de la víctima. Los integrantes del tribunal ciudadano, después de escuchar a los testigos y peritos que desfilaron por la sala, tuvieron claro que Víctor Delgado apuñaló a Gregory «con voluntad o intención de matar a la víctima», mientras que su hermano Michael «lo hizo con intención de lesionarla, y advirtió la posibilidad de causarle la muerte, sin esperar que ello fuese a ocurrir». Resultó vital también en el fallo de la Audiencia provincial el vídeo grabado por la cámara de seguridad de un gimnasio cercano, que recogió buena parte de la agresión y que muestra el papel que cada uno de los hermanos jugó en el apuñalamiento. Sobre los minutos en que uno de los acusado sujetaba a la víctima limitando su capacidad de movimiento, mientras que el otro acuchillaba al hombre, la sentencia especifica que Víctor Delgado empleó una navaja que portaba con él, que dirigió el ataque hacia zonas vitales y que los golpes fueron reiterados, así como su intensidad, que se aprecia en las imágenes de la grabación.
En cuanto a su hermano Michael Delgado, según la resolución, el jurado descarta la existencia de una intención directa de matar a Gregory «por el hecho de que tuvo una clara ocasión de matarlo durante el tiempo, 23 segundos, en que tuvo inmovilizada a la víctima con una navaja en la mano», y, sin embargo, no llegó a apuñalarlo. «Es razonable inferir que, quien teniendo una navaja no la usa, no tiene intención directa de matar», dice la sentencia para reiterar la condena de cinco años. El magistrado tampoco pasa por alto que los condenados actuaron «con riesgo para ellos» porque el fallecido portaba en la mano una botella con la que los pudo atacar y porque la agresión se produjo en «un lugar público y concurrido, con la consiguiente posibilidad de que terceras personas actuasen en defensa de la víctima».
El día después de escuchar de boca de José Eirín que él no sabía que quién iba en el coche de Jéssica Méndez cuando impactó con él, el entorno de la joven fallecida en Barro en marzo de 2022 después de ser embestida por el vehículo de su vecino tomó la palabra. Y lo hizo para dejar claro que el acusado llevaba años «obsesionado» con la víctima y que el acoso era constante. Especialmente dura fue la declaración de la pareja de Jéssica, que explicó al tribunal ciudadano que se dedicaba a «vigilarla» constantemente, a rondar por la finca y la vivienda, o a hacerle llamadas desde números de teléfono ocultos. Ella misma le confesó, recoge Ep, que su vecino estaba «todos los días» observándola. «Él estaba obsesionado con ella, era un sinvivir, y ella me decía constantemente, cuando hablábamos por teléfono, ‘ya está aquí’, ‘ya está otra vez vigilando’», explicó este testigo.
Hilando las circunstancias que envuelven la muerte de la joven, su pareja reveló al tribunal que, al menos en dos ocasiones, Jéssica le confesó que su vecino le había dicho «que si no era para él, no sería para nadie», y que estaba convencida de que había sido él quien le había pinchado las ruedas del coche en varias ocasiones. El momento más doloroso de la jornada de ayer se produjo cuando el chico recordó cómo fue su llegada al lugar del accidente cuando el acusado todavía estaba allí, después de haber excarcelado a la víctima del vehículo. «Pude ver el coche de Jéssica, pero ella ya estaba en la ambulancia, y sí vi al acusado, en otra ambulancia, es algo que no olvidaré en la vida. Allí, desde la puerta de la ambulancia, ese señor se rió en mi cara (...), lo que quiero es que se sepa la verdad y se haga justicia», recordó entre lágrimas. El hermano de la fallecida contó que la presión sobre Jéssica era tal que la familia había instalado una cámara
La segunda sesión del juicio por el crimen, por el que el acusado se expone a 24 años de prisión, estuvo marcada por la tensión entre la defensa y el magistrado-presidente. Éste último tuvo que apercibir en varias ocasiones al abogado por tratar de introducir preguntas «no pertinentes» para reconducir los testimonios de los testigos. En un primer ‘encontronazo’, el magistrado advirtió al letrado de que estaba «desobedeciendo» y su conducta podría tener consecuencias «disciplinarias». Momentos después ordenó un receso, en vista de que el abogado insistía en las preguntas no autorizadas. en la zona de la cochera, convencidos de que era Eirín la persona que pinchaba las ruedas del coche de Jéssica.
Sus padres, que también declararon ayer, aseguraron que ese acoso continuado les llevó a romper la relación con Eirín y su familia, hacia el año 2015. Para acabar de desmontar la estrategia de la defensa —que sobre el hostigamiento a la joven insiste en que no había denuncias en contra de Eirín— un cuñado del acusado que vivía en su misma casa confesó que «andaba continuamente» por los alrededores de la casa donde vivía Jessica y que él mismo la avisaba por WhatsApp para que estuviese alerta.
El cuñado de Eirín, que vivía con él, confesó que él le mandaba mensajes a Jéssica para avisarla de que la estaba vigilando