Joaquín Torres: «La obsesión de mi padre era ser más rico que Florentino Pérez»
▶ El arquitecto ha hecho pública la ruina empresarial a la que su hermano Julio Torres ha llevado a su familia
Todavía con las secuelas del grave accidente de moto que sufrió el pasado mes de diciembre, el arquitecto Joaquín Torres se enfrenta al duelo por la pérdida de su madre Joaquina Vérez, que falleció el pasado 2 de marzo, tras una larga enfermedad. Le dio tiempo a despedirse de todos los que quiso y dejar instrucciones sobre su legado, más allá de su testamento. Joaquina llevaba desde hace tres años una pena por dentro y era la de ver como el millonario patrimonio empresarial que con tanto esfuerzo había conseguido su familia y después, su marido Juan Torres Piñón, socio de Florentino Pérez en la fundación de la constructora ACS, se había visto menguado en manos de Julio Torres, uno de sus cuatro hijos al que le confiaron todo el poder. «Cuando mi padre vendió las acciones de la constructora en el 97 se quedó con una liquidez inmensa y con un patrimonio que prefiero no decir porque me parecen cantidades obscenas. Y su única obsesión era montar una empresa familiar para hacerse más rico que Florentino», explica Joaquín Torres a ABC. Su hermano Andrés había trabajado toda su vida con su padre y su hermana Maite se unió a esta nueva aventura empresarial, al igual que su hermano Julio Torres, abogado de la Comunidad de Madrid, pero que no tenía ninguna noción empresarial. Este cada vez trabajaba más y más, y se fue ganando la confianza de sus padres creándoles expectativas con negocios de los que iban a obtener miles de millones de beneficios. Joaquín fue el único de sus hermanos que nunca quiso meterse en el negocio familiar porque no tenía buena relación con su padre. «A todos nos dio 200 millones de las antiguas pesetas cuando vendió ACS, lo que me ha permitido trabajar y vivir con libertad, porque como sabes la libertad solo te la da la independencia económica», reconoce Torres.
Lo que ha ocurrido con el negocio de su familia no ha pasado de un año a otro, Julio, su hermano no consiguió hasta 2010 el poder de administrador único del conglomerado. Algo que el arquitecto reconoce le otorgaron sus padres de forma lícita. «Les vendió la idea de que todos los negocios, unas 36 empresas, iban bien y mientras él los utilizaba de aval para solicitar créditos a los bancos. No les presentaba cuentas, les pagaba los gastos mensuales que ascendían a más de 40.000 euros y así les tenía contentos. Endeudó todo el patrimonio personal, casas, joyas… Él pensaba que mi padre se moría porque lleva veintitantos años diciendo que se va a morir», relata Joaquín. Quiere puntualizar que esta no es una guerra personal entre hermanos y que todo saltó por los aires hace tres años cuando en julio de 2021, su madre Joaquina le llama para decirle que quiere hablar con él. «Cuando fui a verla no me pidió dinero ni nada, solo me dijo que querían acabar con sus vidas, querían la eutanasia activa. Me contaron que los negocios no estaban bien y que habían perdido todo. A mí me pareció una locura y les dije que se tranquilizaran que lo íbamos a solucionar todo».
Cesión lícita
Es entonces, cuando los padres de Joaquín denuncian a su hijo Julio por administración desleal y estafa, no él. «Yo no tengo ningún conflicto con mi hermano, el patrimonio es de mis padres y el que les roba es él. Ellos habían decidido dárselo todo a él y aunque al resto de hermanos no nos pareciese bien era lícito». Lo que más le dolió según él a su madre, es que se vendiesen sus joyas y que su propio hijo le presentase una querella penal pidiéndole tres años de cárcel. «A diferencia de mi hermano Julio, ellos me pidieron que querían recuperar el dinero, pero no meterle en la cárcel, ni siquiera se atrevieron a desheredarle. Mi madre no le contaba esto a nadie porque sentía vergüenza. Pero antes de morir me pidió que recuperase el patrimonio para sus nietos y que lo hiciese público. Y eso es lo que estamos haciendo». Tras el fallecimiento de la matriarca, difundieron un comunicado en el que informaban de los litigios del conglomerado familiar y de la querella que contra ellos pesa en el Juzgado de Instrucción nº 28 de Madrid desde 2022.
Joaquín y sus hermanos están dispuestos a llegar hasta el final, también su padre, aunque no esté en las mejores condiciones físicas desde hace tiempo. «Está muy mal, se avergüenza profundamente de lo que ha hecho y se ha demostrado que mentía, incluso a mi madre. Llevaba una doble vida que ha venido financiado mi hermano Julio a espaldas de todos. Tiene 88 años y ha construido una realidad paralela para poder sobrevivir. Yo le prometí a mi madre que cuidaría de él tanto económicamente como emocionalmente en su ausencia y es lo que estoy haciendo». Quiere
aclarar que, aunque se hayan publicado informaciones que apuntaban a que sus padres están en la ruina, nada más lejos de la realidad: «Que no tengan liquidez para pagar, no significa que no tengan nada, porque sus activos son muy superiores a sus pasivos».
De hecho, confirma que ya ha recuperado muchas de las empresas, aunque su hermano Julio se ha apresurado a vaciar cuentas y cambiar contratos o licitaciones que mantenían desde hace años. Llevo tiempo desembolsando dinero, y mis hermanos lo saben, pero según se van arreglando las cosas, se me está devolviendo. Al final es el patrimonio familiar y a la larga será para nosotros. Este próximo lunes tendrá lugar a las 20 horas, el funeral en memoria de Joaquina en la iglesia de las Fuerzas Armadas en Madrid, a la que se esperan acudan familiares y amigos, para darle el último adiós.
«Mi madre tenía tanta vergüenza de no poder pagar las facturas, que me pidió la eutanasia; quería morirse»