Ministro de dos tortas
Si en la cultura anglosajona el chulo ha pervivido con cierto prestigio, aquí siempre se le consideró un imbécil
E Lministro de Transportes se ha referido al medio de comunicación ‘The Objective’ como ‘The Ojete’. Ya no sabes si en el Gobierno te van a dar un discurso o dos hostias. El sanchismo siempre fue ofensivo con el contrario, pero al menos hablaba con tonillo calmado y esdrujulaba con entonaciones de pausados giros que rimaban en transformaciones y resiliencias. De aquello resultaba una brasa odiosa por cursi pero inocua. El otro día escuché hablar a Koldo García y en lugar de un ‘aizkolari’ socialista con neones y mordidas, parecía que me estaba hablando uno de esos expertos en ‘coaching’ que ofrecen en Instagram consejos para vivir que dan ganas de suicidarse.
Ah, el PSOE era un discurso con arrullo del viento en los árboles de la Pampa como de canción de Jorge Cafrune, que con Óscar Puente manifiesta su verdadera naturaleza machaca. Bajo el ‘Juntos salimos más fuertes’ y toda la chatarra emocional que producía una máquina de hacer helado con colores pastel de boñiga de unicornio que tenían en Moncloa, aguardaba la esencia de esta política faltona en la que, si te escuchas los discursos al revés, te sale que eso no me lo dices a la cara y que nos vemos en la calle.
Aquí toman sentido las metáforas guerracivilistas del muro contra el fascismo (los que no les votamos) y otras imágenes en cuyo punto de fuga se aparece la sombra de un tipo grandón que viene a calentarte la cara. En su versión tuitera, Puente engarza con esta visión y es reflejo de la mejor tradición hispánica del fanfarrón que sin embargo en mi Españita no ha llegado a triunfar. En este país puedes hundir la economía y puedes robar, pero no te van a perdonar que seas un chulo, pues sabemos que la bravuconada es el dolor de alguien que se sabe pequeño.
Si en la cultura anglosajona el chulo ha pervivido con cierto prestigio, aquí siempre se le consideró un imbécil, dicho esto en el sentido de persona limitada por cualquier circunstancia. Quizá Puente crea que la gente le ha tratado mal y que por eso él puede tratarles mal a ellos y arrinconarlos, y llamarles ‘Ojete’, esto es ano, cuando este país es algo gracias a la gente maltratatada que trató bien, que fue educada, que estuvo a la altura cuando, no es que los insultaran, es que la estaban matando.
Si lo piensas bien, con los que defienden la violencia Puente no se pone tan flamenco, pero ese es otro tema. La cosa es que está ahí en la tribuna y en el ‘tuiter’ maltratando desde el poder y las instituciones en las que nadie tiene cuenta personal. Creerá que es faltón porque le faltan a él, razón por la que podríamos faltar todos. Entre sus votantes aplauden el engorilamiento porque hace llorar a los fachas (sic) y les da unas buenas palizas en Twitter; ojalá no en la realidad.