Sánchez se aferra a Illa como salvavidas electoral del PSOE y orilla la amnistía
▶ El líder del PSC asevera que el coprotagonismo de ERC y Junts en Cataluña «no ha funcionado»
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, después de varias semanas muy difíciles, fundamentalmente por el caso Koldo, pasó un buen rato ayer en el Palacio de Congresos de Cataluña, donde respaldó a Salvador Illa en la clausura del congreso del PSC, del que sale reelegido como líder de la formación y confirmado como candidato a las elecciones autonómicas anticipadas del próximo 12 de mayo.
En una inflexión poco frecuente en quien parece medir hasta el milímetro sus discursos de partido –el de ayer de veinte minutos, como suele, ni uno más ni uno menos– comenzó felicitando al DJ del evento, que le había recibido al ritmo de ‘Hungry Heart’, uno los éxitos más luminosos de Springsteen. «Hacía tiempo que no escuchaba a Bruce», arrancó su parlamento ante un público crecido y exultante tras la elección de la nueva ejecutiva de los socialistas catalanes. El día de fin de fiesta del cónclave reunió al pasado, presente y futuro del socialismo catalán: Raimon Obiols, líder del partido en los ochenta; el exvicepresidente del Gobierno Narcís Serra; el exalcalde y exministro Joan Clos; Miquel Iceta, que enseguida regresó a París, donde ejerce como embajador ante la Unesco y que se mantiene con el testimonial cargo de presidente de la formación, y muchos otros.
El socialismo catalán es uno de los dos motores tradicionales del partido –el otro, el andaluz, aparece hoy bastante gripado–, como evidenció el resultado del 23J, donde los 19 escaños que le otorgaron su arrolladora victoria en las provincias catalanas fueron decisivos en el vuelco que permitió a Sánchez mantenerse en el Gobierno. Algo que el secretario general no dudó en recordar. «Tengo que agradecer a los catalanes y catalanas, que nos ayudasteis a que no hubiera un gobierno de coalición reaccionario, con vuestro voto el pasado 23 de julio», señaló en referencia a un eventual gabinete del PP y Vox.
Y a ese éxito electoral, y al que ya obtuvo Illa en 2021 al ganar por primera vez al nacionalismo en unas elecciones autonómicas, aunque sin romper la mayoría independentista, se aferra ahora Sánchez para tratar de cambiar un ciclo electoral que no empezó bien en Galicia y que no dibuja un horizonte halagüeño para Moncloa
El presidente del Gobierno se compromete a ayudar al líder del PSC a reconstruir los servicios públicos de calidad en Cataluña
de cara a las europeas del 9 de junio, justo un mes después de las catalanas. En ese sentido, y aún con temores, empieza a cundir la sensación de que el adelanto electoral realizado por el presidente de la Generalitat, el republicano Pere Aragonès, tras ver tumbados sus presupuestos por los comunes, es una oportunidad de recuperación para el PSOE, si bien ha forzado a Sánchez a suspender la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, que se prorrogan un año más. «Aquí sólo faltaba un cartel que dijese: ‘Gracias,
El fraude fiscal también estuvo presente en la celebración del Congreso del PSC en Barcelona. El líder del PSOE no dudó en sacar a colación el delito por el que se investiga a la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; un asunto que parece será argumento de fuerza en las varias campañas electorales que se avecinan. Recordar que además de las catalanas están previstas elecciones comunes’, pero no se podía poner», ironizaba un veterano y relevante dirigente del PSC en alusión a la decisión de la formación de la exalcaldesa Ada Colau.
«Volver a las cosas»
Este primer acto de precampaña sirvió para ver cómo Sánchez e Illa comienzan a poner tierra de por medio con la amnistía, apenas cuatro días después de que la norma para conceder el olvido legal a Carles Puigdemont fuese aprobada en el Congreso de los Diputados. Ni siquiera la mencionaron expresamente en los discursos, que pusieron el énfasis en la necesidad de «pasar página» en Cataluña; algo que Illa se permitió hacer, incluso, en términos bastante prosaicos: «Cataluña tiene que volver a las cosas». Sánchez, por su parte, ensayó en el País Vasco el día 21 de abril y europeas el 9 de junio.
Sin citarla por su nombre y muy al principio de su discurso, Pedro Sánchez señaló que el patriotismo de la derecha
«acaba cuando comienzan sus bolsillos». Además, aprovechó su intervención para mandar un mensaje a la oposición: «Menos lecciones de patriotismo y más cumplir con la patria pagando impuestos». un discurso equidistante entre el independentismo y la derecha nacional, cuando presentó a Illa como la mejor opción «frente a las rupturas de unos y las recentralizaciones de otros». Un aserto que los socialistas tratan de armonizar con el conocido mantra de que la ruptura es algo del pasado, pues ahora –amnistía mediante– se habría abierto un inédito periodo de convivencia y concordia entre catalanes.
Poniendo traducción a ese «las cosas» de Illa, el líder del PSOE aseguró que defenderán «el autogobierno», palabra que pronunció con énfasis en cada una de sus sílabas, para combatir la sequía con desaladoras, para combatir las listas de espera en la Sanidad y para, en el ámbito educativo, «que vuestros hijos e hijas no estén a la cola en los informes Pisa, sino a la vanguardia, como corresponde a un territorio como Cataluña», sentenció. Mirando fijamente a Illa, en uno de los momentos más aplaudidos de su intervención, el presidente del Gobierno le dijo: «Yo te garantizo, Salvador, que desde el Gobierno de España te ayudaremos a reconstruir esos servicios públicos de calidad».
El ya candidato socialista para la cita con las urnas del 12 de mayo no dudó en mostrar su respeto por todas las formaciones del Parlamento catalán (salvo Vox y la Cup) que enviaron representantes al congreso del PSC, si bien aseguró que la reciente historia de Cataluña había sido «coprotagonizada por ERC y Junts, y eso no ha funcionado», concluyó.