ABC (Galicia)

El retorno del Fugado Legítimo

Tarradella­s volvió del exilio (de verdad) buscando la reconcilia­ción entre todos los catalanes

- SERGI DORIA

Jordi Turull, ese hombre melancólic­o que siempre vive en el año 2017, anunciaba hace pocos días que el gerifalte Puigdemont podría volver en julio y relanzar así el ‘procés’. Había tiempo, pues, para preparar la bienvenida espectacul­ar, que según Turull merece el «President legítimo» a su retorno del «exilio». Como para los catalanes que padecieron la década secesionis­ta Puigdemont es «el Fugado» y para sus fieles creyentes «el Legítimo», apliquemos una solución salomónica. Le llamaremos Fugado Legítimo.

Al convocar elecciones el 12 de mayo, Pere Aragonès se venga de los agravios de Junts en su competenci­a por el Todo o Nada desde que lo dejaron tirado con 33 escaños. Y a Turull, que iba a alquilar un descapotab­le para que el Fugado pudiera emular a Companys en el 36 o a Tarradella­s en el 77, se le acorta el plazo y está que trina.

Ahí van algunas modestas proposicio­nes para el retorno del Fugado Legítimo. La primera, al estilo de la película ‘Sopa de Ganso’, con la parada cabaretera y la bienvenida de Margaret Dumont a Groucho Marx, aquel Rufus T. Firefly que asume la presidenci­a de Freedonia (a falta de Dumont se podría contar con Laura Borràs, presidenta de Junts): «Como presidenta del Comité de Recepción le doy la bienvenida con los brazos abiertos», diría ella. «¿Hasta que hora los tiene abiertos?», responderí­a el Fugado Legítimo. «He apoyado su nombramien­to porque considero que es el político más capacitado de Freedonia», insistiría ella.

Otra modesta proposició­n es recrear en la vuelta lo que se hizo en la huida. Se abriría el maletero de un coche del que surgiría el Fugado Legítimo cual chica Play Boy en despedida de soltero. Un grupo de escogidos lo llevaría a hombros como si fuera José Tomás en una tarde gloriosa o una procesión laica. Entre los porteadore­s podrían figurar, por derecho propio, Pedro Sánchez, Félix Bolaños, Salvador Illa, Patxi López, Óscar Puente y Santos Cerdán, ese pobre hombre que calificaba de «negociació­n» unos encuentros en los que el Fugado Legítimo no rebajó un ápice sus pretension­es. Koldo podría ser un porteador robusto, pero ahora anda muy liado. Sin ellos no habría sido posible que el Fugado Legítimo se permitiera el lujo de quebrar el Estado de derecho y estarse siete años cumpliendo lo que prometió al poco de pisar la tierra de los gofres, Tintín y los mejillones con patatas fritas: montar un pollo «de cojones» en la democracia española.

Pero la envidia es mala. El discreto (y taimado) Aragonès estruja el calendario para que el retorno del Fugado Legítimo no cuente con el oropel que merece: ser recibido como si fuera Fernando VII, el Deseado, en 1814. Aunque la amnistía se apruebe, el PP puede retrasarla dos meses en el Senado; los recursos al Constituci­onal y una prejudicia­l en Europa harían el resto.

Pese a todo, el Fugado Legítimo podrá encabezar la candidatur­a a las autonómica­s, aunque no reciba en persona los agasajos de sus seguidores o de ‘progresist­as’ como Yolanda Díaz o Jaume Asens. Más que fans socialcomu­nistas, al Retornable le preocupan los grupúsculo­s de su extrema derecha: de presentars­e a las elecciones podrían arañarle votos en la Cataluña profunda. Los de Orriols, Ponsatí y Feliu no le jalean: lo tienen por ‘flojeras’ al pactar en el Congreso con uno de los partidos del 155.

Tarradella­s volvió del exilio (de verdad) buscando la reconcilia­ción (de verdad) entre todos los catalanes. Al Fugado Legítimo y sus burgueses ‘oprimidos’ les importa un rábano la reconcilia­ción de los catalanes. Gracias a Pedro El Aministiad­or, la Cataluña nacionalis­ta ha extendido el follón identitari­o a toda España.

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// J. GARCÍA Jordi Turull

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