El balonmano cumple a lo grande
▶ La España solidaria y valiente al ataque firma el billete a París 2024 tras batir a Brasil
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Parte de lo que ha hecho a esta selección masculina de balonmano ser en las últimas dos décadas todo lo que es se explica en el último partido del Preolímpico ante Brasil. En juego ya no estaba el billete para los Juegos de París, conquistado con una exhibición ante Eslovenia el viernes, porque solo había una remotísima posibilidad de perderlo ante los brasileños: sufrir una derrota por más de 18 goles. En juego estaba el orgullo, el conceder a la afición que llenó el pabellón de Granollers una última actuación de clase, buen juego y compañerismo. De demostrar al planeta y a sí mismos que aquel Europeo de enero fue un resbalón del que se han levantado todavía más fuertes. Y así llega España a los Juegos de París. Con un Preolímpico impecable, cargado el depósito de confianza e ilusión, de sobreponerse y avanzar, todos juntos, como siempre, en un torneo en el que buscarán una quinta medalla para el palmarés nacional. Hubo bronce en Atlanta 96, Sídney 2000, Pekín 2008 y Tokio 2020. Esta España quiere más.
La selección celebra con entusiasmo la clasificación, dando continuidad al compromiso con la cita olímpica, pues dolió, y mucho, el parón en Río 2016, apeados por un solo gol. Era el objetivo de todos, sobre todo, los de esa vieja guardia que se ha esforzado por mantenerse en forma y alargar sus ilusiones hasta esta cita. Algunos, como Antonio García, Viran Morros y Gedeón Guardiola, ya están en la cuarentena, pero rejuvenecen cuando juegan con la camiseta nacional. Impecables las dos torres en la defensa y el lateral en el ataque para que esta España haya cumplido un preolímpico de diez. Nadie les pone fecha de caducidad, y menos aún viendo su desempeño estos días en Granollers, pero son ellos mismos los que atisban, no obstante, que París pueda ser su último servicio en una selección que han impulsado y ayudado a mantener en lo más alto en este siglo XXI. Pocos finales mejores para una carrera deportiva que luchar con la familia que forma este vestuario por una medalla más en una cita olímpica.
Para Tokio ya hubo quien ofreció sus últimos goles, pases y fintas, como Raúl Entrerríos, Dani Sarmiento y Julen Aguinagalde, guinda a una carrera estupenda con el bronce logrado en Japón. La mejor noticia para España fue que dejaron un legado magnífico y no solo fueron las medallas. Fue, sobre todo, que los que los relevaron entendieron a la perfección lo que significaba jugar por este equipo. Con esas enseñanzas, los coetáneos y la nueva generación mantuvieron el nivel y los podios: dos bronces mundiales en Egipto (2021) y en Polonia y Suecia (2023). Y ahora París.
Ante Brasil, las paradas de Rodrigo Corrales, la velocidad de Ángel Fernández, los goles de Álex Dujshebaev (5) y Ferran Solé (7), la bravura de Serdio, Casado, Garciandia, Tarrafeta, la experiencia de Antonio García, Maqueda, Morros y Guardiola en defensa; y el compromiso y la entrega de todos ante un conjunto carioca que se jugaba el pase al límite del reglamento (es Eslovenia la otra clasificada). Empate a 14 en el descanso, orgullo final para agarrar el billete con firmeza. Hay todavía mucha gasolina en los treintañeros, que la comparten con alegría con los que, consolidados en grandes torneos, quieren alargar ahora este historial magnífico.
Se espera, y se trabaja para que el ciclo continúe moviéndose en esa dirección, para que las bajas, con tanto palmarés en sus espaldas, no pese en los que se quedan. No quiere agujeros en el futuro, uno que Ribera quiere seguir liderando, con contrato hasta, al menos, 2028. Pero se centra en este 2024, consciente de que muchos que acudan a París, sobre todo los muros defensivos, llevan el cuerpo marcado por muchos moratones. Busca ya la fórmula para que a la defensa le lleguen las piernas y a los jóvenes no les pese la responsabilidad; la cita olímpica bien vale el esfuerzo.
«Podemos fallar, pero no estamos acabados ni mucho menos y vamos a por más», comentó Álex Dujshebaev tras el choque