Tocas, velos y votos
«Sí meu Tezaniños, tes razón. Rueda le debe la presidencia de la Xunta a las benedictinas compostelanas»
Al Tezanos, lameculos sanchista y tonto a jornada completa, le ha vuelto a iluminar el espíritu de san Simeón de Emesa, al que le dicen santo loco. Proclama, a papel y tinta, que el PP ganó las elecciones en Galicia gracias «a las monjitas». No entro en combate, Dios me libre, sino que, al contrario, estoy con Tezanos, con el santo de Emesa y si es preciso hasta con san Ricardo de Vilapedre, que yo tengo para mí que solo un santo puede hacer lo que hizo don Ricardo Núñez por «os nosos toliños», esa gente que vive, como dijo Casares de don Juan de la Coba, «nunha eterna primaveira». De modo que sí,
Rueda le debe la presidencia de la Xunta a las benedictinas compostelanas de Antealtares, a las clarisas de Allariz, a las bernardas de Pantón y a las salesas de Lugo, esas monjas que llaman también visitandinas por aquello de su visita a los enfermos. Las clarisas de Allariz crían pulardas para Coren. Las gentes de por allí no les dicen ‘pulardas de Coren’, sino ‘pulardas do convento’.
En Viveiro, hasta hace poco, las dominicas de Valdeflores, el monasterio que pinta Pastor Díaz en su farragosa novela ‘De Villahermosa a la China’, hacían unos dulces exquisitos. Ahora le han echado la llave al convento y han repartido las monjitas por otras casas de la orden. Por lo visto, el motivo de la dispersión es que hay que ir colocando agentes muñidores del PP por España adelante. También las bernardas de Pantón y las salesas de Lugo, que son encuadernadoras, hacen labor repostera. Y tengo entendido que todavía hay novias que llevan una docena de huevos a las clarisas que les quedan más a mano para que no les llueva el día de la boda. No sé si la solicitud es atendida o no. Tal vez no. Las clarisas ya interceden poco ante santa Clara de Asís. Andan escasas de tiempo para esas macanas celestiales. Es lógico: se dedican a buscar votos para Feijóo, para Rueda, para Fraga, para Eduardo Dato, para Antonio Maura y para Cánovas. ¡Así gana cualquiera!
l luto en la familia de Jéssica Méndez, fallecida en marzo de 2022, pervive. A espera de una sentencia que ponga punto y final al viacrucis judicial en el que llevan años embarcados para llegar a la verdad de lo sucedido, la pasada semana quedó constatado el infierno que esta joven pontevedresa llevaba años transitando, y que marcó su final. Fueron numerosos los testimonios que —contradiciendo la versión del acusado, José Eirín— revelaron el hostigamiento que la muchacha soportó por parte de su vecino, mayor que ella y obsesionado con mantener una relación sentimental. Lo dejó claro el novio de la fallecida, que en una emotiva declaración evocó las palabras de Jéssica unos meses antes del accidente de circulación en el que perdió la vida tras ser embestida a 80 por hora por Eirín. «Le dijo que si no era para él, no sería para nadie» confirmó su pareja.
EA partir de ahí, la lista de ejemplos de esta obsesión resultó alarmante. «Era un sinvivir, y ella me decía constantemente, cuando hablábamos por teléfono, ‘ya está aquí’, ‘ya está otra vez vigilando’» profundizó su pareja sentimental. «Se sentía vigilada, le pinchaba las ruedas» recordó su hermano. «La espiaba, lo sorprendimos muchas veces observando la casa desde un portal trasero, o escondido tras los postes de unas viñas y cuando nos veía echaba a correr», recalcaron sus padres. El relato de esta persecución, que se agudizó cuando Jéssica se echó novio y se fue a vivir con él, dibuja el contexto en el que se produjo el presunto ataque de Eirín. Para los peritos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil que testificaron en sala no hay duda, tras analizar el siniestro al detalle, de que embistió con su coche «a conciencia» al vehículo de Jessica Méndez, en una intersección de una pista con la N-550 en Barro (Pontevedra).
Agravante de género «La postura de indiferencia e invisibilidad hacia él no era una conducta esperable del género femenino para el acusado»