«No me arrepiento de haberme enfrentado a Daniel Ortega»
▶ El ex-preso político nicaragüense participó ayer en la presentación en España del World Liberty Congress
«Hoy puedo resumir mi vida en una maleta y extraño mi casa; extraño estar con mis padres y ver el informativo nocturno, cenar juntos; hablar con mi familia... porque desde hace cinco años, por mi involucramiento político, por convicción y principios, hoy no puedo estar con toda mi familia por motivos políticos», confiesa a ABC Lesther Alemán, el líder estudiantil que se encaró con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en la primavera de 2018, cuando tuvieron lugar las protestas que dejaron más de 365 muertos.
Alemán, un joven de apenas 20 años y estudiante de comunicación, era uno de los líderes estudiantiles que tomó parte en la ronda de conversaciones para intentar acabar con la represión de las fuerzas policiales y paramilitares contra los manifestantes. «Nosotros (los jóvenes) hemos puesto los muertos , nosotros hemos puesto los desaparecidos, nosotros los hemos puesto», le espetó
Alemán al comandante sandinista en un acto que estaba siendo retransmitido en directo por televisión. Aquellas palabras se hicieron virales y enervaron a Ortega y a su vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo. También cambiaron la vida del joven.
Alemán fue perseguido y tuvo que esconderse; ya en 2021 fue una de las víctimas de la cacería emprendida por el régimen para silenciar a todas las voces críticas de cara a las elecciones. El líder estudiantil pasó 584 días en la cárcel del Chipote, 87 de ellos en una celda de castigo. El 9 de febrero de 2023 fue excarcelado, junto a otros 221 presos políticos, y deportado a EE.UU. Cuando aterrizaron en suelo estadounidense, a todos ellos les habían despojado de la nacionalidad nicaragüense y declarado la muerte civil –todo su historial vital en Nicaragua fue borrado–.
Lesther partició ayer en la presentación en España del World Liberty Congress, que reúne a miembros de 56 pasíes y cuyo secretario general es el líder opositor venezolano Leopoldo López. El objetivo de esa iniciativa es trabajar para revertir las autocracias en democracias. En el acto de ayer se analizaron los métodos de tortura de cuatro autocracias latinoamericanas –Bolivia (híbrida), Nicaragua, Venezuela y Cuba–. Alemán compartió su experiencia. –Usted se hizo viral tras su intervención ante Ortega, que años después le llevó a la cárcel y casi a la muerte. ¿Se arrepiente? ¿Volvería a hacerlo?
–Lo dije antes de ser capturado en una entrevista clandestina, yo estaba preparado para la cárcel o para la muerte, porque ya había interpretado y analizado un poco las consecuencias de ese careo. Y puedo decir que no me arrepiento ni un solo minuto de defender la democracia, de defender los derechos. Pero, sobre todo, de pensar que es posible una Nicaragua donde la vida sea respetada, donde la libertad sea respetada, y donde los jóvenes podamos nacer, crecer y desarrollarnos en plena libertad, sin necesidad del adoctrinamiento. Todo este tipo de cosas me llevan a ese compromiso sin vacilar. En ese momento yo no determiné qué iba a pasar el día después, pero hubiera hecho lo mismo. Después de mirar hacia adelante, hoy miro hacia atrás y no me arrepiento de lo que hice.
–A pesar de las denuncias, parece que se está normalizando la tiranía y la represión en Nicaragua, siguiendo el ejemplo de Cuba...
–Sigue un poco a Cuba, pero el modelo de Ortega es una apuesta dinástica y para ello ha tenido que pagar costos muy altos políticamente, como destruir completamente a la oposición, pasar por encima de la libertad incluso religiosa, hasta el punto de encarcelar a un obispo, silenciar a parte del clero, todo, evidentemente, a través de la intimidación. Y eso te lleva a reconocer que hay una dictadura detrás de la mística de la revolución. Una dictadura que además es bicéfala, porque estás ante un Ortega que personifica lo que un día fue la revolución sandinista en los años 80; y luego tienes a Rosario Murillo, que cada día avanza en su control dentro del aparato estatal. Es decir, todos los ministros del Consejo de Seguridad responden a las órdenes de Rosario, que se muestra como interlocutora con el hombre fuerte, en este caso, el místico comandante de una revolución perdida, frustrada por un engaño.
Irán, China, Rusia
En cuanto a las referencias de las que bebe la dictadura de Ortega y Murillo, para Alemán está claro: «Esta dictadura perfila un poco el modelo chino y el modelo norcoreano. Es una dictadura que ha enlatado todo lo malo que pudo haberle dejado la Unión Soviética, Rusia y Cuba, y que evidentemente le ha dejado China y Corea del Norte. Actualmente se muestra como el caldo de cultivo para Irán, Rusia y China a la hora de prestarle el territorio nacional para establecer bases de vigilancia, modelos de cooperación e inversión, y para establecer alianzas de cooperación militar con estos países», subraya.
Alemán es consciente, por otra parte, de que la situación que atraviesa Nicaragua no está en los primeros lugares de la agenda de la comunidad internacional, que tiene que enfrentarse a otras crisis. «Pasando la nicaragüense a un quinto, sexto, séptimo u octavo plano. El tema de la realidad nicaragüense para mí es prioritario, pero el mundo compite con otras necesidades y esto hace que Ortega se sienta muy cómodo en ese clima de un modelo norcoreano tropical o chino tropical, que hace que cada día te levantes en un país que está altamente controlado, y que ahora está en una fase de purga interna dentro del partido», señala. «El Frente Sandinista –continúa– ya ha desterrado, ya ha destruido a la oposición, ahora toca destruir a todo aquel que dentro del partido robe, denuncie o intente huir».
–El World Liberty Congress alerta sobre la recesión de las democracias... –Para nosotros estos espacios son necesarios, sobre todo para que Europa no mire hacia otro lado. Es decir, en Latinoamérica se está lidiando con dictaduras totalitarias y en Nicaragua yo puedo decir que hay una dictadura que se perfila bajo un modelo dinástico. No podemos ni se puede permitir la romantización del fenómeno de los 80, que no tiene absolutamente nada que ver con este capítulo.