Albares vuelve a fracasar en su intento de hacer oficial el catalán en la UE
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, volvió a fracasar ayer en su intento de que se tengan en cuenta sus peticiones para hacer oficial en la Unión Europea el catalán y otras lenguas cooficiales en distintas regiones de España, como el euskera o el gallego. El Consejo de Asuntos Generales volvió a ignorar por enésima vez la idea de reformar el reglamento lingüístico de la UE. Con un escenario geopolítico completamente saturado en todos los horizontes comunitarios, los demás ministros han considerado que este era un asunto demasiado exótico para ocupar el interés en estos momentos.
«España ha pedido un punto de información para este consejo y ha distribuido un documento que explica los motivos y sus argumentos para reformar el reglamento lingüístico. Se ha explicado la posición española y hemos tomado nota, pero no ha habido discusión», dijo la ministra de Exteriores belga, Hadja Lahbib, que presidía la reunión.
Un chantaje
Después de todo lo que ya se sabe sobre la situación política en España, la mayoría de los ministros o secretarios de Estado presentes en la reunión conocen la razón por la que el Gobierno de Pedro Sánchez lleva este asunto a la escena comunitaria y que no es otra que el chantaje de sus socios secesionistas. Como España ya no tiene la presidencia rotatoria, Albares tuvo que pedir que este asunto entrase en la reunión de ayer a pesar de que no hubo ningún cambio respecto a los debates anteriores, cuando España ejercía la presidencia de turno de la UE. La belga Lahbib reconoció que aceptó la petición de su colega español porque «habitualmente» acceden a este tipo de requerimientos. Naturalmente, estas cosas no son gratis, sino que se devuelven con otros favores.
Albares no participó en esta reunión, sino que envió al secretario de Estado Fernando Sampedro, que entró a la sala sabiendo que el tema principal era la preparación del Consejo Europeo de mañana, que se centrará en la grave situación en Ucrania y la seguridad de Europa, además de la ampliación. Sampedro insiste en que no van «a cejar» con la oficialidad de las lenguas regionales en la UE y cree que el documento que ha circulado es lo bastante sólido como para contribuir a que los demás países cambien de opinión.