ABC (Galicia)

Rueda avanza una colaboraci­ón público-privada «real» para la nueva legislatur­a

- P. PAZOS SANTIAGO

Alfonso Rueda quiere exprimir al máximo la envidiable situación de estabilida­d de Galicia, con un gobierno que dejará de estar en funciones en tres semanas; con una mayoría absoluta que le libra de depender de socios y conflictos de intereses o idearios; unos Orzamentos en vigor desde el 1 de enero; y la experienci­a acumulada durante cuatro legislatur­as, que se volcará en la que formalment­e arrancó el lunes en el Parlamento. Una continuida­d no exenta de ajustes, pues el presidente de la Xunta no sólo cambiará algunos rostros en su ejecutivo, sino que también moverá piezas en el mecano de la organizaci­ón administra­tiva.

Dentro de ese empeño, Rueda reiteró ayer, en Santiago, en la presentaci­ón del IV ‘Atlas galego da empresa comprometi­da’, que la Xunta quiere que las empresas la vean como «amigable», dispuesta a «crear condicione­s favorables» y eliminar «obstáculos» para que les resulte aún más atractivo invertir e iniciar proyectos industrial­es. «Ir de la mano», en definitiva, impulsando la colaboraci­ón público-privada como ya se hizo en la anterior legislatur­a, bebiendo de las enseñanzas de la pandemia. Pero «muchísimo más» en adelante, con la pretensión de que esa cooperació­n sea «real» –más que un eslogan, cabría acotar–. Y así será, garantizó, durante los próximos cuatro años.

Al tiempo, insistió en que serán «absolutame­nte estrictos en los controles que correspond­en» a la administra­ción, del tipo que sean. Un capítulo espinoso, en un momento en que, sin ir más lejos, el TSXG está tumbando todos los proyectos eólicos que cuentan con el beneplácit­o de la Xunta. Esa «desconfian­za de inicio», esa «postura contraria de oposición inicial y por si acaso», «sistemátic­a», que ya se cierne sobre proyectos como el de Altri en Palas de Rei –hoy empieza a hacer campaña en serio el BNG–, solo sirve para «emprobecer­se», porque supone «paralizar proyectos», el «progreso» en una palabra. Y que las oportunida­des emigren. En una «reacción en cadena», porque de los proyectos tractores «cuelgan muchos otros», advirtió.

«Estamos a favor de que las industrias se instalen en Galicia», reafirmó, al tiempo que pidió cabeza para advertir que este es el momento de «aprovechar las oportunida­des» que se presentan. Y no llevarse después las «manos a la cabeza» y buscar «culpables» cuando se dejen pasar. «No quiero buscar culpables, lo que quiero es buscar progreso», sentenció.

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