La Academia de Bellas Artes sigue interesada en el ‘Marianito’ de Goya
▶ Inaugura una exposición del artista e incorpora las planchas de sus grabados al recorrido del museo
La Academia de Bellas Artes es más que nunca la casa de Goya. En 2022 logró duplicar el espacio expositivo dedicado al maestro, que fue director de Pintura y director honorario de la institución. Sus cuadros ocupan las dos salas principales de la primera planta del museo de la Academia. Ese mismo año comenzó la restauración de las 228 planchas de sus estampas, como adelantó ABC en estas páginas: la retirada de los acerados, tras apreciar un grave deterioro en algunas de ellas. Excepto la ‘Tauromaquia’, pues las matrices de cobre están recubiertas de cromo.
Goya es una de las cumbres del grabado universal y uno de los tesoros de Calcografía Nacional en la Academia. Esas planchas de cobre fueron utilizadas por el maestro para grabar sus cuatro célebres series de estampas: los ‘Caprichos’ (80), los ‘Desastres de la Guerra’ (82), la ‘Tauromaquia’ (33) y los ‘Disparates’ (18 de las 22 conservadas; 4 están en el Louvre), incluidas primeras ediciones de todas ellas. Además, entre esas 228 planchas se hallan 13 matrices que corresponden a su primera serie gráfica, los aguafuertes de pinturas de Velázquez, y dos más sueltas: ‘El agarrotado’ y ‘San Francisco de Paula’.
Sentido crítico
Ahora, se suman nuevas noticias sobre Goya en la Academia. Por un lado, desde hoy y hasta el 23 de junio puede visitarse la exposición ‘Goya, el despertar de la conciencia’, que reúne 28 pinturas (diez de la Academia, dos del Prado y la mayoría de colecciones privadas), seis dibujos y casi la totalidad de sus planchas de cobre grabadas por Goya y sus correspondientes estampas. Por volumen, una de las más numerosas (si no la más) dedicada al artista. Comisariada por Víctor Nieto Alcaide, académico delegado del museo, es la segunda muestra de un proyecto puesto en marcha junto con el grupo italiano 24 Ore Cultura. La primera fue ‘Goya.
La rebelión de la razón’, en el Palacio Real de Milán. Esta segunda se centra en el momento en que despierta la conciencia y el sentido crítico del artista, que se relaciona con liberales ilustrados. «No es una exposición más de Goya –advierte el comisario–. Comienza a proyectar el sentimiento en sus trabajos, le interesa expresar en libertad, sin las trabas de los encargos». Así lo hace en los ‘Caprichos’, que edita por su cuenta. «Rompe con todos los estilos, desarrolla su propia pintura, siendo el precursor del arte contemporáneo. Reduce el color, está angustiado por lo que ocurre en el mundo. Es racionalista, pero su pintura es expresiva», dice Nieto Alcaide.
Hay préstamos destacados como el magnífico retrato de Jovellanos y ‘Vuelo de brujas’, ambos del Prado; ‘Joaquina Candado Ricarte’, del Museo de Bellas Artes de Valencia; obras de señeras colecciones privadas como la Fundación Casa Ducal de Medinaceli y la Colección del marqués de la Romana o el célebre ‘Marianito’, uno de los tres retratos que hizo de su nieto, único hijo de Javier Goya y Gumersinda Goicoechea. Propiedad de los herederos del duque de Alburquerque, desde enero de 2016 el cuadro se halla cedido temporalmente en depósito en el Museo Goya-Colección Ibercaja de Zaragoza. Pero tiempo atrás estuvo depositado durante 18 años en el Prado. La Academia de Bellas Artes andaba interesada en adquirir un gran cuadro de Goya. El Prado le ganó la partida y se hizo con ‘La condesa de Chinchón’. Y, cuando parecía que todo estaba listo para comprar el ‘Marianito’, Manuela Mena, entonces responsable de la colección de Goya del Prado, comenzó a discutir su autoría y la operación dio al traste.
No está a la venta
Hoy, el retrato que Goya hizo de su nieto cuelga en las salas de la Academia. Preguntamos a su director, Tomás Marco, si la institución sigue interesada en el cuadro. «Los herederos del duque de Alburquerque están dispuestos a hablar. Pero hay más posibilidades que la opción de compra, como los depósitos. La Academia mantiene el interés en esta obra y seguirá teniéndolo». De momento, el cuadro no está a la venta y, de estarlo en el futuro, no se sabe cuál sería su precio. Tampoco, si la Academia dispondría del dinero necesario. Y ni siquiera se sabe cuándo expirará el depósito en el Museo Goya de Zaragoza.
Alfredo Pérez de Armiñán, vicedirector-tesorero de la Academia, advierte que «Manuela Mena nunca discutió la autoría en un artículo científico y salieron al paso de sus opiniones otros historiadores del arte como Nigel Glendinning y Jesusa Vega. Desde entonces, la mayoría de la crítica considera que el ‘Marianito’ es de Goya. A la Academia le encantaría poder comprarlo». Tomás Marco añade: «Nosotros no tenemos duda de que es de Goya». En la cartela del cuadro en la exposición aparece como obra del maestro.
Otra de las novedades sobre Goya en la Academia es que las salas de Calcografía se suman a la exposición permanente del museo. Hasta ahora, solo se exhibían algunas planchas y grabados en el Gabinete Goya. En el futuro lo harán todas: la ‘Tauromaquia’ y los ‘Disparates‘, de forma permanente; los ‘Desastres’ y los ‘Caprichos’ rotarán. En la muestra se exhiben por vez primera las cuatro series completas, con sus planchas y las estampas correspondientes. Goya no pudo nunca verlas juntas. Solo faltan los 13 aguafuertes de pinturas de Velázquez y las dos estampas sueltas.
«Nosotros no tenemos duda de que el cuadro es de Goya», dice Tomás Marco, director de la Academia de Bellas Artes